La coalición gubernamental saliente, integrada por el Centro (el partido del primer ministro, Juha Sipilä), el Partido de Coalición Nacional (derecha) y el partido Reforma Azul (euroescéptico), ha aplicado desde 2016 una serie de rigurosas medidas, con recortes incluso en Educación, para sacar al país de la recesión.

Los finlandeses están votando hoy su nuevo Parlamento y las encuestas indican que darán la espalda a esos cuatro años de austeridad. Según los sondeos, el claro favorito es el opositor Partido Socialdemócrata (SDP), liderado por el exministro de Finanzas Antti Rinne, que hizo gran parte de su carrera en el sindicalismo, al que otorgan un 19% de los votos, pero que ha ido perdiendo fuelle en las ultimas semanas.

La segunda fuerza, con el 16,5% en intención de voto, sería el ultraderechista y xenófobo Verdaderos Finlandeses, que ha ido remontanto posiciones y sigue la estela ascendente de la extrema derecha en Europa. Esta formación fue miembro del Ejecutivo saliente hasta hace dos años, cuando fue expulsado de la coalición tras la llegada a su dirección de Halla-aho, representante del ala más ultraderechisa y xenófoba, cuyo liderazgo provocó una escisión en el partido.

En tercer lugar se situaría el Partido de la Coalición Nacional (derecha), que estarçia prácticamente empatado con Verdaderos Finlandeses.

Difícil negociación

Si las proyecciones se cumplen, ningún partido lograría superar el umbral del 20% de los votos, una situación extraordinaria que podría dificultar la negociación para formar Gobierno.

La derecha y la izquierda dicen que no quieren colaborar con la extrema derecha, sin cerrar la puerta a posibles negociaciones con los Verdaderos Finlandeses.

«Quizás veamos una suerte de inclinación a la izquierda, pero no creo que se trate de un cambio importante», señala a AFP la columnista política Sini Korpinen.

Finlandia tiene votación proporcional y una cultura política de consenso que lleva coaliciones heterogéneas al poder.