Ramón SOLA

El 6, en seis «momenticos»

El 6 de julio es el día mágico en Iruñea, el culmen de una escalera de ilusión que empieza el 1 de enero y toca cima antes del 7. Cada quien tiene en él sus «momenticos», más bien momentazos. Los hay para todos los gustos, como resume esta pequeña muestra.

8.00, vestirse de blanco, cambiar de vida para las siguientes 204 horas

No cabe engañarse cuando la noche del 5 te vas a la cama. Y menos si es viernes, hace mucho calor y has pasado por el centro de Iruñea, convertido en un manojo de nervios insoportable. No vas a dormir y lo sabes. Esta ciudad es madrugadora por esencia o por costumbre, pero el 6 de julio todavía amanece antes. Pocos seguirán tumbados más allá de las 8.00; siempre hay alguna compra de última hora que hacer, un coche que mover antes de que la zona naranja se imponga las 24 horas, una quedada que ultimar, algo que cocinar, un colchón extra que poner en el suelo...

La primera duda es existencial: ¿me visto de blanco ya o...? Te vistes, claro que te vistes. Y ahí se abre la espita de tu chupinazo particular, ese que va a hacer que las 204 horas siguientes nada tengan que ver con el resto del año.

Invento moderno ese de la ropa blanca; desde los 30 había pioneros, pero hasta los 60-70 no se impuso. Invento grande, que enguarra y a la vez iguala, hermana, mezcla.

12.01, pañuelico, lágrimas, brindis, abrazos y biribilketa

Al blanco, a esa hora todavía nuclear, solo le falta algo que espera en el bolsillo. El pañuelo rojo no se colgará hasta las 12.00, hasta que suene el cohete que pone en danza toda una ciudad. El minuto siguiente solo se puede comparar con el que sigue al cambio de año... pero en versión mejorada. Estés donde estés, con quién estés, como estés, si sientes Sanfermines será difícil que no se caiga alguna lagrimilla que se diluye rápidamente entre besos, abrazos, cánticos y brindis.

Si sonara a la vez el estruendo de todos los corchos que se abren en Iruñea en ese minuto, el cohete parecería una miseria. Para quienes no se hayan echado todavía a la calle, el postchupinazo trae otro «momentico» para los sentidos, que es la salida de La Pamplonesa del zaguán del Ayuntamiento entonando la Biribilketa de Gaintza, un desfile musical en negro y rojo abriéndose paso entre la turba humana blanca. Ayer les costó un poco más, porque abrirse hueco en la marabunta estaba complicado. La parte ritual de los Sanfermines no encandila a todos por igual, pero merece ser oída y vista.

13.00, ez daudenak gogoan, joan direnak bihotzean eta etorri direnekin gozatzen

Alaia bezain hunkigarria izaten da presoen aldeko brindisa. Bazen atzo zer ospatu, aurten etxera itzuli direnengatik; bazen ere norekin hunkitu, hil berri den Jokin Azkona iturramarra oso presente baitzen; eta bazen, jakina, zer aldarrikatu, oraindik arrazoi politikoengatik Iruñe eta Iruñerriko 27 bizilagun kartzeletan dira-eta, guztiak ere urrun edo oso urrun.

1981. urtean hasi zen ospatzen brindis hau. Hasieran modu apalean, baina hurrengo hamarkadan gero eta jendetsuago. San Frantzisko plaza izan zuen agertoki 90eko hamarkadan zehar, eta gerora presoen inguruko komunitate zabalari xumeago eta kuttunago zaion Redin aldeko txokoan ospatu izan da, Mikel Castillo hil zuten tokitik oso gertu. Hortxe izan zen atzo ere «unetxo» berezia, irrintziak, kortxoen zaratak eta ’”Euskal presoak etxera’’&flexSpace;batzen dituena. Ongi etorriak!

18.00, el Riau-riau es un momentazo hasta para los que no lo conocieron

Aunque hace ya casi tres décadas que no se celebra oficialmente de modo continuo, tras la gran trifulca de 1991, hasta los txikis de Iruñea les ha llegado casi inexplicablemente ese «porque llegaron las fiestas», y a los mayores les sigue poniendo los pelos de punta.

Entonces era a las 16.30 cuando a la Corporación la echaban a los leones del populacho para pasar tres-cuatro-cinco horas de tribulaciones hasta San Lorenzo. Ahora es en torno a las 18.00 cuando en la plaza del Ayuntamiento empieza a sonar el vals y a alzarse los brazos, sin alcalde ni concejales vestidos de frac o roncalesa, aunque alguno siempre se deje caer como un pamplonica más. Un «momentico» sobre todo para los de casa y que va mucho allá de la «peña» carca que se atribuye la organización. Porque el Riau-riau es Iruñea pura, Sanfermines genuinos, fiesta popular donde las haya.

Goiz edo berandu, zeure urratsek Nabarreriara eramango zaituzte

Txupinazoaren ostean gerta daiteke, arratsaldeko lehen orduan, eguzkia jaisten hasten denean edota guztiz ilundu ostean, baina gauza segurua da; nahita edo konturatu gabe, Alde Zaharreko jira-buelta horretan Nabarrerian bukatuko duzu eta bertan edozer gerta daiteke.

Gaztelu plaza Iruñeko egongela dela aski ezaguna den bezala, Nabarreria sanferminetako jantoki, dantzaleku, logela, habia eta abar eta abar da. Eroetxea ere bai tarteka, «giri»-ak iturrira igo eta hortik saltoka hasten direnean... balkoiren batetik ez bada.

Kaiola ere bihurtu ohi da Nabarreria plaza, kontuz! Ihesbide ugari ditu, hala ere, gure Piccadilly honek, Iruñeko Times Square: parrandan aurrera egin nahi bada, Karmen kaleko peñetara eta Herriko edo Arranorantz; oxigeno pixka bat behar izanez gero, Zaldi Zuri aldera; eta maitasun jolasetarako, Aldapa kalean behera belarditxoak zain dira.

22.00, el primer anochecer, esa hora bruja de fachadas ocres y txarangas de fondo

Cuando empieza a caer el sol (y ahora que por fin la temperatura que marca el termómetro comienza por 2 y no por 3), todo Alde Zaharra queda bañado por un brillo muy especial. Una luz similar a la que adornará el encierro diez horas más tarde, pintando de ocre las fachadas.

Esa hora bruja es un «momentico» en sí misma, sobre todo porque de fondo no dejan de oírse las txarangas de las peñas, que a esa hora lo dan todo, y porque la plaza del Castillo y todas las calles que llevan a ella parecen una pista de circo. No se trata de andar calculando con el reloj, pero si este anochecer festivo te pilla en Estafeta o San Nicolás, o en San Agustín o Lindatxikia, será más mágico –y majico– todavía.

Y seguro que es más «momentico» todavía este 6 en que las baterías están intactas, y las expectativas de pasarlo bien a tope, con ocho días más por delante. Las horas se apuran como los vasos, hasta el final, pero con la efervescencia de saber que la fiesta solamente acaba de comenzar. Y que a estos seis «momenticos» del 6 les van a seguir unas cuantas decenas.