Beñat ZALDUA

Un largo periplo europeo que no podía sino acabar en Ginebra

No están todos los que son, pero son todos los que están. Desde que la izquierda abertzale presentó en 2009 en Altsasu y Venecia su apuesta por un proceso pacífico y democrático basado en los principios Mitchell, este camino obstaculizado con empeño desde Madrid ha encontrado importantes apoyos a lo largo y ancho de Europa, tal y como recoge con detalle Iñaki Egaña en el libro “El desarme, la vía vasca”. Sin olvidar otros apoyos de peso como los llegados desde EEUU (Bill Clinton y Jimmy Carter) Sudáfrica (Fundación Nelson Mandela, Desmond Tutu), Uruguay (Pepe Mujica) o Brasil (Lula), los movimientos en el continente europeo reflejados en el mapa ayudan a dar cuenta de la dimensión de lo ocurrido en menos de una década.

 

INGLATERRA

Londres acogió también, junto a Amsterdam y Ginebra, algunas de las reuniones exploratorias que siguieron a la Declaración de Bruselas. Además, Jonathan Powell, ex jefe de gabinete de Tony Blair y negociador con el IRA y el Sinn Féin en el norte de Irlanda, ha sido uno de los principales artífices e impulsores de todo el proceso, empezando por su presencia en la Conferencia de Paz de Aiete.

 

IRLANDA

No descubriremos ahora las relaciones que a lo largo de décadas han acercado a vascos e irlandeses. Baste recordar, en este pequeño ejercicio histórico-geográfico, la inspiración que supuso durante años el proceso de paz en el norte de Irlanda (de ahí vienen los principios Mitchell, sin ir más lejos), aunque uno de sus protagonistas ya mencionados, Jonathan Powell, puede acreditar con creces la diferencia en la forma en la que se encaró en Londres y en Madrid la opción de la paz.

Tampoco se puede olvidar, llegados hasta aquí, que dos de los seis representantes internacionales en Aiete eran irlandeses. Concretamente, firmaron la Declaración el hasta hace poco líder de los republicanos, Gerry Adams, y el ex primer ministro irlandés Bertie Ahern.

 

NORUEGA

Tras la Declaración de Aiete –firmada también por la ex primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland– y el consiguiente anuncio de ETA del cese definitivo en octubre de 2011, el país nórdico se convirtió en el discreto anfitrión de lo que se pensaba que, una vez desparecida de la ecuación la lucha armada, podría ser la negociación definitiva para resolver las consecuencias del conflicto.

A través de la mediación, de nuevo, del Henri Dunant Center for de Humanitarian Dialogue, el Gobierno noruego se comprometió a alojar una delegación de ETA a la espera de que el Gobierno español se aviniese a entablar conversación. La parte española, sin embargo no llegó, ni siquiera cuando Rajoy se trasladó a Oslo para asistir a la entrega del Nobel de la Paz a la Unión Europea. Finalmente, la delegación de ETA abandonó el país nórdico en febrero de 2013.

 

HOLANDA

Tras comunicar ETA a los promotores de la Declaración de Bruselas su predisposición a seguir el camino marcado en aquel documento, y según desvela Iñaki Egaña en el libro sobre el desarme, algunas de las primeras reuniones exploratorias tuvieron lugar en la capital holandesa, Amsterdam.

De hecho, el Dialogue Advisory Group (DAG), con sede en Amsterdam, ha sido un actor notable en la constitución de la Comisión Internacional de Verificación (CIV), que ha seguido los pasos dados por ETA en los últimos años en materia de abandono de la lucha armada y desarme. Sin ir más lejos, su miembro más conocido a día de hoy, Ram Mannikalingam, es asesor del DAG.

 

BÉLGICA

El 29 de marzo de 2010, poco después de las declaraciones de Altsasu y Venecia, el facilitador Brian Currin dio a conocer la Declaración de Bruselas en la capital belga, una iniciativa importante que dio cobertura internacional al paso dado por la izquierda abertzale en esas declaraciones previas, a la vez que pedía a ETA que decretara un alto el fuego permanente y verificable internacionalmente. Le acompañaron una veintena de firmas de peso como la Fundación Nelson Mandela, Desmond Tutu, Frederick De Klerk, John Hume o Jonathan Powell, entre otros.

Además, como capital institucional europea, Bruselas también ha acogido diversas iniciativas y actividades relacionadas con el proceso de paz en Euskal Herria, entre las que cabe destacar el Friendship formado desde 2006 por eurodiputados de numerosos países.

 

FRANCIA

Es imposible recoger en tan breve espacio el papel –cambiante– jugado por el Estado francés a lo largo de la última década, pero resulta imprescindible recordar su colaboración final en el éxito del desarme culminado hace poco más de un año. Igualmente destacable resulta el progresivo cambio en su política penitenciaria, con el acercamiento de presos. Ha sido crucial, en este camino, el papel desempeñado por la sociedad civil y los representantes de Ipar Euskal Herria.

También cabe recordar que el ex ministro de Defensa e Interior y antiguo miembro del Consejo Constitucional de Francia Pierre Joxe fue uno de los seis representantes de la comunidad internacional en Aiete en 2011.

 

ITALIA

Aunque brevemente, el periplo de la última década también pasa por Italia. De hecho, el punto de arranque del cambio de estrategia de la izquierda abertzale arranca en 2009 de forma simultánea en Altsasu y Venecia. Mientras en la localidad que vio nacer a Herri Batasuna más de un centenar de representantes de la izquierda abertzale anunciaban su compromiso con un proceso pacífico y democrático basado en los Principios Mitchell, la abogada Jone Goirizelaia hacía lo propio de cara a la comunidad internacional en la ciudad italiana, en el marco de una Conferencia sobre procesos de paz organizada por el Centro Pace y el consistorio veneciano.

Además de aquella primera conferencia en Venecia, cabe destacar también el papel del arzobispo de Bolonia, Matteo María Zuppi, que acreditó el desarme de ETA el 8 de abril de 2017 en Baiona junto al reverendo irlandés Harold Good.

 

VATICANO

Con la Iglesia hemos topado. El Vaticano no ha participado oficialmente en el periplo de la última década, pero nunca ha estado lejos. La presencia oficiosa de la Iglesia en el fin de la lucha armada de ETA ha llegado de la mano de la Comunidad de San Egidio, también conocida como la ONU del Trastevere o como el brazo diplomático del Vaticano. La presencia del arzobispo de Bolonia, Matteo Zuppi, en Baiona el 8 de abril de 2017 es la prueba del aval vaticano al desarme realizado en aquella jornada.

 

SUIZA

El país de la neutralidad, sea lo que sea lo que eso quiera decir, ha sido el anfitrión de varios intentos por resolver el conflicto vasco. Empezando por el primer acercamiento en 1976, cuando en un intervalo de pocos meses se reunieron con emisarios del Estado español delegaciones de ETA pm y ETA m. En 1999 fue Zúrich y en el nuevo milenio, de nuevo, Ginebra.

La que fuera la «Roma protestante» durante siglos, ahora reconvertida en capital diplomática global, fue el escenario de las negociaciones entre el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA entre 2004 y 2007, incluido un último intento en junio de ese año, meses después del atentado de la T4 en Madrid, cuando ya todos daban por imposible la negociación. Durante los últimos 15 años, la mediación ha corrido a cargo del Henri Dunant Centre for Humanitarian Dialogue, con sede en Ginebra, que ha cumplido un papel crucial, como se pudo comprobar ayer.