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La Policía armenia retoma el control tras el asalto popular a la sede del Gobierno y del Parlamento

La Policía armenia ha retomado el control de la sede del Gobierno y del Parlamento armenios, tomados durante la noche por una multitud indignada tras la firma de un alto el fuego para poner fin a la guerra en Nagorno Karabaj. El acuerdo, con la mediación de Rusia, supone la consolidación de las conquistas realizadas por la ofensiva azerí contra el enclave.

Maniestantes en la entrada de la sede del Ejecutivo armenio en Erevan. (Karen MINASYAN/AFP)
Maniestantes en la entrada de la sede del Ejecutivo armenio en Erevan. (Karen MINASYAN/AFP)

A las 9.30 de la mañana de este martes, un cordón de policías antidisturbios ha lanzado una operación para desalojar a los cientos de indignados armenios que durante la noche tomaron al asalto y saquearon la sede del Ejecutivo y el Parlamento.  

La circulación está volviendo poco a poco a la normalidad en la gran Plaza vecina de La República, aunque decenas de manifestantes siguen gritando consignas contra el Gobierno y han llamado a nuevas protestas a lo largo del día.

Cientos de armenios enfadados con la «traición» del primer ministro, Nikol Pashinian, irrumpieron durante la noche en la sede del Gobierno y el Parlamento para reivindicar a gritos que no entregarán territorios del enclave a Azerbaiyán.

«Pashinian traidor» o «No entregaremos Artsaj», nombre armenio de Nagorno Karabaj, gritaron los congregados en la Plaza de la República después de que el primer ministro anunciara un acuerdo con Azerbaiyán y Rusia para el alto el fuego y la retirada del Ejército de tres regiones.

Además de entrar en la sede del Gobierno, un grupo de personas también tomó al asalto el Parlamento, exigiendo que Pashinian compareciera ante ellos, según mostraron las imágenes en la televisión armenia.

El presidente de la Asamblea, Ararat Mirzoian, fue sacado violentamente de su coche oficial y golpeado cuando los manifestantes le exigían saber dónde se encontraba el primer ministro.

Mirzoian fue ingresado en un hospital con heridas, pero su vida no corre peligro, ha asegurado el jefe de gabinete del primer ministro, Eduard Aghajanian.

A lo largo de la noche más y más armenios salieron a las calles en varios distritos de Erevan para protestar contra la firma del alto el fuego.

El futuro del primer ministro

Pashinian ha reconocido como «muy dolorosa» para él y para el pueblo armenio la declaración, que Azerbaiyán no ha dudado en reivindicar inmediatamente de capitulación, pero asegura que la firmó con la convicción de que es la «mejor solución en la situación creada» por el avance del Ejército azerí hacia la capital, Stepanakert, tras conquistar la segunda ciudad, Shushi.

17 partidos de la oposición, que reclaman la dimisión del primer ministro, intentan convocar una reunión extraordinaria del Parlamento para abordar el acuerdo trilateral, pero para ello deben participar también al menos 25 diputados de la facción gobernante. 

Pachinian, que asegura que no ha abandonado el país y que sigue «haciendo su trabajo como primer ministro», llegó al poder en 2018 de la mano de una revuelta popular contra la corrupción y los caciques en el poder desde la era soviética. Ahora piden su cabeza.

«¡Nuestros generales deben tomar el poder. Solo así vendrá Putin a ayudarnos!», grita un manifestante. Y es que sin romper los históricos lazos de Armenia con Rusia, el primer ministro apostó por estrechar relaciones con Occidente.