Iñaki VIGOR

José Mari Esparza presenta su libro ‘Apología. Memorias de un escritor rojo-separatista’

«En estas memorias aplaudo muchas rebeliones, pero lo más violento que he hecho en mi vida ha sido el servicio militar en el Ejército español». Así lo destaca José María Esparza en el libro ‘Apología. Memorias de un escritor rojo-separatista’, editado por Txalaparta y presentado en Iruñea.

Jose Mari Esparza recoge sus memorias en su nuevo libro, ‘Apología’. (Iñigo URIZ/FOKU)
Jose Mari Esparza recoge sus memorias en su nuevo libro, ‘Apología’. (Iñigo URIZ/FOKU)

«Soy, somos, editores independentistas». Así comienza José Mari Esparza un libro de 340 páginas que recoge, por medio de pequeños artículos, su experiencia al frente de Txalaparta desde que comenzó a dirigir esta editorial hace tres décadas. Pero también es, según ha expuesto, «un repaso a lo que ha pasado en este país y en el mundo en los últimos 50 años».

El mismo título, ‘Apología’, refleja desde el primer momento la intencionalidad del autor: «Hacer apologías y enaltecimiento, siquiera entre líneas, de todas las nobles insurgencias». En efecto, a lo largo del libro José Mari Esparza se muestra orgulloso de la ‘apología’ que Txalaparta ha hecho de las luchas populares, de los derechos de los presos, del euskara, del feminismo, la ecología, el antimilitarismo, el sindicalismo vasco, los curas rojos, el internacionalismo… No obstante, ha dejado claro que «nosotros somos los primeros antiterroristas, porque denunciamos el terror aquí y en todo el mundo».

En estas tres décadas Txalaparta ha editado más de 1.100 títulos de 715 autores, 366 de ellos en euskara, y ha repartido más de tres millones de libros por todo el mundo. José Mari Esparza hace un recorrido vital por los hitos más importantes que han marcado esta larga andadura y por los que le precedieron. Así, en diciembre de 1986 se editó el libro que le animó a quitarse el buzo de la fábrica de Tafalla donde había trabajado durante 20 años y se convirtió en editor. Ese libro fue ‘Navarra 1936. De la esperanza al terror’, y le marcó no solo a él sino al devenir de Txalaparta, ya que la memoria histórica ha sido el eje vertebral de su catálogo.

Esparza constata que «cuando se edita desde un país pequeño, sometido y colonizado, los riesgos se agrandan». Y lo ilustra con numerosos datos recogidos a lo largo del último siglo, que ha estado marcado por la censura, el cierre de medios de comunicación vascos, las multas, la tortura y la cárcel a escritores y editores de medios de comunicación legales. A este respecto, ha constatado que en la actualidad sigue existiendo la autocensura de autores y editores porque «existe una Ley Mordaza que pone límites a la libertad de expresión mediante prohibiciones y multas». «Estamos capados por las tijeras de la censura», ha resumido.

Uno de los principales logros de Txalaparta, a juicio de Esparza, es haber sido el germen, junto con otras tres editoriales, de la Alianza Internacional de Editores Independientes, que agrupa a 550 editores de los cinco continentes y tuvo una gran influencia en la decisión que tomó la Unesco a favor de la diversidad cultural en el mundo.

Del mismo modo, se ha mostrado orgulloso por el hecho de que Txalaparta ha hecho «aportaciones en muchos terrenos», a pesar de que ha sufrido «boicots, multas y ataques de todo tipo», y ha destacado la importancia de seguir editando para «mostrar el discurso no oficial».

«Hoy estamos en un mundo peor que cuando comenzamos a editar, y tenemos que seguir poniendo libros en el camino -ha añadido- para intentar salir de este atolladero en un mundo en el que cada vez hay más guerras, hambre y desigualdades».

El libro está escrito en el peculiar estilo de Esparza, ameno, directo, salpicado de anécdotas, finas  ironías y algunas puyas, ya que, como él mismo dice, «morderse siempre la lengua no es saludable».

En la presentación también ha intervenido el editor Jon Jiménez, quien ha señalado que, con este libro, «José Mari Esparza nos está pasando el testigo a las nuevas generaciones». La presentación pública de la obra tendrá lugar en Katakrak el próximo 8 de noviembre, a las siete de la tarde, y concluirá con una pequeña fiesta.