Agustín GOIKOETXEA
BILBO
Elkarrizketa
JORDI CUIXART
PRESIDENTE DE òMNIUM CULTURAL

«La cohesión social es la que nos permitirá lograr la República catalana»

Preside una de las organizaciones de la sociedad civil que se ha convertido en actor en favor del Estado propio. A pesar de las amenazas y de la represión en forma de multas, Jordi Cuixart confía plenamente en el compromiso del pueblo por instaurar la República catalana. El sábado estuvo en Bilbo para apoyar a Gure Esku Dago, ayer en Montjuïc para respaldar el referéndum.

Catalunya está a las puertas de un referéndum sobre su futuro, ¿se enfrenta a algún obstáculo insuperable?

A lo largo de los años, no solo en la recuperación de la democracia sino también durante la República y en la resistencia antifranquista, hemos demostrado de una manera sobrada que no hay ningún obstáculo insuperable. Son más de 300 años desde que comenzó a prohibirse sistemáticamente hablar la lengua catalana y, en cambio, hemos resistido a dos estados tan potentes como el francés y el español. Hemos conseguido, independientemente de la lengua que hablemos, que el catalán esté totalmente normalizado.

Cuando hablamos de luchas compartidas y de éxitos colectivos, nos referimos a esto. Al hecho de que en su día el pueblo catalán recuperó la Generalitat del president Tarradellas, que es anterior a la Constitución española pero que en cambio fue una lucha y una reivindicación colectiva. Todo lo que hace referencia a las cotas de autogobierno: la recuperación de la Policía autonómica o el mismo modelo de escuela catalana, que es un éxito reconocido a nivel europeo, es también un gran logro colectivo. No hay ningún obstáculo insuperable.

Tras la convocatoria por parte del president Puigdemont, usted ha pedido «serenidad y coraje». ¿A qué se refiere?

Estamos viviendo un momento histórico como país. Seguro que después de la recuperación de la democracia, que hemos visto que es muy débil y que en realidad no responde a las aspiraciones nacionales y sociales, nos estamos enfrentando a uno de los momentos más críticos, en el sentido positivo de la palabra, de nuestra historia colectiva. La serenidad es toda una llamada a preservar la cohesión social, que es la parte más importante que tenemos como sociedad y lo que nos va a permitir lograr esa República catalana.

El Estado español sabemos que no es un estado, y hoy aún menos, que entienda la diversidad como una riqueza, que entienda el derecho a decidir como un derecho legítimo, democrático y positivo. Por tanto, hacemos esta llamada al coraje porque es lo que debemos de tener muy presente. Los próximos meses serán muy definitorios en lo que estamos haciendo todos juntos. Serenidad y coraje nos parecen las dos caras de una misma moneda.

Con la vista en octubre, ¿es posible aún una «tercera vía»?

La «tercera vía», que en su día nació del movimiento más federalista, necesita de una reforma estructural del Estado español y, hoy por hoy, es imposible. Una parte del movimiento independentista nace de la reivindicación legítima de la ciudadanía de tener un estado propio porque el Estado español ha renunciado a defender los intereses de las clases populares en Catalunya. La tercera vía hace ya muchos años que quedó en vía muerta.

«La democracia es imbatible», ¿y la irracionalidad unionista?

El unionismo pretende privarnos de un derecho supremo que tenemos la ciudadanía. Es el de poder decidir por ti mismo lo que quieres ser y cómo te quieres relacionar con el mundo. Uno de los mayores problemas de las opciones anti-independentistas, que son legítimas, es el hecho de no querer escuchar la voz del pueblo, que la gente se pueda expresar con toda normalidad y tranquilidad. Quizá eso sea lo que más me sorprende, por qué no escucharnos. Si tú estás muy convencido de lo tuyo, lo que quieres es escuchar al otro, porque sabes que tus opciones tienen muchas posibilidades de ganar.

¿Será la comunidad internacional pieza clave en lo que suceda hasta el 1 de octubre?

Antes de la celebración del referéndum es muy difícil que la comunidad internacional, de una manera pública y notoria, tome partido. Estamos seguros de que la cuestión catalana está encima de la mesa de la mayoría de los gobiernos de la UE, del mundo entero. Al mismo tiempo, es lógico que no se posicionen hasta que no se produzca este mandato democrático. Desde la tranquilidad, sabemos que ahora todo depende del pueblo de Catalunya. Las propuestas de diálogo hacia el Estado español han sido múltiples, notorias y en todas las direcciones, y no ha habido ningún tipo de voluntad política. La comunidad internacional va a reaccionar en el momento que Catalunya tenga un resultado encima de la mesa.

No podemos obviar que somos una potencia a nivel económico. Hay cerca de 7.000 empresas multinacionales, esto supone un gran poder económico, a parte de lo que implica el PIB de Catalunya en el conjunto del Estado español. Es obvio que hay una UE que demuestra que los intereses económicos están desafortunadamente a veces por encima de los intereses de la sociedad.

Hace una década, con el Plan Ibarretxe, Euskal Herria parecía estar por delante de Catalunya en esta demanda de soberanía, ¿qué cree que le falta ahora para despegar?

Països Catalans y Euskal Herria no están compitiendo entre ellos, al contrario, la solidaridad es la ternura de los pueblos. Son dos luchas hermanas. En el caso de Euskal Herria, con todo respeto, sí es verdad que está viviendo un proceso, que estamos viendo con gran expectación: de reconciliación, el proceso que culmina con el desarme de ETA, la reivindicación del acercamiento de los presos, y también de búsqueda de la solución política al conflicto.

Los principales factores de éxito de los Països Catalans, en este caso solo del Principat de Catalunya, que han sido la transversalidad, la unidad, la generosidad, tener la capacidad de generar grandes consensos alrededor del derecho a decidir, son ingredientes que desde la modestia también pueden ser muy útiles en Euskal Herria. Euskal Herria ha mostrado en momentos muy importantes de su historia que esta capacidad de llegar a grandes acuerdos también la tiene. Toda nuestra solidaridad y voluntad de que algún día podáis votar en un referéndum de autodeterminación.

¿Es un problema para Catalunya que no haya un «segundo frente» vasco presionando a Madrid?

En los últimos meses, hemos visto que el papel de algunos políticos en el Congreso español no representa la voluntad mayoritaria del pueblo vasco en lo que hace referencia al conflicto catalán. Sí que queremos poner de manifiesto que algunas actitudes las hemos encontrado muy poco adecuadas y muy insolidarias pero, al mismo tiempo, insisto, no nos van a enfrentar entre pueblos. La historia de Euskal Herria y Països Catalans está muy interrelacionada y no nos van a enfrentar. Sí es verdad que el PNV, en lo que hace referencia a la historia de Catalunya, siempre ha estado a la altura de las circunstancias mayoritariamente. El pueblo de Catalunya respecto al vasco también, con alguna excepción; CiU aprobó la Ley de Partidos.

La situación es crítica. Lo que pedimos a la comunidad internacional, y también a Euskal Herria, es que respeten nuestro derecho a decidir nuestro futuro y que, en ningún caso, el conflicto catalán sea moneda de cambio de negociación política por ninguna de las partes.