María SUÁREZ

EL PARTIDO LABORISTA GANARÍA HOY LAS ELECCIONES EN GRAN BRETAñA

Si se celebrasen elecciones en Gran Bretaña, la ciudadanía apostaría por el cambio. YouGov pronostica una victoria laborista con un 43% de los votos. El laborismo ha visto fortalecidas las alabanzas a sus puntos fuertes y las críticas a la ambigüedad con el Brexit.

Las palabras de Jeremy Corbyn en el cierre del congreso del Partido Laborista de 2017 en Brighton han sido objeto de análisis durante todos estos días en Gran Bretaña. El líder laborista, en un discurso confiado y optimista, aseguró que «ahora el laborismo es la principal corriente política del territorio», convencido de que el centro de la política británica se ha desplazado hacia la izquierda porque «lo que la mayoría de la ciudadanía de este país quiere son políticas de izquierdas».

Recientemente, una encuesta de la empresa YouGov para el diario “The Times” alentaba esta afirmación, al reflejar que un 83% de la población apostaba por nacionalizar la gestión del agua, un 77% desea que la electricidad y el gas pasen a manos públicas o que un 76 % de los encuestados considera que el servicio ferroviario del territorio debe ser gestionado por el estado.

De hecho, el último estudio de YouGov sobre intención de voto otorgaba la victoria en unas hipotéticas elecciones a la formación de Jeremy Corbyn, que obtendría un 43 % de los votos frente al 39 % de las papeletas a favor del Partido Conservador de Theresa May.

Las buenas predicciones unidas a las horas bajas por las que pasa el ejecutivo conservador –un gabinete dividido debido a la estrategia sobre el Brexit y una primera ministra muy tocada políticamente desde el fallido órdago electoral del mes de junio– han fortalecido a Jeremy Corbyn.

Aunque en Gran Bretaña a nadie se le pasa por alto que esa renovada confianza en sí mismo expresada cara al público viene a raíz de los resultados obtenidos en las elecciones pasadas.

«Es sorprendente lo que pueden hacer unas elecciones. Incluso si las pierdes», señalaba el editorial del diario “The Guardian” al día siguiente del cierre del congreso, recordando que el Partido Laborista, técnicamente, perdió las elecciones al no obtener los suficientes escaños para formar un gobierno. Sin embargo, obtuvo los mejores resultados desde 2001 en número de votantes. Todo ello ha acallado las críticas contra Jeremy Corbyn en el seno del partido, aunque ello no significa que hayan desaparecido.

Según el periodista Phillip Collins, columnista habitual de “The Times”, «el silencio de los laboristas moderados es vergonzoso». Precisamente los laboristas moderados pusieron a Corbyn ante una moción de confianza –que terminó perdiendo– el año pasado.

Por eso, hoy en Gran Bretaña la opinión pública se sorprende por lo que puede cambiar la situación del «corbynismo» y su líder en tan solo un año. Sin embargo, las divisiones han disminuido pero no han desaparecido.

Ambigüedad en el Brexit

El Brexit es uno de los capítulos donde el Partido Laborista debe de consensuar una estrategia común y oficial. La falta de consenso de cara a algunos aspectos es notable, tal y como se aprecia en las últimas afirmaciones de sus principales líderes.

La secretaria de Estado en la sombra, Dianne Abbot, se ha mostrado «satisfecha con el período de transición de dos años» propuesto por Theresa May después de que Gran Bretaña abandone la Unión Europea.

Al mismo tiempo, el ministro del Brexit en la sombra, Keith Starmer, apostaba por alargar el período de transición unos tres o cinco años. Poco después, Jeremy Corbyn prefirió no poner una cifra exacta para la duración de ese período de transición. Precisamente es esa ambigüedad la que hace que el Brexit pase de puntillas por los círculos laboristas.

A pesar de ello, el Partido Laborista está viendo cómo la oportunidad de avanzar hacia Downing Street se abre de nuevo. Sin embargo, la mayoría de analistas políticos coinciden en que no es lo mismo contentar a las masas congregadas en Brighton que a la sociedad británica en general y resulta complicado mantenerse de manera indefinida en la cresta de la ola, sobre todo cuando el horizonte electoral todavía no se conoce. Los laboristas confían en una victoria en otras elecciones anticipadas que se convocarían tras el Brexit, aunque de momento no hay nada escrito.

Pero la deriva hacia la que navega el Partido Conservador estos meses favorece a las políticas de izquierdas. Ayer mismo, quien fuera ministro conservador de Universidades David Willetts advirtió a Theresa May de que su formación «tiene el riesgo de perder los votantes jóvenes, si el partido Conservador no aborda los actuales problemas que afectan» a este espectro de población, principalmente los relacionados con el pago de las rentas de alquiler.

Según el diario “The Guardian”, los jóvenes británicos de entre 25 y 34 años gastan más dinero en pagar una renta que una hipoteca. Precisamente una de las promesas que el líder laborista realizó en nombre de su formación es un cambio de la política de vivienda.

En cualquier caso, esta semana la lupa estará puesta sobre los tories que desde ayer celebran en Manchester el congreso anual del Partido Conservador. Una cita a la que Theresa May acude bajo las miradas divididas de los miembros de su partido, tal y como acudió Jeremy Corbyn al congreso laborista del año pasado.