I.S.

Preocupación por la pandemia, tranquilidad en el Gobierno navarro

Con la cooperación de EH Bildu para sacar adelante presupuestos y proyectos, con los jelkides en su Gobierno e Idoia Mendia en el del PNV, con Santos Cerdán susurrando a Pedro Sánchez y con la derecha desnortada, Chivite puede concentrarse en gobernar.

Bakartxo Ruiz y María Chivite. (FOKU)
Bakartxo Ruiz y María Chivite. (FOKU)

Desde el punto de vista de la gobernabilidad, la perspectiva con la que afronta 2021 el Gobierno de María Chivite es razonablemente positiva.

Con los presupuestos aprobados gracias al pacto con EH Bildu, sin ni opción ni tentación de atarse a Navarra Suma, ayudada por la maquinaria burocrática vasquista que engrasó el Gobierno anterior –aunque con el proceso contra Manu Ayerdi acechando–, y respaldada por Pedro Sánchez, la lehendakari solo tiene un quebradero de cabeza serio: los terribles datos de la pandemia, sus consecuencias socioeconómicas y el malestar social que todo ello genera.

Pese a la gestión, datos fatales

En Nafarroa los datos del covid-19 han sido especialmente malos. El impacto de la segunda ola y las perspectivas para la tercera muestran errores por aclarar. Sin embargo, el Gobierno ha sido proactivo, bastante transparente y, aunque siempre un tanto tarde, ha tomado medidas a veces incluso radicales.

Entre otros factores, las «no fiestas» dejaron una resaca ingobernable, las medidas para atajar la situación llegaron tarde y los malos datos se han mantenido hasta muy entrado el invierno. Ahora, más que una desescalada para navidades, ha sido una salida a superficie para amortiguar los efectos de la apnea. Pero los datos han vuelto a empeorar y el Ejecutivo foral ha ajustado aún más los planes para Nochevieja. Algo impopular, pero totalmente justificado.

Es cierto que los únicos que no le han apoyado han sido los representantes de Navarra Suma, que han intentado arrimarse al descontento de la hostelería. Un sector muy castigado, que sufre situaciones muy diversas, pero que entre sus representantes tiene a parte de la red clientelar del regionalismo.

Desde el punto de vista de la comunicación, en relación a la pandemia el Gobierno ha aprobado. Si en 2021 hubiese sanfermines, alguno se vería tentado a corear «Indurain, Indurain, Indurain…», pero no en referencia al pentacampeón sino a la consejera de Salud, Santos Indurain. Su templanza, su pedagogía, su empatía y su asertividad han resultado balsámicas en medio del desbarajuste.

Por ejemplo, ha sido la que más claramente ha hablado sobre los efectos que tendrá la saturación por coronavirus de los servicios sanitarios en otros enfermos. Ha explicado cómo otras intervenciones se retrasarán y esto provocará más muertes. Eso, junto con una llamada serena a la responsabilidad.

Sin complejos

Si alguien tenía dudas sobre si se podía aplicar la geometría variable apoyándose en Navarra Suma, el trifachito navarro se ha encargado de hacerle entender que no son gente de fiar, que piensan que el PSN sirve para monaguillo, no para gobernar. El regalo del PSN al aprobar los presupuestos de Enrique Maya en el Ayuntamiento de Iruñea, ceba a ese contrapoder contra Chivite, victima de sus propias «no decisiones».

Aun así, en general, Chivite ha sorprendido para bien. Puede ser que le haya ayudado a ella también dejarse sorprender, dejar de lado algunos prejuicios.