La Ertzaintza investigado este asunto a lo largo de este año, tras recibir a finales de 2017 una denuncia sobre un posible delito continuado de pesca y comercio ilegal de aletas de tiburones protegidos que se desembarcaban en el puerto de Ondarroa, según fuentes del Departamento de Seguridad de Lakua.
La denuncia señalaba que la pesca se realizaba en un barco pesquero que aprovechaba la autorización que tenía para capturar determinadas especies de escualos para pescar ilegalmente tiburones protegidos en aguas exteriores con el fin de vender posteriormente su carne.
Esta práctica se enmbarca en el denominado finning o cercenamiento de las aletas de tiburón, consistente en atrapar tiburones, cortarles sus aletas y devolverlos mutilados al mar, donde los animales acaban muriendo por asfixia al no poder nadar y conseguir la circulación de agua por sus branquias, desangrados o devorados por otros peces.
Pese a que esta práctica está expresamente prohibida por la Unión Europea desde 2013, los tiburones son capturados por barcos pesqueros por la creciente demanda en el mercado asiático de sus aletas para hacer sopa y de cartílago para productos farmacéuticos.
Denuncia de Eguzki
El grupo ecologista Eguzki denunció ayer en un comunicado que las medidas para la protección del tiburón azul «siguen sin llegar a Ondarroa», y acompañaba su nota con unas imágenes tomadas el pasado lunes en Ondarroa en las que se ven ejemplares de tiburones en varias cajas descargadas en el puerto.