Beñat ZARRABEITIA

De «Rambo» a «O gringo»

A principios de los noventa, coincidiendo con el estallido de la Guerra de los Balcanes, gran parte de los futbolistas del entonces campeonato yugoslavo encontraron acomodo en otras Ligas. Entre los que se quedaron, futbolistas emergentes que también ansiaban una oportunidad en otras latitudes, como era el caso de Dejan Petkovic.

A principios de los noventa, coincidiendo con el estallido de la Guerra de los Balcanes, gran parte de los futbolistas del entonces campeonato yugoslavo encontraron acomodo en otras Ligas. Entre los que se quedaron, futbolistas emergentes que también ansiaban una oportunidad en otras latitudes, como era el caso de Dejan Petkovic. Conocido como «Rambo», nació el 10 de septiembre de 1972 en Majdanpek, cerca de la frontera con Rumanía. Tras debutar con 16 años en el Radnicki, el Estrella Roja llamó a su puerta en 1992. Pese a haber ganado la Copa de Europa apenas un año antes, el equipo de Belgrado había sufrido la marcha de todas sus estrellas –Prosinecki, Pancev o Mihajlovic, entre otros– debido a la guerra y los suculentos contratos llegados de la Liga española o la Serie A italiana.

Durante el conflicto, en medio de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas, el equipo capitalino sumó tres títulos de Liga. Una vez levantado el castigo, el Estrella Roja volvió a Europa en la temporada 1995-1996, pero no superó la ronda previa ante el Neuchatel suizo. Sin embargo, el rendimiento de Petkovic llamó la atención del Real Madrid y el serbio se convirtió en el primer fichaje de Lorenzo Sanz como presidente.

El buen rendimiento de Milinko Pantic a orillas del Manzanares en la temporada del doblete colchonero, animó a los merengues a realizar una apuesta arriesgada. Inmersos en una profunda crisis deportiva, Petkovic llegó al Madrid en medio de una enorme expectación, casi como salvador. Nada más lejos de la realidad, el futbolista serbio no congenió con Valdano y apenas disputó tres partidos con la elástica blanca. En el mercado invernal, en el marco del fichaje de Suker por los merengues, «Rambo» fue cedido al Sevilla. Al tiempo, su hermano Boban se convertiría en su vecino, jugando en el Écija de Gordillo, entonces en Segunda. El paso de Petkovic por el Sánchez Pizjuán no fue especialmente prolífico ya que apenas disputó 10 encuentros con el conjunto hispalense. Su único gol, frente a un Athletic dirigido por su peculiar compatriota Dragoslav Stepanovic. Una lesión en un partidillo contra el filial truncó su progresión y le mantuvo tres meses de baja.

Brasil se cruza en su camino

De vuelta a Madrid, pese a su buena pretemporada y tener algunos minutos en los primeros choques ligueros, el serbio chocó con Capello y acabó cedido en el Racing. Con los santanderinos tampoco tuvo una participación excesiva, aunque se midió al Athletic en tres ocasiones, dos en Copa y una en Liga. Con la llegada de Juup Heynckes al Real Madrid, volvió a brillar en verano pero la llegada de Aitor Karanka obligó a los blancos a liberar una ficha. Así, llegó un torneo en Palma que midió a Mallorca, Real Madrid, Vitoria de Bahía y Flamengo, dos clubes brasileños que cambiarían la vida de Petkovic. Tras el mismo, «Rambo» firmó por el Vitoria, donde coincidiría con Bebeto y Tulio, en una operación financiada por el Banco Excel. El fichaje no pudo ser más rentable: el serbio ganó las copas de Bahía y Nordeste con el conjunto rubonegro. Dos años después volvería a Europa, al Venezia.

Sin embargo, su paso por el Calcio no fue el deseado y únicamente disputó 13 encuentros en un equipo que descendió a la Serie B. El fútbol brasileño volvió a llamar a su puerta, con el Flamengo como nuevo destino. Allí, «Pet» pudo explotar todo su potencial con 18 goles en 44 partidos. En 2001, un tanto de falta en el último minuto frente al Vasco de Gama dio el título al mengao, desatando la locura entre los hinchas. Sus tiros libres, goles olímpicos y gambetas fueron una constante del serbio durante su paso por Brasil. Gestos técnicos que le convirtieron en un auténtico mito.

Los problemas económicos, le llevaron precisamente al Vasco da Gama, una afrenta que la afición del Flamengo tardaría en olvidar, ya que había fichado por el eterno rival. Tras una campaña en China, jugando en el Shangai Shenhua, retornó para salvar al Almirante del descenso. La revista “Placar” le otorgó su primera Bota de Plata como mejor futbolista del campeonato. Posteriormente, completó seis meses en el Al-Ittihad saudí, en otra experiencia bien remunerada. De vuelta en Brasil, fichó por otro equipo de Río, el Fluminense. Marcó el gol número 1.000 del club, por lo que tiene una placa en sus oficinas y obtuvo nuevamente la distinción como mejor jugador. De allí al Santos, donde lució el número 10 de Pelé y pequeñas estancias en otros clubes como Goias y Atlético Mineiro.

En 2009, con 37 años, el ocaso de su carrera parecía asomar, pero nada más lejos de la realidad. Petkovic había denunciado al Flamengo por una deuda de ocho millones de dólares contraída durante su etapa como futbolista del mengao. Tras el contencioso judicial, el “Fla” anunciaba su sorpresiva contratación. Un fichaje que despertó recelo y contrariedad en el entorno del club, hecho que el serbio se encargó de revertir con su rendimiento en el campo. Ganó el título de la Serie A brasileña y fue clave con ocho tantos, dos de ellos de gol “olímpico”, recibió una tercera de Bota de Plata y fue incluido en el Salón de la Fama futbolístico.

Se retiró el 5 de junio de 2011 en un partido frente al Corinthians. Sus compañeros lucieron el apellido de «Rambo» en sus camisetas. Ese mismo año, el director serbio Darko Bajic, muy conocido en su país por la realización de numerosas películas y series, elaboró el documental «O gringo», en honor al éxito de Petkovic en Brasil. Un auténtico mito que incluso pensó en nacionalizarse para poder jugar con la canarinha. No fue posible, ya que la FIFA vetó cualquier cambio al haber disputado siete partidos con la selección yugoslava.

El serbio no pudo ser profeta en su tierra, en parte, debido a sus malas relaciones con los rectores de la federación. Fuera de la Eurocopa de 2000 pese a su gran rendimiento en Brasil, tampoco fue incluido en la lista para el Mundial de 2006 aunque algunos medios solicitaron repetidamente su inclusión. Pese a ello, Petkovic cuenta con el fervor de los hinchas del Estrella Roja, Vitoria y el Flamengo, además de ejercer como analista para diferentes cadenas brasileñas. Un fútbol que le venera y en el que ha dado sus primeros pasos como entrenador en las categorías inferiores del Atlético Paranaense, Criciúma, Sampaio Correa y el propio Vitoria. Asimismo, ejerce como cónsul honorario de Serbia en el país que cambió la vida de un futbolista especial.