Eguzki Agirrezabalaga

Un paseo entre fachadas pintadas

Casi una veintena de coloridos murales de grandes dimensiones pintados sobre fachadas de varios edificios conforman un itinerario curioso en el corazón de Gasteiz. Se trata de una especie de museo de arte urbano al aire libre construido, poco a poco y a brochazos, por los vecinos.

El mural Eskuz.
El mural Eskuz.

En esta colorida y curiosa ruta, diseñada por los propios vecinos de forma colectiva, bajo la coordinación de la Asociación Itinerario Muralístico IMVG, cada fachada es un grito de muchos metros cuadrados; y cada grito, de enormes dimensiones, esconde un mensaje que cada observador podrá interpretar a su manera.

«En la cresta de la arruga». Es el título de la obra que bien podría ser el punto de partida de una ruta para conocer los murales de Gasteiz. Pintada sobre la fachada de un edificio de la calle Mendoza del barrio de Zaramaga, concretamente en el número 59, una pared de 120 metros cuadrados a todo color refleja el envejecimiento de aquellos obreros que llegaron a la ciudad en los sesenta. A pocos metros, otro mural con un mensaje similar homenajea a quienes un día arrancaron sus raíces originales para construir Vitoria-Gasteiz. «Usted está aquí» recuerda a quienes lo observan.

3 de marzo, frente a la iglesia de San Francisco

Más adelante, concretamente en Reyes de Navarra 27, «El lince de Zaramaga» recurre al mundo animal como símbolo para agradecer el carácter colaborador del barrio y, desde la fachada del 28, concretamente frente a la iglesia de San Francisco, «No hay presente ni futuro sin memoria» recuerda los trágicos sucesos del 3 de marzo de 1976. El lugar, sin duda, es muy especial, pues en el interior de esa iglesia fue donde la Policía mató a tiros a cinco obreros que participaban en una asamblea de trabajadores en huelga.

Tras dejar atrás el barrio de Zaramaga, la ruta discurre hacia el centro histórico de la ciudad, concretamente al Cantón de Santa María. Allá, en el edificio que hoy alberga la Escuela de Educación Infantil Haurtzaro, enormes animales simbolizan la diversidad humana que habita el barrio, mientras que las personas que trabajan por la mejora del paisaje urbano protagonizan la obra «Erase una vez el voluntariado» desde lo alto de un edificio de Barrancal, 20.

La importancia del agua y del arte

«Somos agua, somos arte» es el título de la siguiente estación de este colorido viaje por la ciudad pintada. En esta ocasión, la composición, que ocupa una pared de doscientos metros cuadrados frente al centro cívico Aldabe, combina los conceptos agua y arte. Su objetivo es reivindicar la importancia del agua y del desarrollo del arte.

Después, hay que acercarse hasta la calle Chiquita, al número 9, para contemplar «Al Hilo del tiempo», que representa una serie de telas pintadas evocando la época medieval en la que la Plaza Burullería acogía un prestigioso mercado donde comerciaban los burulleros o tejedores de telas y paños.

La discriminación que sufre la mujer es el tema que aborda la siguiente escala de la ruta –en Zapatería, 76–, titulada «La luz de la Esperanza», y lo hace utilizando tonos fríos para «dibujar» problemas, y cálidos para reflejar sus soluciones. Y, más adelante, sale al paso el trabajo conocido como «Eskuz esku», conformado por dos fachadas pintadas relacionadas a través del símbolo de la mano y unidas por un mosaico en la parte inferior. La mano, al parecer, representa la herramienta de la que nace todo.

San Juan y la corrupción

«La Noche más corta» y «El triunfo de Vitoria» son las siguiente escalas. La primera evoca la noche de San Juan y su mágica fiesta pagana en una escena de fantasía nocturna con hogueras, música, baile y desenfreno protegida por los muros de la muralla medieval. La segunda, «El triunfo de Vitoria» –inspirada en ‘El tramposo’–, de Georges de la Tour, se realizó en Santa María 9, y dicen que hace referencia a una ciudad que vence al corrupto gracias a su gente. Utiliza para ello la imagen de una partida de cartas en la que la gran Dama Vitoria juega contra un hombre que intenta hacer trampas (símbolo de poder corrupto) y presume enseñando las cartas al público. Pero la sirvienta de Vitoria avisa de la trampa a su señora.

Una vez alcanzado el Cantón de Santa Ana, en Correría 96 se halla «Cubiertos de cielo y estrellas», mural inspirado en una obra de Giotto di Bondone que reinterpreta el beso de Santa Ana y San Joaquín en la Puerta Dorada de Jerusalén, y, tras atravesar el casco medieval y recalar en la calle Francia, frente al Artium, se puede contemplar «¿Qué haremos con lo que sabemos?», pintada para tratar de explicar lo que significa ser «verde» después de que la ciudad fuera declarada «Green Capital».

Por la integración y la diversidad

«Auzoan hazi, hezi eta bizi» también se ubica en el Cantón de Santa Ana. Homenajea a todos aquellos colectivos, asociaciones, profesorado y asociación de padres y madres que han tenido una participación social en la escuela pública sobre la que descansa el mural: Ramón Bajo, reconocido modelo de integración y diversidad frente a la segregación escolar. Igualmente, «Continentes» tiene como soporte las paredes de una escuela infantil del Cantón de Santa Maria. Distribuida en cuatro fachadas, la obra ha querido reflejar en colores la diversidad cultural del barrio a través de animales de diferentes partes del mundo.

El itinerario de los murales de Gasteiz ha llegado incluso a Ariznabarra con la obra «Vecinas», protagonizada por Maruja y Joaquina. Ellas son únicamente dos, pero representan, con orgullo, a todas las mujeres del barrio. Un encuentro con ellas podría ser una buena forma de culminar el agradable paseo por la galería de arte al aire libre que ofrece Gasteiz.