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bruselas

La UE sella el acuerdo y advierte a Londres de que es «el único posible»

Tras 17 meses de negociaciones los líderes de la UE aprobaron el acuerdo de divorcio con Reino Unido –que incluye la factura británica, la solución para la frontera irlandesa o los derechos de los ciudadanos–, calificado por ambas partes como «el único posible» ante el difícil reto de su ratificación por el Parlamento británico.

«Invito a quienes tienen que ratificar este acuerdo en la Cámara de los Comunes a tomar esto en consideración. Este es el mejor acuerdo posible para el Reino Unido. Este es el mejor acuerdo posible para Europa. Este es el único acuerdo posible», afirmó el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al término de la cumbre extraordinaria en Bruselas en que los mandatarios europeos respaldaron el texto junto a su par británica, Theresa May.

Ante la posibilidad de que, tras las duras negociaciones con May, el acuerdo descarrile en el Parlamento británico, Juncker invitó a los parlamentarios de Westminster a «que tengan en cuenta la realidad», una advertencia similar a la lanzada por May, que se enfrenta no solo a sus rivales de la oposición sino también a un nutrido grupo de rebeldes en su propio Partido Conservador.

May aseguró que «en cualquier negociación, uno no consigue todo lo que quiere. Si la gente piensa que se puede de algún modo hacer otra negociación, no es el caso. Este es el acuerdo que está sobre la mesa, es el mejor acuerdo posible, es el único acuerdo posible».

Con este primer acuerdo de divorcio de un país en la historia del proyecto europeo, Reino Unido y la UE buscan pasar página a más de cuatro décadas de relación compleja y con un agrio final. Pese al apoyo político de los dirigentes de los Veintisiete, Juncker consideró que la salida del Reino Unido «no da lugar a sacar el champán ni a aplausos, no es un momento de alegría ni de celebración, es un momento triste y es una tragedia». «El Brexit es un momento triste para la UE y, quiero decirlo, para el Reino Unido también. El futuro demostrará esto», resaltó. El acuerdo –de 585 páginas, 185 artículos y 3 protocolos– recoge los términos de la salida de Reino Unido del bloque, prevista para el próximo 29 de marzo.

Estos incluyen cuestiones como los derechos de los ciudadanos europeos en Reino Unido y viceversa, la factura de 39.000 millones de libras que Londres debe pagar y la solución para evitar una frontera con vigilancia policial en la isla de Irlanda y preservar a su vez el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998. La canciller alemana, Angela Merkel, lo calificó de «obra de arte diplomática».

De salir adelante su ratificación, ambas partes deberán negociar un acuerdo político y de libre comercio, cuyas grandes líneas quedaron plasmadas en una declaración política, durante un período de transición que debe finalizar como máximo a finales de 2022.

La futura relación debe buscar además una solución final para garantizar una fluida circulación de bienes entre el norte de Irlanda y la República de Irlanda, cuyo primer ministro, Leo Varadkar estimó «muy importante» para la economía irlandesa. La negociación enfrentó en su recta final la exigencia del gobierno español de garantizarse que tras el Brexit ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido podrá aplicarse al territorio de Gibraltar sin el acuerdo de Madrid, algo que el Consejo y la Comisión le aseguraron en una declaración hecha pública ayer.

«La UE por primera vez en estos años que llevamos como Estado miembro (...) asume la posición política del gobierno de España respecto al contencioso con Gibraltar», subrayó el presidente español, Pedro Sánchez, que la víspera aseguró que discutiría con Reino Unido sobre la «cosoberanía» del Peñón, una intención que en Londres y en Gibraltar se relativiza.

Así, el Gobierno británico reiteró que «no ha cambiado ni cambiará» su posición respecto a la soberanía de Gibraltar. A su vez, el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, agradeció a May su «infatigable e incuestionable» defensa de la soberanía británica del Peñón y de sus intereses económicos que, a su juicio, están protegidos por el acuerdo sobre el Brexit.

Molestos con España

Además, algunos socios están molestos con Madrid por su movimiento de último minuto al amenazar con bloquear el acuerdo por Gibraltar, un gesto que, según consideraron fuentes diplomáticas, «no tiene ninguna justificación basada en hechos» ni iba vinculado a «un problema político».

Otro tema espinoso que ha quedado pendiente, los derechos de pesca, también ha sido reflejado en una declaración anexa en la que se pide negociar un acuerdo antes del fin del periodo de transición.

