GARA
washington

Trump pone la economía en el centro de su estrategia de defensa nacional

La estrategia de seguridad nacional que presentó ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sitúa la economía en el centro de sus acciones y pone a China y Rusia en el punto de mira, dejando de lado amenazas ligadas al cambio climático.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump presentó ayer los desafíos de seguridad nacional, colocando el frente económico en el centro de su estrategia, con China en el punto de mira.

«China y Rusia desafían el poder, la influencia y los intereses de EEUU y están tratando de socavar la seguridad y la prosperidad de EEUU», sostiene el documento, con un lenguaje particularmente agresivo.

Los dos países «están decididos a hacer las economías menos libres y abiertas, a incrementar sus ejércitos y controlar la información para reprimir a sus sociedades y expandir su influencia. China y Rusia quieren crear un mundo que sea la antítesis de los valores y los intereses de Estados Unidos», añade el documento.

Según el texto, China quiere expulsar a EEUU de la región el Indo-Pacífico, mientras Rusia busca debilitar la influencia estadounidense en el mundo y crear divisiones con sus aliados y socios.

Trump, que, desde el clima hasta el libre comercio, ha marcado una neta ruptura con su predecesor Barack Obama, alejándose de compromisos multilaterales, presentó un documento que afirma la convicción de que la competitividad económica es un «tema de seguridad nacional» y la determinación de la administración de luchar por los intercambios equilibrados, en particular con China. «La mejor arma que tenemos es la fuerza de nuestro PIB», explicó un alto cargo de la Administración Trump, citando una frase del secretario de Defensa, Jim Mattis.

Antes del discurso de Trump, Pekín había afirmado que esperaba que «contribuya a mejorar la confianza mutua entre China y EEUU». Muchos elementos prueban que las relaciones económicas entre ambos países son «mutuamente beneficiosas», subrayó Hua Chunying, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores.

Más allá del debate económico, la visión de Trump se desmarca de la de sus predecesores, tanto demócratas como republicanos, en la cuestión de la seguridad interior y del control de las fronteras.

El documento identifica cuatro prioridades vitales: proteger el territorio estadounidense, promover la prosperidad, preservar la paz gracias a la fuerza y hacer progresar la influencia de EEUU.

Por otro lado, el Gobierno estadounidense no considera el cambio climático una «amenaza a la seguridad». Trump, que ya llegó al poder cuestionando el calentamiento global como efecto de la acción humana, anunció el retiro de EEUU del acuerdo de París sobre el clima firmado por cerca de 200 países.

A finales de setiembre, en la ONU, Trump pronunció un discurso en el que insistió en la soberanía de EEUU, pero no dejó traslucir una verdadera «doctrina Trump» sobre el lugar de EEUU en el mundo. Obama había apuntado el desafío climático como una cuestión de seguridad para el país y que afectaría a la forma en que su ejército debía defenderlo. También había advertido sobre la tentación de tomar decisiones apresuradas en la gestión de las crisis internacionales.