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JERUSALÉN

Israel responde a los ataques con medidas que aplicó en la Intifada

Israel cerrará barrios palestinos de Jerusalén Este, acelerará el derribo de casas de supuestos atacantes sin permitir su reconstrucción y prohibirá los funerales de los que mate, como respuesta a los atropellos y ataques con cuchillos por parte de palestinos. Algunas de estas medidas ya las aplicó en la segunda Intifada.

Israel ha decidido cerrar barrios palestinos en Jerusalén Este, que ocupa desde 1967, con la instalación de puestos de control, además de derribar las casas de los que considere autores de ataques sin permitir su reconstrucción, y revocar la residencia y otros derechos de los que disfruten como residentes en Jerusalén. Con estas medidas quiere responder a la ira palestina que en los últimos días se está expresando en una ola de ataques.

La destrucción de viviendas familiares de los atacantes fue una medida que Israel puso en práctica durante años en la segunda Intifada, pero acabó cancelándola por las protestas internacionales y locales, los recursos ante el Tribunal Supremo y el efecto bumerán que tenía entre los palestinos.

Además, el Gobierno israelí aumentará la dotación policial, reforzará la presencia militar con seis compañías del Ejército y destinará más de 80 millones de shekels (18 millones de euros) para reclutar 300 guardias adicionales para proteger el transporte público en Jerusalén.

El martes la muerte de dos personas en una parada de autobús por arma de fuego aumentó la alarma y ayer se produjeron otros dos ataques con cuchillos –los últimos de más de una veintena en 12 días– que se saldaron con la muerte de dos palestinos por parte de la Policía y una mujer israelí herida.

Desde ayer policías armados controlan uno a uno los vehículos que salen de Jabek Mukaber, barrio de Jerusalén este de donde provenían los dos atacantes del martes. Los controles añaden aún más resentimiento a los palestinos a sus ya difíciles desplazamientos. «Es habitual para nosotros», dice sarcástico, uno de los hombres parados en el control.

Desde el comienzo de mes, jóvenes palestinos han hecho estallar la ira de décadas de ocupación, vejaciones y colonización, agravada con las incursiones israelíes en la Explanada de las Mezquitas. Las fuerzas de seguridad y las agresiones de colonos han causado ya al menos 34 muertos, mientras los ataques palestinos, fuera del control de cualquier organización, han dejado siete fallecidos. Los funerales de las víctimas se convierten en expresión de la cólera y ayer, en el de Moataz Zawahra, de 28 años, su madre afirmaba que «solo estamos en el principio del camino. Mientras exista la ocupación, habrá mártires, prisioneros y heridos».

Abbas

Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas dijo apoyar una «resistencia popular pacífica», en una intervención en la que no se refirió al amago de dar por acabados los acuerdos de Oslo y dejar de colaborar con Israel en materia de seguridad. «No cederemos a la lógica de la tiranía, a las políticas de la ocupación y a la agresión del Gobierno israelí y de las bandas de colonos que actúan como terroristas contra nuestro pueblo, sus lugares sagrados, sus casas y ejecutan a niños a sangre fría», añadió.

Desde Líbano, el líder de Hizbulah, Hassan Nasralah, reiteró su «apoyo absoluto a los derechos de los palestinos y a su intifada».

 

El temor de los israelíes dispara las compras de armas de fuego

Ante una de las principales armerías de Tel Aviv, los coches se paran en doble e incluso triple fila, mientras en el interior los clientes se empujan ante el mostrador. Cada vez es mayor el número de israelíes que ha decidido armarse, mientras los colonos se han convertido en una fuerzar paramilitar. «La última vez que he visto tanta gente puede ser en los años 70. Nunca he visto tal estrés y pánico», dice el gerente, Iftach ben-Yehuda, que estima una demanda cuatro veces la normal y que ha decidido no cobrar las prácticas de tiro para «participar en el esfuerzo de seguridad público». GARA