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Salutregi, el director que se atrevió a mejorar ‘Egin’

Jabier Salutregi firmó como director de ‘Egin’ en el número 4.986 del diario, un 31 de mayo de 1992. Pocos meses después, el periódico parecía otro, tras un proceso de mejora y modernización impactante en la época. No, Salutregi no era un títere de ETA, sino un gran profesional que había relanzado el proyecto. Nunca se lo perdonaron.

Jabier Salutregi fue acusado y condenado en relación a ETA, y eso lo ha tapado casi todo estos años, incluso en la mente de aquellos que ven en lo sucedido una aberración y un intolerable ataque a la libertad de expresión.

Pero la persecución padecida por Salutregi tiene en el otro lado de la moneda el trabajo de un gran profesional, que fue capaz de coger un periódico ya avejentado y un tanto obsoleto y poner en el kiosco, mediante un ejercicio colectivo, un diario moderno y de calidad. Salutregi ha padecido cárcel injustamente, pero no sin una causa. Se atrevió no solo a seguir con un proyecto periodístico comprometido y enfrentado al poder, sino que lo mejoró notablemente.

Llevaba ya varios quinquenios en ‘Egin’, donde había sido redactor, jefe de la sección de política y redactor-jefe, cuando fue nombrado director del diario. Salutregi estampó su firma en la cabecera un 31 de mayo de 1992. Dentro de la redacción y la empresa latía ya con fuerza todo un proyecto de renovación del rotativo, que cristalizó poco después, el 8 de noviembre. Un trabajo ingente.


Primer ‘Egin’ firmado por Salutregi como director el 31 de mayo de 1992 y primera portada tras su renovación el 8 de noviembre del mismo año.

 

Ese mismo día, el periódico explicaba el proceso de renovación, iniciado meses atrás, explicaba algo mucho más laborioso y complejo que el mero cumplimiento de consignas de una organización clandestina. A la cabeza de aquello estuvo Jabier Salutregi, el director que introdujo el color, el editorial diario, una política de cuadernillos espectacular, un diseño moderno, un periodismo diferente… y que llegó incluso a poner la mancheta en vertical y, años después, colocar del revés la portada y toda la sección de deporte de los lunes. No, todo eso no podía hacerse limitándose a seguir directrices de no se sabe quién.

Basta leer la citada explicación sobre la renovación de ‘Egin’ ofrecida aquel 8 de noviembre de 1992, en el ‘Gure Gaia’ de las páginas 2 y 3, para desmontar tanta patraña: «El 2 de diciembre, hace apenas un año, se creaba un ‘comité de proyecto’ encargado del cambio del periódico y adaptarlo a las posibilidades técnicas que ofrecía la rotativa recién adquirida».


Portada doble de ‘Egin’ los lunes. En imagen la del lunes, 22 de junio de 1998

 

Se abría así, señalaba entonces ‘Egin’, «un importante proceso que ha implicado a todos los trabajadores del diario», y agregaba que «junto a la introducción de color, el nuevo diseño y la aparición de cuadernillos, hay un decidido intento de ofrecer a Euskal Herria un periódico abierto y crítico, imaginativo y audaz, con información diferenciada y de calidad».

Un potente producto

Ese primer número de la nueva era, firmado ya por Salutregi, concidió en domingo. El diario contaba con 144 páginas: el periódico propiamente dicho con la actualidad política, social, económica e internacional (48); un segundo lomo denominado ‘Egin2’ (32), con deporte, cultura y espectáculos; un suplemento dominical (48 páginas de formato periódico), y un cuadernillo de información local (16).

Con ese periódico arrancó la era de Salutregi, un producto muy potente que tuvo muchos avatares y altibajos, con enormes aciertos y también con errores, que fue acosado por tierra, mar y aire, hasta el día que fue clausurado ‘manu militari’. En ningún caso por el desapego de sus lectores.

De su vivencia en ‘Egin’ y de su visión sobre este proyecto y el periodismo en general, Salutregi ofreció una extensa entrevista para el libro editado por Gara en 2013 con motivo del decimoquinto aniversario de aquella clausura (‘Letras para la libertad; Egin, dos décadas de periodismo independiente’)