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Trump busca la revancha sobre su decreto islamófobo

Un tribunal de Richmond comenzó ayer a estudiar la apelación del Gobierno estadounidense contra el bloqueo judicial a su decreto antiinmigratorio. En este proceso, el presidente, Donald Trump, quiere tomarse la revancha a los sucesivos varapalos judiciales que ha recibido la norma islamófoba, que ha provocado el rechazo de estados gobernados por demócratas y de grupos sociales y económicos del país. La decisión del tribunal puede demorarse meses.

Después de haber sufrido en febrero y marzo duras derrotas judiciales por su decreto migratorio islamófobo, cuyas dos versiones fueron bloqueadas por los tribunales, el presidente de EEUU, Donald Trump, apuesta ahora por lograr su revancha en el juicio de apelación.

El caso, que opone al Gobierno y a asociaciones civiles para las cuales el decreto presidencial trata de manera discriminatoria a los musulmanes, comenzó a ser analizado ayer en Richmond (Virginia).

Jeffrey Wall, abogado del Departamento de Justicia que representa a la Administración, intenta persuadir a los jueces de que las restricciones al ingreso al país son parte de las potestades del presidente y que la norma es «vital» para la seguridad nacional.

Debido a la relevancia del caso, el tribunal federal se reúne directamente en pleno, con el conjunto de sus jueces activos, algo nunca visto en un cuarto de siglo. Los altos magistrados suman 15, pero dos se han apartado por iniciativa propia por potenciales conflictos de intereses, incluido el juez conservador J. Harvie Wilkinson, suegro de Wall.

A finales de enero, la primera versión del decreto había provocado fuertes reacciones en el mundo y un verdadero caos en los aeropuertos estadounidenses. Su aplicación fue suspendida el 3 de febrero por un juez federal de Seattle (Washington).

La segunda versión cerraba temporalmente las puertas del país a los refugiados del mundo entero y a los ciudadanos de seis países de mayoría musulmana, en vez de los siete de la versión precedente. Sus redactores la consideraban inatacable en el plano jurídico, pero fue bloqueada por un juez de Hawai y otro de Maryland.

Esta medida es la más controvertida de la Administración Trump, que afirma, sin prueba alguna, que la inmigración agrava la criminalidad en EEUU. Ha provocado la reacción de un vasto frente, en el que se incluyen estados gobernados por el Partido Demócrata, asociaciones humanitarias, militantes sociales y grupos económicos activos en las nuevas tecnologías, que emplean a numerosos extranjeros.

En cada revés judicial, Trump denuncia la «politización» de la Justicia y dice que continuaría su combate incluso hasta el Tribunal Supremo, para el que designó recientemente a un juez conservador.

Decisión incierta

La decisión del tribunal de Richmond no está clara. «Era el más conservador de los (13) tribunales de apelaciones federales pero se convirtió en más moderado, en parte porque el presidente Obama designó en él nuevos jueces», explicó a AFP Carl Tobias, profesor de Derecho en la Universidad de Richmond. «La decisión podría tener lugar de aquí a seis meses. Hay una urgencia evidente en que el fallo se pronuncie lo más rápido posible, pero tomará más tiempo porque habrá puntos de vista diferentes» entre los magistrados, subrayó.

La apelación al fallo de Hawai será examinada dentro de una semana por un colegio de tres jueces federales en Seattle (Washington). El Tribunal de Apelaciones de Richmond tratará a su vez el fallo del 16 de marzo del juez de Maryland Theodore Chuang, quien suspendió la aplicación del decreto tras tomar nota de la retórica antimusulmana de Trump desde la campaña electoral.

 

Obama pide coraje para mantener su reforma sanitaria

El expresidente de EEUU Barack Obama pidió «coraje político» a los miembros del Congreso para impedir la derogación de la reforma sanitaria que él impulsó, después de que la Cámara de Representantes aprobara el jueves un proyecto de ley con ese fin, la primera victoria legislativa del actual presidente. En su intervención en los Premios Perfiles de Coraje, Obama elogió a los legisladores que votaron a favor de su reforma hace siete años. «Hicieron lo correcto, hicieron lo difícil, ellos fueron perfiles de coraje», afirmó. Pero también arremetió contra quienes siguen las doctrinas de partido sabiendo que perjudican a los más débiles. «Es mi ferviente esperanza, y la de millones de personas, que independientemente del partido, ese coraje sea todavía posible. Que los miembros de hoy del Congreso estén dispuestos a mirar a los hechos y decir la verdad, incluso cuando eso va contra los dogmas de su partido», apuntó Obama. El texto tiene que ser todavía aprobado por el Senado, donde le espera un camino más complejo.GARA