«Estaremos vigilantes», señalaron fuentes del entorno de la presidencia de Macron, que subrayaron que «habrá que negociar un acuerdo basado en la exigencia de reciprocidad. Los pescadores de la UE deberán tener acceso a aguas británicas y los británicos tendrán acceso a nuestro mercado».

Los problemas para el acuerdo están lejos de haber acabado; todavía debe ser aprobado en Westminster, donde no tiene los apoyos garantizados, y en la Eurocámara, además de por los Estados miembros del club comunitario a nivel de ministros. El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, recordó que esta institución quiere mantener el poder de veto a cuestiones como la extensión del periodo transitorio.

En este sentido, el negociador de la UE para el Brexit, Michel Barnier, instó a «todo el mundo» a asumir «su responsabilidad», mientras el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió de que en el futuro espera «un proceso difícil de ratificación, así como de negociaciones adicionales. Pero, con independencia de cómo termine todo, una cosa es segura: seguiremos siendo amigos hasta el final de los tiempos y un día más allá», recalcó.

 

Con un Parlamento hostil al pacto, May pide apoyo a los británicos

La primera ministra británica, Theresa May, ha conseguido cerrar el acuerdo para salir de la UE y fijar las líneas de la futura relación en un ambiente de continuo rechazo de euroescépticos y proeuropeos, y de insurrección permanente en sus propias filas, incluida la dimisión de cuatro ministros y un amago de moción de censura. La falta de alternativas de sus rivales le ha servido para sortear cada obstáculo. Hasta ahora.

Ayer envió una «carta a la nación», publicada en varios periódicos dominicales, en la que prometió defender «con cuerpo y alma» su acuerdo sobre el Brexit, que ahora se enfrenta al Parlamento británico. May asegura que el acuerdo alcanzado respetará el resultado del referéndum de 2016, en el que 52% de los votantes apoyaron salir de la UE, y supondrá «un momento de renovación y conciliación». «Es un acuerdo para un futuro más brillante, que nos permite aprovechar las oportunidades que se nos presenten», explicó May, que llamó a la población a respaldar el pacto. May intenta asegurarse el apoyo de los diputados de su partido conservador y de sus aliados del DUP, la formación unionista norirlandesa. Todos los partidos de oposición votarán contra. «Este es el resultado de un miserable fracaso en las negociaciones que nos deja con lo peor de ambos mundos», criticó el líder laborista, Jeremy Corbyn, para quien el acuerdo deja al país con «poco que decir» sobre su futuro y pone en riesgo empleos y estándares de vida. Por ello, anunció su voto contrario y dijo que buscarán un «acuerdo sensato» que incluya «una unión aduanera permanente, un mercado único fuerte y que garantice los derechos de los trabajadores y de los consumidores y la protección medioambiental».

Arlene Foster, líder del DUP, de cuyos 10 diputados depende la mayoría de May, dijo que «bajo ninguna circunstancia» su partido votará a favor del acuerdo y aseguró que el Parlamento británico lo tumbará. «No parece haber mucho entusiasmo en la Cámara de los Comunes por este acuerdo. No veo ningún modo de que la aprobación salga adelante», subrayó. A ese presagio se suman los conservadores opuestos al pacto, los favorables a permanecer en la UE o los nacionalistas escoceses. La declaración sobre Gibraltar concedida al Estado español no ha hecho sino añadirse a otras «cesiones inaceptables» para muchos parlamentarios y aumentar las dudas de que Westminster dé su visto bueno.GARA

 

brexita hitzartuta, «ez dago aldatzerik»

Brexitari buruzko akordioa onartu zuen atzo Europar Batasunak, Londresi «akordio posible bakarra» dela ohartaraziz. «Une tristea da, tragedia bat. Ez da txalotzeko unea», esan zuen Jean-Claude Juncker Europako Batzordeko presidenteak. Akordio historiko hau azken helmugara iristeko, ordea, zeregin gogorra gelditzen zaio oraindik Theresa May lehen ministroari, Westminsterren babesa behar baitu eta kontrakotasun handiak baititu han. Oposizioko indarrekin ez ezik, Alderdi Kontserbadoreko kide dituen kritikoekin ere borrokatu beharko du Mayk. DUP alderdi unionistak aurreratu zuen «inola ere» ez duela aldeko botoa emango.