Ramón SOLA

Hasta el PP se declara incómodo con el alejamiento de los presos en el debate de Madrid

El debate inédito sobre cambios en la política carcelaria ayer en Madrid constató que incluso PP y C’s ven cerca la hora de acabar con el alejamiento de presos vascos.«En cuanto ETA se disuelva, claro que sí», dijo Iñaki Oyarzábal tras quejarse de la «leña» que reciben por esto. EH Bildu insta a hablar ya de excarcelaciones.

El debate en la Euskal Etxea de Madrid reunió a representantes de seis formaciones. (J.DANAE / ARGAZKI PRESS)
El debate en la Euskal Etxea de Madrid reunió a representantes de seis formaciones. (J.DANAE / ARGAZKI PRESS)

La propia celebración de un debate sobre acercamiento de los presos vascos en Madrid, y con importantes representantes de las seis principales fuerzas, es noticia por sí misma. Pero tras dos horas de discusión, ayer noche en la Euskal Etxea bajo la batuta de Ana Terradillos (Cadena Ser), se extraen además otras conclusiones nuevas. La principal, que incluso los mayores adalidades de esta práctica, como el PP, entienden agotada esta práctica (no por humanidad sino por utilidad) y se preparan para su final.

Iñaki Oyarzábal (PP) fue claro ya en su primera intervención: «En cuanto ETA se disuelva, ya no tiene sentido la dispersión, habrá acercamiento y a partir de ahí nuestra legislación permite una vía de reinserción individual». Y a continuación se sinceró reconociendo cierto fastidio, aunque también orgullo: «Hemos tenido una posición complicada, hemos recibido mucha leña por esto, pero creíamos que había que mantener el tipo para que no se produjera una marcha atrás [en la decisión de ETA]».

Llamó la atención que se hablara del alejamiento casi en pasado. La pregunta inicial de Terradillos fue si ya es hora de debatir del fin de la dispersión, pero el interrogante quedó superado por intervinientes como Odón Elorza: «Se dan las condiciones para abordarlo. Ya no hay motivos para que no haya acercamiento, gradual y con un acuerdo político en el que siempre estará el PSOE». Se declaró «optimista» el diputado donostiarra, al igual que otros contertulios, y en su caso lo justificó en la existencia de diálogo entre los gobiernos de Madrid y Gasteiz sobre este tema y en que «ETA tomará su decisión». Elorza vaticinó incluso que la transferencia de prisiones será realidad «a un año vista».

El tercer jugador en esta partida entre los ejecutivos es el PNV. Su diputado Mikel Legarda estuvo más comedido, pero también preguntó en voz alta «qué razón hay ahora» para mantener el alejamiento, sin querer entrar en la disquisición sobre si sirvió o no en estos 28 años. PP, PSOE y Ciudadanos –representado por Miguel Gutiérrez– habían apuntado efectos positivos. Por contra, en un momento Oyarzábal admitió el «fracaso» de la «vía Nanclares» a la que dijo que se han acogido 23 presos y presas en total, si bien culpó de ello a José Luis Rodríguez Zapatero por dar a los encarcelados perspectivas de «salida colectiva».

Jon Iñarritu (EH Bildu) fue la voz que puso sobre la mesa la sangría humana y económica que provoca esta práctica –algo que también había expuesto Terradillos en la introducción–, mientras Eduardo Santos (Podemos) prefirió poner el acento en que el alejamiento «no tiene fundamento legal».

Acercamiento sí, pero ¿hasta dónde? Terradillos se quejó de que PP y PNV hubieran desmentido su reciente información sobre diálogo en torno a un plan para traer a los presos vascos a un radio de 250 kilómetros, y ratificó su exclusiva. Surgió entonces el interrogante de por qué no a Euskal Herria. «No hay cárceles para todos», saltó Iñaki Oyarzábal. Cuando el resto le replicó que ese argumento es falso, se revolvió enfadado: «¡Sí hombre, ahora los vamos a meter a todos juntos!».

Excarcelar, «provocación»

Si en torno al fin de esta política apareció un consenso mayor del previsible, la introducción en la agenda de la cuestión de las excarcelaciones por parte de Iñarritu hizo que el resto pusiera pie en pared. Especialmente indignado se declaró Odón Elorza, que calificó de «provocación» plantearlo. Iñarritu citó los casos de Irlanda o de Colombia y dejó caer también están en la calle los escasos encarcelados por los GAL, lo que enfadó aún más al diputado del PSOE.

El otro rifirrafe, menor, surgió curiosamente entre Oyarzábal y Legarda. Al del PP no le gustó que el diputado jelkide insistiera en la conveniencia de un «final ordenado», y menos todavía que le animara a hablar de este tema «con menos emoción». «¡Es que no robaban gallinas, han matado a un montón de gente! Y vosotros mientras gobernábais. Y le aprobásteis ocho presupuestos a Zapatero, ¡le podíais haber pedido que trajera a los presos como condición!».

Con todo, Oyarzábal se declaró «muy optimista» en el cierre del debate. «Necesitamos solo el empujón final para que cierren la persiana. Ahí se abrirá un camino de flexibilidad, pero siempre con una ETA acabada».