El secretario general de la Liga Árabe, Ahmed Abulgueit, adelantó ayer que los países llevarán a la Asamblea General de la ONU el proyecto de resolución vetado el lunes por EEUU en el Consejo de Seguridad.

El texto pide a Washington dar marcha atrás al reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, como un mensaje de «unión por la paz», que sea vinculante para todos los organismos de la ONU. En declaraciones a los medios, Abulgueit expresó su «extrema indignación» por el veto de EEUU a la resolución, frente a 14 votos favorables, lo que calificó de «desafío flagrante ante un caso raro de consenso internacional».

Hamas criticó el veto estadounidense e instó a la Autoridad Palestina (ANP) a poner fin a los Acuerdos de Oslo.

«La Administración estadounidense es un ejemplo de la política de autoritarismo sobre las instituciones internacionales y sus decisiones». Reiteró que «Jerusalén es la capital eterna del pueblo palestino» y que «ninguna decisión estadounidense o israelí cambiará este hecho».

Pidió «acciones inmediatas» a la comunidad internacional «para evitar cualquier acción que afecte a la ciudad santa», haciendo responsable a Washington de las consecuencias derivadas de sus «decisiones imprudentes».

La condena al veto también llegó de la oficina del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que anuncia igualmente nuevas «medidas» tanto en la ONU como en otras instituciones internacionales «para defender los derechos de la población» palestina.

El portavoz de Abbas, Nabil Abu Rudeiná, advirtió de que el veto «va en contra del consenso internacional, contraviene las resoluciones de la comunidad internacional y del Consejo de Seguridad y representa un alineamiento completo con la ocupación y la agresión».

Muerte de discapacitado

Por otra parte, el alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra'ad al Hussein, denunció la muerte del activista discapacitado palestino Ibrahim Abu Thurayeh durante una manifestación en Gaza en contra de la decisión de Donald Trump.

Este joven de 29 años perdió ambas piernas en un bombardeo israelí en 2008, en el marco del operación Plomo Fundido. El pasado viernes, soldados israelíes le dispararon en la cabeza mientras participaba en una manifestación cerca de la valla.

Zeid recordó que las normas internacionales de derechos humanos limitan claramente el uso de la fuerza en protestas o manifestaciones, y que las armas reales solo pueden utilizarse para proteger la vida, «pero en este caso nada apunta a que Abu Thurayeh podía representar una amenaza». El Ejército israelí respondió que no cometió «ningún fallo moral ni militar».