Alberto PRADILLA

Interés común de PP y PSOE

Ni PP ni PSOE están interesados en que se vincule el juicio por la «trama Gürtel» con la futura investidura de Mariano Rajoy. Aunque los primeros estén sentados en el banquillo y los segundos ejerzan la acusación particular, ambos comparten el objetivo de pasar de puntillas sobre una de las principales tramas de corrupción que se investigan en la actualidad. Es como un proceso constituyente vasco o catalán para la izquierda española, «ahora no toca».

Las razones son diferentes, aunque confluyen. En Génova, porque han entrado en modo «pelillos a la mar» y «la corrupción es cosa del pasado», que es el modo que tienen los impunes de reírse a la cara de la sociedad. En principio, recordar un modus operandi que parece heredado de tiempos de Vicente Naseiro, y que nunca ha sido juzgado en su totalidad, no favorece demasiado a la imagen del partido que se va a mantener en el Gobierno a pesar de que los casos de corrupción se le han multiplicado en los últimos años. Aunque quién sabe. Teniendo en cuenta que las encuestas le daban como ganador en unas terceras elecciones en las que sacaría mayor distancia al segundo, quizás tampoco preocupe demasiado. Es evidente que la corrupción está amortizada, al menos para el votante de derechas. Quien huyó a Ciudadanos para dar un susto al PP ya ha vuelto con el rabo entre las piernas y pidiendo perdón. Que una cosa es libertad y otra libertinaje y, total, «mejor que gestionen estos ladrones», que al menos saben hacerlo, que gente sin experiencia como Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid.

En Ferraz la situación es más complicada. En dos semanas Rajoy será presidente gracias al apoyo del PSOE. Si ya era difícil para la gestora que preside Javier Fernández vender ante sus bases una Gran Coalición, aunque sea a plazos, que ocurra en las semanas en las que Francisco Correa o Luis Bárcenas relatan al juzgado cómo se repartían el pastel de las obras públicas añade dramatismo.

Su líder circunstancial rechazó esta semana establecer una «barricada ética» ante el PP a pesar de la corrupción. Francisco Correa afirmó ayer que él solo es uno más dentro de una forma de actuar generalizada en el Estado. Que todos, y no solo el PP, estaban en el ajo. A mí esto me suena a huída hacia adelante y confiar en que los votantes se anestesien pensando en la gobernabilidad.