Idoia ERASO
URRUÑA
Elkarrizketa
MICHEL DESMURGUET
DOCTOR EN NEUROCIENCIAS COGNITIVAS

«Hasta los seis años, los niños no deberían de mirar pantallas»

Conocido sobre todo por su libro “TV Lobotomie: La vérité scientifique sur les effets de la télévision” imparte frecuentemente conferencias sobre los efectos de las pantallas en las personas en general y en los niños en particular. Precisamente para hablar sobre ese tema fue invitado el pasado jueves por el Ayuntamiento de Baiona a dar una charla sobre “Las pantallas y la primera infancia”.

¿Qué trabajo realiza un doctor en neurociencias cognitivas?

Es un campo muy amplio. Yo trabajo sobre la plasticidad cerebral, sobre cómo se desarrolla el cerebro, y cómo se repara después de una lesión. También sobre el modo en que los niños desarrollan las diversas funciones sensoriales y motrices.

En Baiona habló sobre las pantallas y la primera infancia. ¿Qué es lo que explicó?

Empecé a interesarme sobre el tema a través de mi trabajo, porque me di cuenta de que las pantallas tienen un efecto importante en la manera en la que el cerebro se organiza y en las competencias que el niño va a poder desarrollar o no. Me gustaría mostrarle a la gente que hay un consenso muy amplio en los estudios científicos sobre lo nocivas que son las pantallas para los niños pequeños.

¿Qué es lo que dice la literatura científica? ¿Cuáles son los efectos negativos?

Son muy amplios. Los efectos directos y más inmediatamente negativos son sobre el lenguaje, la atención, el desarrollo somático-corporal, también sobre el sueño, que se perturba. Hay otros efectos más indirectos, como que mientras hace eso no hace otras cosas que serían mejores para él o como el hecho de que se va a convertir en más sedentario, porque el sistema vascular se desarrolla también en esa edad.

Las pantallas no son un alimento eficaz para el cerebro, contrariamente a lo que nos cuentan: lo que es fundamental para el desarrollo del niño pequeño es la interacción humana. Es mejor dejar a un niño solo en su parquecito con sus cubos y sus juguetes que ponerle una pantalla en la mano.

¿Hay diferencias entre pantallas de tableta o de televisión?

Creo que tienen los mismos efectos negativos aunque en el caso de las tabletas no tengamos aún perspectiva temporal, ya que acaban de salir y no hay estudios al respecto. La televisión ya hace más de 60 años que la estudiamos y hemos podido observar los niños que han crecido con ella y en qué se han convertido a los 20 años.

Se dice que hasta dos horas ante las pantallas no es malo.

Entendámonos; todas las instituciones sanitarias importantes del planeta están de acuerdo en que antes de tres años tiene que ser cero horas y no se discute.

¿Y a partir de los tres años?

Esa clasificación es un gran problema. En lo que a mí se refiere, no sé si soy radical o no, pero hasta los seis años, nada de nada. No estoy aquí para decirle a la gente lo que tiene que hacer, yo doy los datos de la comunidad científica. Si me preguntas lo que hago yo, mi hija tiene 11 años y nunca ha tenido una tableta, y tampoco la va a tener, pero está estupendamente. Nunca ve la televisión, de vez en cuando vamos al cine, cuando me dice que en la escuela han hablado de un programa, vamos juntos a internet y lo vemos…

Si puedo permitirme dar dos consejos a los padres es que creo que cuanto antes se los ponga ante ellas, mayores consumidores serán después. Por lo tanto, intentar que sea lo más tarde posible.

El segundo es, que hay que explicarles las razones desde el momento en el que tienen capacidad de comprender, desde los dos años se le puede hacer. Los niños se van a sentir diferentes respecto a los que tienen acceso casi ilimitado, así que no lo entienden. Cuando lo entienden es mucho más fácil, y si dice que lo entiende pero que quiere hacerlo de todos modos, decirle que cada familia educa a sus hijos a su manera, y que tal vez esa otra familia no conoce esos datos.

Es por ello que le invitan a dar conferencias.

Lo que más me suele llamar la atención es la consternación de la gente al salir de la conferencia. Les resulta incómodo que cuando afirmo algo intente poner por un lado la opinión de un científico y por otro la de un periodista o algún otro tipo de experto, y mostrar así la diferencia. Todas las personas que conozco que están al corriente de lo que dicen los estudios científicos, no exponen a sus hijos a las pantallas. Hay una relación inversa importante entre el nivel socio-económico de los padres y la exposición de los niños a las pantallas.

Parece obvio que es algo de sentido común, pero no es así. Hay cosas que no se pueden adivinar, como que daña la atención del niño cuando usted está en el sofá viendo la televisión y él al lado. Tampoco el hecho de que la utilización precoz aumenta el riesgo de tener un accidente vascular cerebral cuando sea adulto… Estas cosas no se pueden saber, hay que ir a buscarlas en la literatura científica.