Entre los negativos, los votos tan significativos como el del exministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, el del ministro de Energía, Panayotis Lafazanis –quien ya ha puesto su cargo a disposición de Tsipras–, o el de la presidenta del Parlamento, Zoé Konstandopulu.
En su intervención previa a la votación, el primer ministro griego había llamado a la unidad de su grupo parlamentario. «Yo no haría un favor a nuestros rivales para convertirse en un pequeño paréntesis en el tiempo», dijo Tsipras en alusión a declaraciones del conservador Nueva Democracia, que afirmó que el Gobierno izquierdista sería un paréntesis en la historia.
Recalcó que el Gobierno tenía tres opciones en la negociación, aceptar el acuerdo actual –en el que dijo que no cree pero que se ve obligado a aplicar–, una quiebra desordenada del país, o su salida consensuada de la eurozona, como propuso el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble. Tsipras insistió en que luchará hasta el final y dijo que será «el último que facilitará la caída de un Gobierno de izquierdas».
Al inicio del debate, también el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, pidió el respaldo al acuerdo, del que dijo no saber si va a aportar frutos positivos y reveló que su firma fue la decisión más difícil de su vida.
Las diferencias en Syriza no han impedido la aprobación el acuerdo que ha contado con el respaldo de buena parte de la oposición. En su discurso ante la Cámara, el presidente del conservador Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, aseguró que es mejor un mal acuerdo que ninguno y exhortó a Tsipras a aplicarlo él, pues es quien lo ha firmado.
«Votaremos el acuerdo y una vez salvado el país, lucharemos para mejorarlo» señaló el líder del centrista To Potami, Stavros Theodorakis, quien reiteró que no formarán parte del Gobierno.
Por su parte, la presidenta del socialdemócrata Pasok, Fofi Yenimatá, destacó que el apoyo de su partido es al acuerdo y no al Gobierno, al que acusó de haber empeorado la situación económica.
Este primer paquete incluye cambios y subidas en el régimen del IVA, nuevas medidas tributarias, el fortalecimiento del tratamiento penal de la evasión fiscal, reformas en las pensiones y la Seguridad Social, la garantía de la independencia de la oficina de estadísticas y la creación de una autoridad fiscal.
Más de la mitad de los miembros del comité central Syriza, Tsipras pidieron ayer al Gobierno rechazar el acuerdo. En una declaración conjunta, firmada por 109 miembros de los 200 de este órgano, señalan que el acuerdo es «incompatible con las ideas y los principios de la izquierda y sobre todo con lo que necesitan las clases más pobres». Ya han dimitido la ministra adjunta de Finanzas, Nadia Valavani, que ha argumentado que no es compatible ser ministro y a la vez estar en contra de una decisión gubernamental, y el secretario general de Economía, Manos Manusakis.
Teleconferencia del Eurogrupo
Superado el trámite parlamentario, los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona se reunirán este jueves por teleconferencia a partir de las 10.00 para discutir sobre un paquete de ayuda inmediata que necesita Grecia para hacer frente a sus vencimientos más urgentes, y para lo que Bruselas ha propuesto un crédito puente de 7.000 millones de euros.
Bruselas ha presentado una propuesta para utilizar el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSM, por sus siglas en inglés) para conceder un crédito puente de tres meses y 7.000 millones de euros. Este es un fondo que gestiona la Comisión Europea y que cuenta como aval con los presupuestos de la Unión Europea, por lo que necesita el visto bueno de los Veintiocho para ser activado. Inicialmente contaba con unos 60.000 millones de euros, pero tras ser empleado en los rescates de Portugal e Irlanda quedan disponibles 13.200 millones de euros, según fuentes comunitarias.