Iurre BIDEGAIN
bAIONA

El baionarra mutilado por una granada policial denunciará al Gobierno

Antoine Boudinet perdió una mano por una granada policial en las protestas de los «chalecos amarillos». Lo cuenta y lo denunciará.

Antoine Boudinet
Antoine Boudinet

Antoine Boudinet, el joven de Baiona de 26 años que perdió su mano derecha tras estallarle una granada lanzada por la Policía el pasado sábado 8 de diciembre en una movilización de los «chalecos amarillos» en Burdeos, ha relatado los hechos a ‘‘Mediabask’’&flexSpace;dos semanas después. Está ya algo recuperado de sus heridas, aunque las secuelas obviamente le lastrarán para toda la vida.

En la entrevista, Boudinet anticipa que presentará una denuncia por la utilización de estas armas, que en principio se dirigirá contra el ministro del Interior como máximo responsable de los cuerpos policiales que le han mutilado.

Ante una barricada

Su relato es impactante, tanto como la lesión producida. El joven cuenta que acudió a la manifestación por el cambio climático y que también participó en la protesta de los «chalecos amarillos». «Hubo enfrentamientos y todo el mundo estaba mezclado. Había una bonita solidaridad», recuerda.

Indica Boudinet que, en el momento en que empezaron las cargas, primero sintió los gases lacrimógenos arrojados por la Policía y sufrió picor en los ojos.

Junto a sus amigos, había comprado huevos en una tienda de comestibles. Descansaron un rato en una cafetería y después se dirigieron otra vez a la movilización. Allí, prosigue, perdió de vista a quienes le acompañan y se adelantó para ver lo que ocurría, «ya que había una barricada de fuego» junto a la parada situada junto al Ayuntamiento de Burdeos.

Al otro lado de esa barricada había policías CRS que se dedicaban a repeler a los manifestantes. Pasadas ya un par de semanas desde que ocurrió todo, Antoine Boudinet se declara consciente de que avanzó «demasiado, un poco como un idiota», aunque lo justifica en que en ese contexto tan revuelto resultaba «un poco difícil entender la situación» y «tomar la decisión correcta».

En un momento dado, continúa explicando a ‘‘Mediabask’’, vio un objeto rodando entre sus piernas, humeante. No sabía que la Policía había lanzado granadas lacrimógenas. Se agachó para recogerlo, y fue entonces cuando estalló.

En un primer momento Boudinet ni siquiera se dio cuenta de que había perdido la mano a consecuencia de la deflagración, hasta que corrió hacia el resto de manifestantes y advirtió que estos le miraban asustados. Narra que en ese momento fue cuando vio el muñón y comenzó a gritar.

Este joven de Baiona fue conducido por un grupo de personas hasta donde estaban los CRS, que a su vez llamaron a los bomberos. Le hicieron un torniquete, antes de trasladarlo al hospital.

A los tribunales

El joven revela que ha decidido presentar una denuncia judicial contra el ministro de Interior del Gobierno francés, Christophe Castaner, «porque es el responsable de la utilización de esas granadas».

«Él, igual que el prefecto, el subprefecto... Es necesario que la gente comprenda hasta qué punto este arma es un horror», manifiesta este baionarra. Y no hay que más reparar en la imagen para comprobarlo.

 

Los «chalecos amarillos» juegan al despiste pero siguen bajando

La sexta gran jornada de protesta de los «chalecos amarillos» confirmó que el movimiento sigue perdiendo fuerza, aunque no capacidad organizativa. De hecho, sorprendió a la Policía, que esperaba una concentración masiva en un punto emblemático como Versalles –a la que llamaban convocatorias en Facebook– pero se topó con la movilización junto al Sagrado Corazón, en el barrio de Montmartre, al norte de París.

Novedosos fueron también los bloqueos en pasos fronterizos como el catalán de La Jonquera. Y en el capítulo de incidentes, volvió a producirse un siniestro mortal al empotrarse un camión con una barricada y morir su conductor, de 36 años. Ocurrió de madrugada junto a Perpinyà, la capital de Catalunya Nord. Es la décima víctima mortal en esta campaña de protestas.

Datos oficiales indican que en el total del Estado francés se movilizaron 38.600 personas, casi la mitad de las 66.000 de hace una semana, cuando la cifra ya bajó considerablemente frente a fines de noviembre y primeros de diciembre.

A media tarde se había informado de 109 detenciones, entre ellas la del considerado como uno de los líderes «de facto» del movimiento, el joven camionero Eric Drouet, al que se acusa de portar un arma prohibida.

La capital francesa, en plena temporada navideña, vivió en general una jornada mucho menos tensa que la de los últimos sábados, cuando hubo masivos arrestos, sabotajes y cargas policiales. La Policía sí tuvo que desplegarse rápidamente cuando comprobó que los activistas no se concentraban en Versalles, un enclave que remitía a épocas como la Revolución de 1789, sino en Montmartre, con intención de descender hacia las inmediaciones del palacio presidencial del Elíseo.

Al constatar que no podían acercarse a su objetivo debido al cordón policial, los manifestantes se dispersaron por el centro de la ciudad. Algunos marcharon de nuevo por los Campos Elíseos y junto al Arco del Triunfo y otros lo hicieron por la zona de los Grandes Bulevares.

Los integrantes del movimiento, que comenzaron a movilizarse hace cinco semanas contra el alza del impuesto al carburante, no se conforman con las medidas anunciadas el 10 de diciembre por el presidente francés, Emmanuel Macron, quien prometió una subida del salario mínimo y una exoneración de impuestos de las horas extra.GARA

 

Declaraciones

«El ministro de Interior es responsable, igual que lo son el prefecto, el subprefecto...»

«Es necesario que la gente comprenda hasta qué punto este arma es un horror»

«Espero que me puedan implantar una prótesis eléctrica, tengo por delante mucho trabajo, mucho aprendizaje, no va a ser divertido»

ANTOINE BOUDINET

Herido