Dabid Lazkanoiturburu

La crisis en Mali hace perder pie al Ejército francés en el Sahel

El Ejército francés ha sufrido nuevas bajas en una emboscada yihadista en Mali. Y ello en un momento delicado para París, que teme que el reciente golpe de Estado en el país africano afecte a su contestada misión antiyihadista en el Sahel.

Manifestantes saludan al Ejército golpista en Mali. (Michele CATTANI-AFP)
Manifestantes saludan al Ejército golpista en Mali. (Michele CATTANI-AFP)

Dos militares franceses de la operación contra el yihadismo «Barkhane» han muerto en las últimas horas por la explosión de un artefacto artesao al paso del blindado con el que llevaban a cabo un operativo en  la región de Tessalit,  en el este de Mali.

En el vehículo viajaban tres militares, Los muertos son un jefe de brigada y un paracaidista. El tercero, del que la presidencia francesa no concreto el rango, resultó gravemente herida aunque presenta un estado estable.

La operación «Barkhane» moviliza a 5.100 militares y fue creada en agosto de 2014 como sucesora de la misión« Serval», que la antigua metrópoli francesa lanzó en 2013 para impedir que los grupos yihadistas, que aprovecharon una revuelta armada originariamente bereber en el norte y centro de Mali (Azawad) para lanzar una ofensiva para tomar el control de todo el país.

Según el Estado Mayor, esta nueva emboscada eleva a 45 el balance de soldados franceses muertos en el marco de ambas operaciones.

En noviembre de 2019, el Ejército galo perdió a 13 efectivos en lo que presentó como un accidente entre dos helicópteros en un enfrentamiento con los yihadistas.

En los últimos meses, el Estado Francés ha multiplicado sus ofensivas, en particular en la zona de las «tres fronteras» entre Mali, Niger y Burkina Faso, en colaboración con los países africanos del G5 Sahel (Mauritania y Chad, además de los tres mencionados).

París ha anunciado la «neutralización» de decenas de yihadistas, entre ellos del emir de Al Qaeda en el Magreb Islámico (Aqmi), el argelino Abdelmalek Droukdal, en junio.

Inquietud tras el golpe de Estado

El golpe de Estado contra el presidente maliense, Ibrahim Boubacar Keïta, en el poder siete años tras una asonada anterior, ha generado cierta inquietud en París.  

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha urgido a la «puesta en marcha sin dilación de una transición política en Mali (…) condición sine qua non para una lucha eficaz contra los terroristas».

A finales de agosto, el jefe del Estado Mayor de los Ejércitos francés, general François Lecointre, advirtió de que «veremos si el Ejército de Mali mantiene sus compromisos (…) Les hemos dicho que nos parece esencial si no queremos echar a perder todos los esfuerzos realizados desde la cumbre de Pau», en enero de este año.

En aquella cumbre, los dirigentes del G5 se alinearon con París tras las crecientes críticas de la población de sus países a una operación antiyihadista que oculta ambiciones postcoloniales.

Pero la crisis política maliense ha puesto las cosas patas arriba. «Es un poco decepcionante. No hay que perder de vista que se ha ganado en términos de seguridad y encontrar rápido una solución política. De lo contrario, iremos para atrás», advertía recientemente un alto mando militar francés.

Ayer sábado arrancaron las conversaciones nacionales sobre la transición en Bamako. Lo hicieron sin la presencia de los rebeldes tuaregs, muy críticos con la junta golpista sobre sus promesas de restauración del poder civil.

Boubacar se va

El derrocado presidente maliense  va a abandonar en las próximas horas su país hacia un destino del Golfo Pérsico para recibir atención médica.

Según varias fuentes concordantes, un avión medicalizado trasladará hoy a Boubacar Keita,, probablemente hacia Emiratos Árabes Unidos (EAU), con una escala en un país vecino que no se precisado.

Boubacar Keita fue hospitalizado el pasado martes tras haber sufrido un leve ataque parecido a un derrame cerebral, antes de obtener el permiso de la junta golpista para poder viajar fuera del país, teóricamente con compromiso de regreso por su parte.

Desde las malogradas Primaveras Árabes, e incluso desde antes, EAU se ha convertido en el refugio de dictadores y presidentes derrocados en su huida, sin olvidar a reyes eméritos como el borbón Juan Carlos