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Dublín

El primer ministro irlandés pide perdón por el trato a madres solteras y niños en orfanatos

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha pedido perdón a las «madres solteras y los bebés» que sufrieron «terribles abusos» en instituciones estatales y religiosas entre 1922 y 1998 como consecuencia de una sociedad con actitudes «retorcidas respecto a la sexualidad y asuntos íntimos».

Tres supevivientes del orfanato El Hogar en Tuam posan en el monumento construido en recuerdo a los 800 niños cuyos restos aparecieron en 2014. (Paul FAITH / AFP)
Tres supevivientes del orfanato El Hogar en Tuam posan en el monumento construido en recuerdo a los 800 niños cuyos restos aparecieron en 2014. (Paul FAITH / AFP)

Irlanda se enfrenta a otra negra página de su pasado más reciente. Este martes, tras más de cinco años de investigaciones, la Comisión de Hogares Maternoinfantiles ha dado a conocer un informe de 3.000 páginas en el que recoge la vulneración de derechos, la estigmatización y drama que vivieron miles de madres solteras, repudiadas por sus propias familias, por una sociedad conservadora y por la Iglesia católica.

Este demoledor informe que, para algunos se queda corto, revela que 9.000 niños murieron en orfanatos para madres solteras entre 1922 y 1998. Dirigidos por monjas en colaboración con el Estado irlandés, estos hogares, acogían a adolescentes y jóvenes que habían sido rechazadas por sus familias por haberse quedado embarazas sin estar casadas. En total, el 15% de los aproximadamente 57.000 niños que se encontraban en las 18 instituciones investigadas murieron durante su estancia allí.

Los niños que nacían allí, considerados «ilegítimos», a menudo eran separados de sus madres y dados en adopción rompiendo todos los lazos con sus familias biológicas.

El primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha pronunciado este miércoles una disculpa pública en nombre del Estado por el trato dado a estas madres y a sus niños. En un discurso pronunciado en el Dáil Eireann, la Cámara Baja del Oireachtas o Parlamento, ha lamentado que los niños nacidos fuera del matrimonio fueran tratados como marginados, lo que es «imperdonable» y supone un «profundo fracaso» como sociedad.

«Profundo error generacional»

En nombre del Estado, ha pedido perdón por el «profundo error generacional» que cometieron los irlandeses de la época contra las madres y los niños en estos orfanatos. «Como la Comisión ha dicho claramente, no debieron estar allí», ha continuado, destacando su disculpa por «la vergüenza y el estigma de los que fueron objeto».

Dirigiéndose a los supervivientes, Martin les ha asegurado que «cada uno de ellos estuvo en una institución por los errores de otros. Ninguno de vosotros tiene la culpa, no hicisteis nada mal y no tenéis que avergonzaros. Ni esas madres ni esos niños debieron estar ahí», ha añadido, al tiempo que ha afirmado que «la carencia de respeto hacia vosotros es profundamente conocida«.

Como ya hizo el martes, el primer ministro irlandés ha recordado que fue Irlanda la que fundó estos orfanatos y que, en consecuencia, tenía la autoridad para controlar sus movimientos. «Esta autoridad no se ejerció (...) El Estado os falló, a las madres y a los niños, en estos hogares», ha censurado.

El informe de la comisión destaca que «la muy alta tasa de mortalidad infantil» durante el primer año de vida de los bebés en los orfanatos «es probablemente el rasgo más inquietante de estas instituciones». La tasa de mortalidad más alta de todos los orfanatos es la de Sean Ross, ubicado en Ros Cré, que estuvo operativo entre 1931 y 1969. Un total de 1.090 niños de los 6.079 que vivían allí entre 1932 y 1947 fallecieron.

«Toda la sociedad fue cómplice»

En palabras del mandatario irlandés este informe describe un capítulo «oscuro, difícil y vergonzoso de la historia irlandesa reciente», donde «una cultura extraordinariamente opresiva» trató a las mujeres «excepcionalmente mal». «Nos hicimos esto a nosotros mismos», ha censurado, subrayando que «toda la sociedad fue cómplice de ello».

Ha mostrado su confianza en que este documento ayude a cerrar así otro «episodio oscuro del pasado», después que otras investigaciones hayan revelado en los últimos años los abusos sexuales cometidos por religiosos contra miles de menores durante gran parte del pasado siglo.

En 2013, otra investigación oficial documentó el comportamiento de las monjas católicas en las llamadas «Lavanderías de la Madgalena», donde entre 1922 y 1996 miles de mujeres internas trabajaron en un régimen de semiesclavitud y abusos.

El ministro de Infancia, Roderic O'Gorman, ha resaltado la «brutal cultura misógina» de lo sucedido. «El informe deja claro que, durante décadas, Irlanda ha mantenido una cultura misógina opresiva y brutal, donde la estigmatización generalizada de las madres solteras y sus hijos les robó a estas personas a veces su futuro», ha reconocido.

«Es difícil imaginar la magnitud de la tragedia y el dolor que se esconde detrás de la cifra de 9.000 niños y bebés», ha señalado.

La investigación de partió de una historiadora

El Gobierno estableció la también llamada Comisión sobre Madres y Bebés en 2014, tras el hallazgo ese año de casi 800 esqueletos de niños en cámaras subterráneas de un convento regentado por monjas del Buen Socorro en la localidad de Tuam, en el oeste de Irlanda, entre 1925 y 1961.

Este caso, que conmocionó al país, salió a la luz cuando un estudio de la historiadora local Catherine Corless descubrió certificados de defunción de 798 niños, aunque solo dos de ellos estaban acompañados por certificados de enterramiento.

Las excavaciones efectuadas posteriormente confirmaron que los esqueletos yacían en el espacio que ocupaban tanques sépticos en el edificio del citado centro de acogida, conocido como «El Hogar».

En torno a una de esas casas de acogida gira el argumento de la película "Philomena", que recibió cuatro candidaturas a los Oscar en 2014 y que relata los esfuerzos de Philomena Lee para encontrar a su hijo, dado en adopción sin su permiso a una familia estadounidense.

Según la cinta y el libro en el que está basada, Lee se topó con los intentos de las monjas por entorpecer su búsqueda, dejando entrever que quemaron todos los registros y que obtuvieron beneficios económicos por las adopciones, unas prácticas que también quedan recogidas en el informe de la comisión.