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Iparragirre denuncia el «tabú» de la tortura y recuerda a Mikel Zabalza en la AN

En su derecho a la última palabra del tercer juicio que afronta en el Estado español, Marixol Iparragirre ha denunciado el «tabú» que existe en torno a la tortura. «Sus consecuencias no se acaban cuando sales de la sala de torturas», ha declarado.

Marixol Iparragirre.
Marixol Iparragirre.

La prisionera vasca Marixol Iparragirre ha negado este jueves, en el tercer juicio en su contra en el Estado español, su participación en un atentado frustrado contra un dispositivo de la Policía española en el polideportivo de Mendizorrotza, en Gasteiz, en 1985. Y ha hecho uso del último turno de palabra para recordar la tortura.

De hecho, Iparragirre ha declarado que en 1985 residía en Iparralde, donde intentaba «rehacer» su vida en un contexto marcado por los asesinatos y secuestros de los GAL, en una situación de «inseguridad administrativa total».

En este contexto, Iparragirre ha recordado el caso de Mikel Zabalza, desaparecido y encontrado muerto aquel mismo año después de una detención por parte de la Guardia Civil en Intxaurrondo. Y lo ha hecho incidiendo en el desprecio que sufrió su familia, cuando se le invitó a mirar en ‘objetos perdidos’ o se le engañó con que estaba en Hendaia. Pasajes, ha recordado, que se incluyen en la entrevista a su hermana Lourdes Zabalza realizada recientemente por ‘Kazeta’ y recogida por NAIZ.

Además, Iparragirre ha denunciado una vez más haber sufrido torturas, un hecho que según la acusada continúa siendo «tabú» en el Estado español. «Las consecuencias de la tortura no se acaban cuando sales de la sala de torturas. Lo que quiero es que en este país no se vuelva a torturar nunca jamás», ha reclamado Iparragirre en su derecho a la última palabra.

Reconocimiento del dolor

Sobre su situación penitenciaria, Marixol Iparragirre ha recordado que en su caso cumple y ha cumplido los requisitos que se piden para avanzar de grado. «Reconozco el dolor de las víctimas, abogo por la vía pacífica, y acepto las condiciones penitenciarias. ¿Por qué no se me deja avanzar?», ha preguntado. A pesar de ello, Iparragirre se ha mostrado «optimista, al igual que el Colectivo de Presos».

Finalmente, sobre la prescripción de los hechos, Iparragirre se ha cuestionado si «en este país los únicos delitos que no prescriben son los de ETA y los que se achacan a los partidarios de la independencia». Al respecto, Iparragirre ha mencionado la extradición desde Bélgica de Jaione Jauregi, reclamada por el Estado español por unos hechos ocurridos en 1981, que ha sido encarcelada.

En cambio, «cuando la jueza Servini de Argentina pidió interrogar a Billy el Niño, se le contestó que sus actos estaban prescritos», ha recordado Iparragirre. «¿Por qué con nosotros se sigue manteniendo la misma legislación antiterrorista? ¿No merece la pena hacer un esfuerzo judicial para poder terminar con esto de una manera humana, sin humillaciones?», ha finalizado su turno de palabra Iparragirre.

488 años de petición

La Fiscalía solicita para Iparragirre 488 años de prisión por este atentado de Mendizorrotza, al achacarle 20 delitos de «asesinato en grado de frustración con concurrencia de alevosía», un delito complejo de «atentado a agentes de la autoridad en grado de frustración» y un delito de «estragos en grado de frustración».