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¿Cómo será la «nueva escuela»? El Estado francés, Alemania o Italia la van dibujando

El próximo lunes abrirán sus puertas las escuelas de algunos países europeos, mientras otros no lo harán hasta setiembre, y en todos ellos con el debate sobre las condiciones de seguridad en centros donde se reúnen durante horas cientos de niños y niñas, docentes y otros trabajadores. Italia, el Estado francés o Alemania dan pistas sobre las «nuevas escuelas».

Una trabajadora, durante la desinfección de una clase en un centro público francés.(Jeff PACHOUD/AFP)
Una trabajadora, durante la desinfección de una clase en un centro público francés.(Jeff PACHOUD/AFP)

Al margen de casos excepcionales que no han cerrado sus escuelas, como Islandia y Suecia –aunque sí institutos y universidades–, este lunes 11 de mayo varios países comienzan a abrir las aulas de forma gradual, y entre ellos Ipar Euskal Herria.

Noruega –que ha seguido un modelo de restricciones de movilidad sin decretar el confinamiento total– se adelantó el pasado 20 de abril, con la apertura de guarderías, a la que siguió la vuelta a clase de las niñas y niños de 6 a 10 años el lunes siguiente. También Dinamarca ha seguido este modelo nórdico y ha abierto ya guarderías y escuelas.

Los colegios de Ipar Euskal Herria, con el resto de los del Estado francés, constatarán el próximo lunes los problemas de un regreso a las aulas entre duras medidas de seguridad.

El primer día, el personal docente y auxiliar preparará el terreno para que el martes entren los alumnos. Aun así, algunos seguirán trabajando desde casa para garantizar cierta distancia.

Constante lavado de manos, uso obligatorio o recomendado de mascarilla, recreos escalonados… son algunas de las estrictas reglas de higiene que deberán seguir.

Al llegar al centro, los padres deberán medir la temperatura de sus hijos. En caso de síntomas o de fiebre (37.8ºC o más) el/la estudiante no debe asistir, un protocolo que también deberá seguir el personal escolar. La llegada y salida del colegio pueden escalonarse para «limitar los cruces entre los alumnos de clases diferentes o de niveles diferentes».

4m² por alumno

Las aulas deben estar organizadas con el fin de respetar una distancia de al menos un metro entre cada mesa al igual que entre la pizarra y el escritorio del docente —es decir, alrededor de 4m² por alumno—, con excepción de quienes están sentados junto a una pared, una ventana o una librería. Por ejemplo, en un salón de 50m² puede haber 16 personas.

Este principio se aplica a todos los espacios: entrada y alrededores del colegio, recreos, corredores, patio, cafetería, baños…

En segunda instancia, se recomienda privilegiar el desplazamiento de los profesores más que el de los alumnos y para ello asignar un sala por curso.

Mascarillas, lavados, desinfecciónes

Para el personal, las autoridades sanitarias recomiendan utilizar la mascarilla de uso general en público y de forma obligatoria cuando se puedan respetar las reglas de distanciamiento.

Para los alumnos de preescolar su uso se prohíbe y no se recomienda para los de escuela primaria, aunque estos pueden usarla si son capaces de utilizarla de manera correcta.

El lavado de manos con agua y jabón –o  con una solución hidroalcohólica– debe realizarse «mínimo al llegar al colegio, antes de entrar a clase, en particular después de los recreos, antes y después de cada comida, antes y después de ir al baño, después de haberse sonado, haber tosido, haber estornudado, por la tarde antes de ir a la casa y al llegar al lugar de residencia».

Los espacios deben ser frecuentemente ventilados y durante al menos 10 minutos y si han sido frecuentados en los últimos cinco días, incluso de manera parcial, por precaución debe realizarse una limpieza habitual y una desinfección.

Los intercambios manuales de juguetes, lápices, etc., deben «evitarse o estar acompañados de modalidades de desinfección después de cada utilización».

Los recreos deben estar organizados por grupos de cursos y teniendo en cuenta las recomendaciones sobre distanciamiento.

Estarán prohibidos los juegos de contacto y con balones así como «todo aquello que implique un intercambio de objetos», al igual que las estructuras de juego cuyas superficies de contacto no puedan ser desinfectadas, como los toboganes. En caso de dificultad de organización, los recreos «podrán ser reemplazados por tiempos de pausa en el salón al final de la clase».

En los comedores, la organización del tiempo y de los accesos debe permitir limitar al máximo las filas de espera y los cruces entre grupos de alumnos en los pasillos.

En caso de no ser posible comer en los lugares habituales, esta actividad podrá realizarse «en las aulas bajo la supervisión de un adulto y con la comida dispuesta en bandejas o en fiambreras, respetando las reglas de higiene».

Alemania, sin mascarillas
En Alemania también se aplican normas de distanciamiento y requisitos de higiene en la vuelta a clase de este lunes, pero cada región marcará las condiciones. En general, las clases presenciales serán solo para los cursos superiores.

En Baviera, donde el porcentaje de personas infectadas por coronavirus es más alto que en cualquier otro estado federado, solo tendrán clase los más de 224.000 alumnos que finalizan el ciclo superior de la escuela media.

