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Un ataque contra la región etíope de Amhara hace temer una extensión del conflicto en Tigray

El Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) ha confirmado hoy el lanzamiento de dos cohetes contra posiciones del Ejército etíope en la región vecina de Amhara, en el norte del país, reforzando los temores a la extensión del conflicto en un país con fuertes tensiones entre numerosas etnias, en plena ofensiva militar del Ejército federal.

Milicianos amhara circulan en un pick up por las calles de la ciudad de Gondar. (Eduardo SOTERAS/AFP)
Milicianos amhara circulan en un pick up por las calles de la ciudad de Gondar. (Eduardo SOTERAS/AFP)

Dos aeropuertos de la región etíope de Amhara, colindante con la también norteña de Tigray donde fuerzas federales mantienen una ofensiva militar desde el pasado día 4 con cientos de muertos, fueron atacados anoche con cohetes, ha confirmado el Gobierno. Las autoridades federales culparon del ataque al Frente de Liberación de Tigray (TPLF)El Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF), que ha asumido la acción.

El grupo de trabajo de emergencia de la Administración etíope ha señalado que a última hora de la noche de ayer se dispararon dos cohetes hacia las ciudades de Bahir Dar y Gondar. Uno de los proyectiles estalló en el aeropuerto de Gondar, que sufrió daños parciales, mientras que el segundo, disparado de forma simultánea, cayó a las afueras del aeropuerto de Bahir Dar, la capital tigriña.

«Nuestras fuerzas han realizado un contraataque en respuesta a los ataques aéreos que llevamos recibiendo constantemente», ha hecho saber el alto responsable del TPLF, Getachew Reda, quien ha considerado un «éxito» la acción contra dos aeropuertos que, según ha dicho en declaraciones a Tigray TV, «sirven como base para los aviones de combate que atacan Tigray». «Seguiremos efectuando tales operaciones mientras continúen los ataques contra nosotros», ha señalado.

Esta mañana, tanto la ciudad histórica de Gondar como la de Bahir Dar, esta última aclamada por el turístico lago Tana fuente del río Nilo Azul, han amanecido en calma, según diversos medios locales.

El TPLF era el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (Eprdf), una alianza sustentada en las etnias, hasta la llegada del primer ministro y premio Nobel de la Paz 2018, Abiy Ahmed, que lanzó el 4 de noviembre una ofensiva en Tigray contra la formación tras un ataque contra bases militares atribuido a este partido.

Riesgo de expansión del conflicto

Si el TPLF está detrás de los disparos de cohetes de anoche, el partido estaría mostrando su capacidad a llevar el conflicto fuera de su feudo. El general Berhanu Jula, jefe del Estado Mayor del Ejército federal, había asegurado a principios de mes que «la guerra no llegará al centro del país».

Numerosos observadores temen que el conflicto derive en una guerra comunitaria incontrolable en Etiopía, el segundo país más poblado de África con más de 100 millones de habitantes y mosaico de pueblos reunidos dentro de un «federalismo étnico».

Miles de milicianos amhara (segunda etnia más numerosa, después de los oromo) luchan en Tigray junto al Ejército federal etíope contra el TPLF, según las autoridades regionales. Los tigriñas representan el 6% de la población.

Hoy, la Comisión para los Derechos Humanos en Etiopía ha advertido de que los residentes de Tigray se enfrentan a posibles represalias discriminatorias por este conflicto. «Existe un miedo y una amenaza justificados de una posible discriminación étnica», ha avisado el organismo, que también está investigando la masacre de civiles (amharas, según testigos) perpetrada por hombres armados de filiación desconocida, y que Naciones Unidas ha denunciado como posible crimen de guerra.

17.000 refugiados

El conflicto –del que es muy difícil obtener información sobre el terreno por la interrupción de las comunicaciones– está provocando también un éxodo de refugiados a la vecina Sudán, concretamente a la región de Al-Gedaref.

Un portavoz regional, identificado como Al-Tayeb al-Abanusi, estima en 17.000 el total de personas que han cruzado ya la frontera huyendo de los combates. «La mayoría son mujeres y niños que han llegado en un estado de hambruna. Están comiendo las semillas de sésamo que encuentran en los campos», se ha lamentado.