Hace meses María Herrero acudió a BIC Gipuzkoa para obtener asesoramiento en la fabricación de un producto tecnológico. La entidad, además de ayuda, postuló a la empresaria para los premios de la Asociación de Profesionales y Empresarias de Gipuzkoa (ASPEGI). Horas después de recogerlo el pasado jueves en el Aquarium donostiarra, Herrero responde a las preguntas de GARA y da las gracias a todas las personas con las que ha tenido la posibilidad de «construir y trabajar para llegar hasta aquí».

¿Todavía son necesarios los premios solo para mujeres?

A veces piensas que no; pero leo algunas cosas... Por ejemplo, en Forbes, que el CEO es un hombre con barriga; y veo que sí. Todavía hay personas que piensan sólo en una parte de la población. Hay mucho por hacer y hace falta visibilizar para que más se animen a liderar proyectos .

¿Qué ha supuesto para usted?

He tomado conciencia de esa necesidad y también de la de poner en valor que desde las empresas podemos cambiar las cosas. Además, he podido conocer de cerca ASPEGI, a las personas que voluntariamente están implicadas en ayudar a las profesionales, empresarias y directivas que se acercan allí. Ha sido muy especial.

Faltan referentes femeninos, pero usted lo tuvo en casa.

Mi ama dirigía la parte relacional y la de recursos humanos, la gestión de las personas a nivel emocional. Fue un liderazgo muy potente y aprendí mucho. De mi aita, la capacidad analítica. Con eso y todo lo que he conocido y visto en otros gerentes he hecho mi propia versión.

De su gestión, en concreto, han premiado la apuesta por la innovación, su habilidad en cohesión de equipos y liderazgo.

Hago reuniones individuales, fomento la participación y el intraemprendimiento, poner en valor las ideas del equipo y explorarlas. Tenemos proyectos de ese tipo. En esta década ha habido varios retos: el de la innovación, el qué puedo aportar a Herrekor con mi experiencia; el de la gerencia, impulsar y gestionar el talento; y el reto de la empresa familiar, una pata que hay que cuidar. Son mis tres satisfacciones. También el abordar el día a día con las personas de este equipo tan potente que construyeron mis padres.

En cuanto a la igualdad y la conciliación, ¿cuál es la situación en su empresa?

Somos 25, once mujeres y catorce hombres. Tenemos un horario flexible y concilian cuatro. Cuando se anuncia un embarazo, primero lo celebramos, y luego, traemos a una persona para formarla y que pueda sustituir tanto el permiso como la posible baja. Es un regalo, porque traes a una persona que te permite ver las cosas desde su punto de vista y mejorar; recopilas lo que sabes para formarla, te aporta... Un embarazo es muy fácil de gestionar, una baja repentina es mucho más difícil.

Herrekor tiene 40 años y ha estado presente toda su vida. ¿Pensó que acabaría aquí?

No tenía intención de venir, aunque a la larga no sabía qué iba a pasar; y quería aprender fuera para poder aplicarlo. Vine porque mi ama enfermó y necesitaba estar cerca de mis padres, ayudar. Estoy muy contenta de haberlo hecho, antes no imaginaba las posibilidades que daba el dirigir una empresa para aportar y cambiar las cosas.

Es ingeniera mecánica. ¿Cómo ve la situación de las mujeres en su sector?

Falta normalizar el hablar de temas técnicos indistintamente con mujeres y hombre. Inicialmente tenemos que posicionarnos, luego, se normaliza; porque hablamos el mismo idioma, al mismo nivel. Todavía hay muchos prejuicios. También falta mucha cantera, esto no ha mejorado mucho y va lento. Hay que hacer algo. Iniciativas como la semana de la científica, destacar investigadoras... Los medios de comunicación pueden ayudar, se ha visto en el caso del deporte femenino.

¿Qué retos afronta Herrekor?

Lanzar una spin off rentable y desarrollar proyectos que nos ayuden a mejorar en el día a día. En el medio y largo plazo, tener proyectos liderados por distintas personas y empoderarlas para que los puedan desarrollar.