En cuanto a las medidas de barrera, muy pocas escuelas están obligadas a usar mascarilla aunque en algunos estados federales es obligatorio en los autobuses, recreos y en pasillos y otras instalaciones fuera del aula.

En la mayoría de los estados hay una regulación especial para los maestros de 60 años o más que no están obligados a dar clases presenciales a menos que se ofrezcan como voluntarios.

Portugal vuelve el 18 de mayo
Portugal también prepara la vuelta a clase, pero lo hará más tarde, el 18 de mayo. Ese día regresarán de forma presencial los alumnos de 11º y 12º curso (16 y 17 años), mientras que el resto concluirá el curso mediante las clases que se imparten desde hace un mes a través de la televisión.

Tanto sindicatos de enseñanza lusos como la Federación Nacional de Profesores (Fenprof) han criticado las medidas adoptadas por el Gobierno, ya que se quejan de que lo ha hecho de forma unilateral, y critican que permitirá la reducción de la carga lectiva en un 50% para no contratar más docentes.

En las escuelas lusas, los profesores tendrán la opción de dividir las aulas en dos grupos para evitar masificaciones, y los alumnos deberán guardar distancia entre pupitres, no mirar de frente a los compañeros y portar mascarilla. Tampoco podrán salir a los pasillos entre clase y clase ni permanecer en los espacios comunes del centro.

Los servicios de administración serán virtuales y se cerrarán dependencias como cafeterías o salas de apoyo. Cada aula será desinfectada una vez que el grupo la abandone y entre otro, mientras que el resto de dependencias serán desinfectadas de forma constante.

Además, tendrán que definir los circuitos del interior del centro por donde pasarán profesores y alumnos manteniendo la distancia social adecuada

La vuelta a las clases será progresiva también en Grecia, donde el lunes comenzarán los alumnos del último año de instituto y el resto lo hará a partir del 18 de mayo de forma progresiva. En Austria comenzará el 11 de mayo, de forma escalonada por edades, al igual que Bélgica o Luxemburgo. Finlandia abrirá las escuelas de educación básica de forma gradual desde el 14 de mayo.

Los que vuelven en setiembre

Entre los que ya no abrirán las aulas al menos hasta setiembre se encuentran el Estado español, Italia o Irlanda, aunque es posible que en la CAV retornen en junio los de 4º curso de ESO y Bachiller.

Los planes avanzados por el Gobierno español para el regreso con solo la mitad de alumnos en el aula, a falta de mayor concreción, han provocado preocupación y dudas entre comunidades autonómicas y docentes.

El Ejecutivo estudia una fórmula para poder adecuar el número de alumnos máximo que podrían estar en un aula (fijado en 15) con la formación no presencial, y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, cree que esa distancia interpersonal se debe garantizar también en los patios.

Italia, la mitad en clase y el resto en casa

Si el caso de Italia sirvió de avance para las medidas de confinamiento que después llegaron al Estado español, el plan que prepara el Gobierno italiano puede ser también el espejo de lo que decida Madrid y de lo que ocurra en los centros del sur de Euskal Herria.

Allí, la ministra de Educación, Lucia Azzolina, también ha propuesto que las clases que se reanuden en setiembre con la mitad de alumnos.

«No es una decisión tomada, es una hipótesis sobre la mesa», advirtió ante el revuelo que ha generado su sugerencia entre partidos políticos y sindicatos, e incluso entre sus socios de Gobierno.

La ministra ha propuesto una «educación mixta» en la que los estudiantes puedan seguir las clases de forma presencial y en casa por turnos; la mitad iría a la escuela durante parte de la semana y la otra mitad el resto.

Las lecciones se desarrollarán al mismo tiempo para ambos grupos, para garantizar que todos los estudiantes reciben los mismos aprendizajes, pero unos las seguirán en el colegio y otros de forma telemática desde ordenadores en sus casas.

La titular de Educación ha planteado que se establezca un plan con entradas y salidas escalonadas a intervalos regulares de tiempo, que se desarrollen las actividades al aire libre siempre y cuando sea posible, que se reduzca el número de alumnos por aula y que se contraten más profesores.

Ya este junio, ha avanzado, los estudiantes podrán realizar el examen de acceso a la universidad de forma presencial, en espacios grandes y con ciertos protocolos de seguridad.

Los principales sindicatos italianos opinan que el aprendizaje a distancia ha servido durante la gestión inicial de la emergencia, pero que no puede alargarse en el tiempo, y defienden más financiación para contratar a más profesores y permitir que todas las clases sean presenciales.

«Revolución educativa»

El jefe del comité responsable de preparar el inicio del nuevo año escolar, Patrizio Bianchi, cree que las circunstancias de la pandemia deben dar paso a una «revolución educativa».

A su juicio, se deben invertir 3.000 millones de euros cada año durante cinco años para reestructurar un sistema educativo agotado y desarrollar la educación a distancia, además de revalorizar a los maestros.

Propone establecer «una gran plataforma digital totalmente dedicada a la educación escolar». «Será la base de un nuevo estilo de enseñanza», defiende. Añade también que el diseño de las clases tendrá que ser repensado, con muchos menos niños, dispuestos en un semicírculo y ya no en filas.

También quiere desarrollar la escuela al aire libre: «Trentino tendrá que aprovechar sus bosques; Milán, sus museos; Roma, sus parques», afirma.