Amaia Ereñaga

Muere el fotoperiodista Paul Fusco, retratista del agitado siglo XX

De todos los reportajes que realizó a lo largo de su extensa carrera, el más famoso es el que recoge el recorrido en tren del féretro de Robert Kennedy en 1986. Paul Fusco, uno de los grandes fotoperiodistas del siglo XX y miembro de la mítica agencia Magnum, murió ayer a los 90 años, según se ha sabido hoy. 

Paul Fusco. (VISA POUR L'IMAGE)
Paul Fusco. (VISA POUR L'IMAGE)

«Quiero que los espectadores se trasladen a la vida de las personas que están viendo; la experiencia visual es increíblemente emocional», escribió Paul Fusco sobre la razón de su trabajo.

Nacido en Leominster (Massachusetts) en 1930, Paul Fusco comenzó con la fotografía como hobby a la edad de 15 años. Durante la Guerra de Corea, entre 1951 a 1953 se estrenó como fotógrafo en el cuerpo de señales del Ejército y, cuando se licenció, decidió estudiar fotoperiodismo en la Universidad de Ohio.

Finalizados los estudios, se mudó a la ciudad de Nueva York y comenzó su carrera como fotógrafo de plantilla en la revista bimensual ‘Look’, para la que trabajó hasta 1971 y en la que se especializó en reportajes de temática social sobre su país, como la difícil situación de los mineros indigentes en Kentucky o la vida en el guetto de Nueva York, aunque eso no le impidió trabajar en Inglaterra, Israel, Egipto, Japón, el sudeste de Asia, Brasil, Chile o México.

El 8 de junio de 1968 Fusco, que tenía entonces 38 años, pasó por la redacción de ‘Look’. Llevaba once años en plantilla y le iban a enviar a cubrir los funerales del senador Robert Kennedy, al que habían matado a tiros tres días antes. «Súbete a ese tren», le dijo el redactor en jefe. Llevaba tres cámaras y un paquete de películas. 

«Un agente de seguridad me dijo: ‘Súbete a este vagón, siéntate y no te muevas’. Yo estaba solo», relató después. A lo largo de las siete horas que duró el viaje desde Nueva York hasta el cementerio de Arlington, en Washington DC, y desde la ventana del vagón en el que viajaba, Fusco fotografió a la gente que salía al paso del tren funerario.

El dolor de una nación

Hay que entender el contexto. La primavera de aquel 1968, una ola de sangre recorría EEUU. El asesinato de Martin Luther King, el 4 de abril, acabó con las aspiraciones de la consecución pacífica de los derechos civiles. Había brotes violentos en Chicago, Baltimore, Washington...

Robert Kennedy había decidido presentarse a las presidenciales de noviembre, con un programa progresista, pero su muerte a tiros, como la de su hermano John cinco años antes, golpeó de nueva a su país. Aquel recorrido en tren era el retrato del dolor de una nación, y se convirtió en un trabajo de fotografía brillante en el que Fusco hizo cerca de un millar de diapositivas.

‘Look’, sin embargo, no lo publicó porque el número de aquel mes ya estaba en imprenta. Las imágenes de Fusco, excepto dos, publicadas a finales de junio de 1968 en su revista, estuvieron guardadas en depósito durante años en la Librería del Congreso de Washington, donde la revista depositó sus archivos cuando cerró sus puertas en 1971.

De ahí pasaron a los fondos de la icónica agencia Magnum, en la que Fusco se integró en 1973. Tres años más tarde, Magnum las publicó en la revista ‘George’, creada por John Kennedy Jr, hijo de John Kennedy y sobrino de Robert. De esta publicación salieron un libro y una exposición que también llegó hasta Getxophoto, el festival de fotografía de Getxo, en 2015.

Desde Magnum, de la que se convirtió en asociado en 1973 y miembro de pleno derecho al año siguiente, su trabajo se dio a conocer internacionalmente. Sus trabajos han sido publicados en las principales revistas de su país, como ‘Time’, ‘Life’, ‘Newsweek’... así como en otras publicaciones en todo el mundo.

Entre los últimos temas que trató están los abandonados del mundo, los que viven en los márgenes de la historia: los enfermos de sida en California, los ciudadanos sin hogar, el levantamiento zapatista en Chiapas... y su proyecto más amplio y a largo plazo, en el que documentó a los niños y los adultos bielorrusos que enfermaron a consecuencia de la radiación en Chernobyl.