El PSOE tiene un enorme trabajo interno para intentar cerrar heridas y recomponer equipos tras la victoria de Pedro Sánchez en las primarias. Sin embargo, las cosas se mueven ya claramente en su esfera exterior. En Madrid hubo dos señales de que la legislatura en marcha cambia de parámetros: por un lado, Mariano Rajoy compareció para negar que piense anticipar los comicios, y por otro Podemos anticipó que retiraría su moción de censura –ya registrada– si el PSOE impulsara una, e incluso Pablo Iglesias habló telefónicamente con Sánchez de ello.

No es habitual que Rajoy aparezca ante los medios tras las reuniones de la dirección del PP de los lunes. Pero ayer decidió hacerlo para reiterar una y otra vez el mensaje de que no adelantará las urnas, pese a una precariedad que se acrecienta ahora con ese vuelco en el PSOE. «Para el PP todo sigue igual –dijo el inquilino de La Moncloa–. Hablaremos con el PSOE si quiere y nos entenderemos si quiere». En caso contrario, esgrimió que ya han mostrado capacidad de «sacar temas importantes», como los presupuestos, el techo de gasto o el decreto de la estiba. En ello tienen un papel fundamental Ciudadanos y el PNV.

El exministro de Interior Jorge Fernández Díaz abundó en ello: «La estabilidad se garantiza en la medida en que se aprueben los presupuestos», destacó tras recordar los acuerdos ya cerrados con C’s, PNV y Coalición Canaria y la probabilidad de lograr el voto 176 para las cuentas de 2017 con el diputado de Nueva Canarias Pedro Quevedo.

También Ciudadanos, socio prioritario de Rajoy, ratifica la línea actual. Para Albert Rivera, «no hay motivo para buscar otra mayoría» salvo que hubiera una imputación de Rajoy por corrupción. Añadió que «me consta de primera mano» que el líder del PP no quiere acabar la legislatura antes de tiempo.

La oposición se mueve

Aunque el bloque gobernante aparente calma, en la oposición se desataron movimientos sin demora. Podemos filtró que su líder, Pablo Iglesias, y el resucitado Sánchez hablaron por teléfono de coordinar estrategias como la moción de censura. El cruce de opinones desembocó en un compromiso mutuo de «respetar las estrategias diferentes de cada organización sobre cómo hacer oposición» a Rajoy. Por delante va Podemos, con la moción que será calificada hoy por el Congreso y que salvo un giro inverosímil el PSOE no apoyará. Pero la formación morada ya verbaliza que está dispuesta a aparcar ese intento si Sánchez tuviera propósito de presentar la suya.

Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, lo resumió así: «Las palabras se las lleva el viento. Registrar una moción de censura es un hecho. Si ese hecho se produce, no un compromiso ni una promesa sino un hecho, nosotros retiraríamos la nuestra para intentar hacer viable aquella moción que haya presentado el PSOE, que tiene más diputados que Unidos Podemos y que aumentaría la viabilidad»

Durante la campaña de estas primarias, una de las bazas dialécticas más potentes de Sánchez ha sido recordar que la dirección federal no ha impedido uniones de gobierno contra la derecha en muchos puntos (desde Madrid a Nafarroa), por lo que no es coherente vetarla en el Gobierno estatal. El portavoz de su campaña y alcalde de Valladolid, Oscar Puente, aseguró ayer que «Sánchez no renunciará a gobernar buscando alianzas con las fuerzas con las que tiene compatibilidad en aspectos esenciales, como las políticas sociales y de igualdad».

Otro tanto esperan formaciones contrarias al PP como el BNG, cuya portavoz, Ana Pontón, expresó ayer su confianza en que la elección de Sánchez conllevará «cambios de posicionamiento» del PSOE. Puso el dedo en la llaga al manifestar que en estos últimos meses, tras recibir vía libre de Ferraz hacia La Moncloa, Mariano Rajoy «está gobernando como si tuviera una mayoría absoluta» puesto que «no ha derogado ni una sola de todas las reformas tan lesivas que se pusieron en marcha en la pasada legislatura».

El barullo del PSOE

No obstante, parece claro que antes de tomar pasos de tal envergadura Pedro Sánchez tendrá que poner en orden el partido y apuntalar su posición, que siguió poniéndose en duda ayer desde tribunas de prensa o tomando como argumento la intervención de Susana Díaz el domingo noche, en que ni citó el nombre del ganador. Ayer, de vuelta en Sevilla, sí prometió «estar al lado de Pedro y arrimar el hombro». Lo mismo hizo algún otro notable como el exlíder José Luis Rodríguez Zapatero. Otros como Felipe González o Alfredo Pérez Rubalcaba se han quedado mudos.

A las dificultades objetivas para conformar direcciones (sus fieles en el Congreso eran hasta ahora un grupo reducido) se suma el calendario de congresos. Para el federal de junio Sánchez deberá llevar una plancha de dirección, sin opción de alternativa al haber sido designado ya secretario general, pero habrá que ver qué grado de adhesión logra para entonces. Luego se pondrá en marcha la rueda de congresos autonómicos y provinciales, a lo largo del verano. El PSOE de Andalucía movió ficha ayer mismo, anunciando primarias a su secretaría general a partir del 19 de junio, a las que se da por seguro que concurrirá Susana Díaz intentando apuntalar así su poder allí.

En Euskal Herria, el retorno de Sánchez no generará problemas, dado que las simpatías se repartían entre él y Patxi López. Las líderes Idoia Mendia y María Chivite saludaron el resultado.

REACCIONES DENTRO DEL psoe

«Si queremos ganar, Sánchez debe hacer discurso moderado socialdemócrata»

JESÚS EGUIGUREN

Expresidente del PSE

«La lealtad debe ser compatible con un proyecto propio del socialismo vasco»

IDOIA MENDIA

Secretaria general del PSE

«La victoria de Sánchez avala cómo trabajamos aquí, con participación»

MARÍA CHIVITE

Secretaria general del PSN

«Algunos deberían disculparse ante la militancia, dejaron de representarla»

ADRIANA LASTRA

Coordinadora campaña Sánchez

«La expresión de los militantes es inequívoca, hay que saber ganar y perder»

JOSÉ L. RODRÍGUEZ ZAPATERO

Exlíder y expresidente español