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Putin ofrece ayuda militar a Lukashenko frente a la crisis política en Bielorrusia

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha confirmado su apoyo a su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, incluida la oferta de ayuda militar, ante la crisis política en este país y frente a la presión exterior sobre la república que han denunciado ambos dirigentes. Este ofrecimiento ha coincidido con otra jornada de protestas opositoras.

Manifestación opositora en MInsk, este domingo. (Sergei GAPON/AFP)
Manifestación opositora en MInsk, este domingo. (Sergei GAPON/AFP)

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha ofrecido este domingo a su homólogo bielorruso, Alexandr Lukashenko, la ayuda necesaria «para resolver los problemas surgidos en Bielorrusia», incluido el apoyo militar que se recoge en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, un pacto político-militar que agrupa a varias antiguas repúblicas soviéticas.

En la segunda conversación telefónica entre ambos mandatarios en 24 horas, el Kremlin ha confirmado «su disposición a prestar la ayuda necesaria para resolver los problemas sobre la base de los principios del tratado de la Unión Estatal y también, si es necesario, a través de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva».

La nota subraya la «presión que desde el exterior se ejerce sobre la república» bielorrusa, entre los temas que han sido tratados por los dos presidentes.

Minsk, forzado a mirar hacia Moscú

La presión occidental sobre Bielorrusia y las protestas opositoras tras las elecciones han empujado a Lukashenko a demandar el apoyo de Moscú, a pesar de los recelos sobre el acuerdo de Unión de Rusia y Bielorrusia y de recientes acusaciones de injerencias en las elecciones presidenciales.

El presidente bielorruso ya adelantó el sábado que Putin le había ofrecido su ayuda para mantener la seguridad del país.

Putin consigue, por su parte, que Lukashenko lo vea ahora como el recurso para hacer frente a esta presión, que este domingo se ha mantenido con nuevas manifestaciones.

Lukashenko ha rechazado la posibilidad den convocar nuevas elecciones en una movilización progubernamental que ha hecho frente a otra opositora en Minsk.

El presidente ha aparecido en la movilización en la Plaza de la Independencia ante varios miles de seguidores a los que ha conminado «por primera vez en un cuarto de siglo, a defender a vuestro país y su independencia».

Frente a la demanda opositora de repetir las elecciones que ganó con el 80% de los votos el 9 de agosto y que la oposición considera fraudulentas ha denunciado la voluntad de imponer «un gobierno desde el extranjero».

«Hemos construido un bello país, con sus dificultades y desperfectos. ¿A quién queréis entregarlo? Si alguien quiere entregar el país, ni muerto lo permitiré», ha afirmado Lukashenko.

«Hay tanques y aviones a 15 minutos de vuelo de nuestras frontera. La tropas de la OTAN hacen rechinar las orugas de los tanques junto a nuestra puerta. Lituania. Letonia, Polonia y, lamentablemente, nuestra querida Ucrania nos ordenan celebrar nueva elecciones. Si aceptamos, caeremos en picado», ha alertado.

Lukashenko ha insistido en que la repetición de las elecciones presidenciales supondría la «muerte de Bielorrusia como Estado y como nación».

Marcha opositora

Poco después comenzaba la marcha opositora con gritos de «¡Vete!» dirigidos al presidente, con banderas con los colores rojo y blanco del proyecto de república bielorrusa que se intentó crear hace un siglo frente a la URSS, recuperado durante la ocupación alemana y entre 1991 y 1995, y que la oposición ha adoptado.

Algunos periodistas de la televisión pública y un exministro se han sumado a la marcha. Asimismo, desde Bratislava el embajador de Bielorrusia en Eslovaquia, Igor Leshchenya, ha enviado su apoyo en un vídeo en el que se ha mostrado «impresionado por los testimonios de torturas y palizas».

También se ha repetido los homenajes a los fallecidos en la represión de las protestas que continúan desde hace una semana, y en las que han muerto al menos dos personas y varias decenas han resultado heridas.

Desde el jueves se han extendido estas protestas en todo el país, mientras las autoridades han comenzado la liberación de más de 2.000 de las 6.700 personas detenidas.

Mientras los opositores temen una intervención rusa, Lukashenko advirtió a Putin en su primera conversación de que la amenaza se extiende también a Rusia y al espacio post-soviético, y supone una nueva edición de «revolución de colores» con elementos de injerencia exterior.

Por su parte, la Unión Europea ha ordenado imponer sanciones contra cargos bielorrusos que estiman ligado a fraudes electorales y a la represión, mientras Polonia, Lituania y Letonia proponen una «mediación» que Lukashenko ha rechazado de plano.