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Guaidó se aferra a la presión del Grupo de Lima y de Estados Unidos

El autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, está en Bogotá, donde hoy se reunirá con los integrantes del llamado Grupo de Lima y el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, para estudiar los próximos pasos que darán contra el Gobierno de Nicolás Maduro después de que fracasará la operación «humanitaria» del sábado.

Colombia se ha convertido en el teatro de operaciones de la oposición venezolana. El autoproclamado presidente Juan Guaidó, que el sábado apareció en Cúcuta junto a los presidentes de Chile, Paraguay y Colombia y el secretario de la OEA, Luis Almagro, está hoy en Bogotá, donde se reunirá con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, y representantes del llamado Grupo de Lima.

Después de fracasar en su mediática operación «humanitaria» –los camiones que transportaban la «ayuda» enviada principalmente por EEUU, Colombia y Brasil regresaron a los centros de acopio tras momentos de tensión en los puentes fronterizos–, Guaidó mira a Pence y al Grupo de Lima.

«Para avanzar en nuestra ruta, me reuniré con nuestros aliados de la comunidad internacional, y seguiremos ordenando próximas acciones a lo interno del país», dijo ayer desde la capital colombiana.

«La reunión tiene como objetivo adoptar una declaración que contribuirá a continuar creando las condiciones para que haya libertad y democracia en Venezuela», añadió.

El Grupo de Lima, creado en 2017, se reunió por última vez el 4 de febrero en Ottawa. Entonces, 11 de sus 14 integrantes pidieron un cambio de gobierno en Venezuela y llamaron a los militares a reconocer a Guaidó.

El presidente colombiano vaticinó un «pronunciamiento muy claro» del Grupo de Lima sobre lo ocurrido el sábado en los distintos pasos fronterizos.

«Creo que la comunidad internacional tiene la obligación de arreciar el cerco diplomático porque una dictadura que es capaz de quemar medicamentos y alimentos es la demostración más grande de la brutalidad que está dispuesta a cometer para preservar el poder», afirmó.

Emplazó a arreciar «el cerco diplomático» al presidente venezolano, Nicolás Maduro, pero «sin dejarse llevar de discursos belicistas». A su juicio, «lo importante –hasta el momento– ha sido el cerco diplomático».

«Ha permitido que un grupo muy importante de países del mundo ya reconozcan a Juan Guaidó y a la Asamblea Nacional y lo que necesitamos ahora es que en el propio territorio venezolano los militares sigan dándole la lealtad al presidente legítimo, que es Guaidó», añadió Duque desde Cúcuta.

Pese a las palabras de Duque, analistas coincidieron ayer en señalar que Guaidó salió debilitado del pulso del sábado. En declaraciones a AFP, el internacionalista Rafael Piñeros consideró que «Guaidó sale debilitado» porque tras lo sucedido «no es muy claro» que el apoyo que tiene en su tierra «sea masivo».

El líder opositor aseguró tener un millón de voluntarios dispuestos a participar el sábado en la caravana para trasladar y custodiar los camiones, pero la participación fue mucho menor. En Caracas miles de opositores protestaron frente a un aeropuerto militar, en tanto que Maduro presidió una multitudinaria marcha de seguidores.

Desde Washington, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, afirmó que «los días de Maduro están contados». «Las predicciones son difíciles. Elegir los días exactos es difícil. Confío en que el pueblo venezolano garantizará que los días de Maduro están contados», sostuvo en declaraciones a la cadena CNN.

Como lo viene haciendo la Administración estadounidense, Pence hizo un llamamiento a las Fuerzas Armadas a posicionarse a favor de Guaidó.

«Esperamos que las Fuerzas Armadas recuperen su rol de proteger a sus ciudadanos de estas tragedias. Creo que pasarán cosas buenas», remarcó.

Subrayó que EEUU tiene «una misión particular, garantizar que el pueblo venezolano logre la democracia que tanto se merece y que los cubanos y los rusos, que han llevado a este país a la ruina durante años y años, no sigan ejerciendo su dominio».