Bryan Gil es la revelación y Marko Dmitrovic la seguridad pero Kike García se ha hecho un hueco entre los dos para completar la nómina de jugadores más destacados del Eibar en la primera mitad de la temporada. Una alegría para club y jugador que ahora se ve aumentada con el acuerdo alcanzado por ambas partes para prolongar su particular historia de amor. E conquense seguirá vistiendo la camiseta azulgrana hasta al menos 2023, tras haber acordado dos temporadas y una más opcional.

Kike cumple su quinta temporada en el Eibar. Sin contar el medio año que tuvo que limitarse a entrenar con sus compañeros, después de que el club azulgrana y el Middlesborugh metieran la pata con su fichaje en el mercado invernal de 2016: los trámites se completaron con el límite horario de la última jornada superado y el delantero no pudo debutar hasta la temporada 16/17.

Desde entonces se ha convertido en un jugador de absoluta confianza para José Luis Mendilibar, aunque no siempre le haya acompañado la fortuna de cara a gol –algo que suple con un trabajo incuestionable del que muchas veces se benefician los demás atacantes del equipo– ni con las lesiones. Una fractura de peroné le tuvo tres meses fuera de combate en su primera temporada, pese a lo que acabó la Liga con 24 partidos jugados y siete goles, una cifa que sólo ha superado en otro ocasión. La pasada temporada, y precisamente cuando era máximo goleador del equipo, una lesión muscular le mantuvo en el dique seco otros tres meses justo antes del confinamiento.

Su mejor temporada fue la 17/18. Lo jugó prácticamente todo –35 partidos de Liga, sólo superados por los 36 de Dmitrovic– y concluyó con su mejor marca anotadora con la camiseta  del Eibar, 8 goles. La actual marcha por un camino similar. También ahora es el segundo jugador más utilizado por Mendilibar tras haberse perdido sólo dos partidos por causa de fuerza mayor, y ha anotado cinco goles –igualando o superando sus registros de las tres últimas campañas–, incluyendo el que valió tres puntos en el Pizjuán, el del empate del Camp Nou o el golazo, en este casi sin premio añadido, frente al Real Madrid.

Mucho trabajo para la Dirección deportiva

La renovación de Kike García era una prioridad pero no la única para la Dirección Deportiva, que tiene atada poco más de media plantilla para la temporada que viene.

El próximo 30 de junio regresarán a sus clubes de origen los seis futbolistas cedidos (Soares, Pozo, Kevin, Recio, Bryan y Muto) y concluirá el contrato de otros cuatro futbolistas –también el de Diop, aunque su contrato se prolongará una temporada más si se cumple una serie de cláusulas–: Pedro León, Dmitrovic, Paulo y Arbilla. Salvo sorpresa, supondrá el adiós definitivo del murciano al Eibar. El de los otros tres tampoco es en absoluto descartable aunque en este caso sea contra los deseos del club. Sobre todo en el caso de Marko Dmitrovic, al que todos los rumores sitúan en el Sevilla a partir de la próxima temporada.

A Paulo le costó bastante más que al guardameta serbio hacerse un nombre pero en el último año y medio ha alcanzado, o al menos se ha acercado muchísimo, a las expectativas generadas por el fichaje del defensa en 2017, cuando el Eibar pagó por él cuatro millones de euros, lo que le convirtió en aquel momento en la operación más costosa en la que se había embarcado nunca el club guipuzcoano. Definitivamente adaptado a la Liga, en buena edad (cumplió 29 años la semana pasada) y sin traspaso de por medio, difícilmente será la del Eibar la mejor oferta que maneje.

En el caso de Arbilla, la edad –cumplirá 34 años en mayo– puede restarle pretendientes. Mejor para el Eibar, donde sigue siendo no sólo un jugador indiscutible, sino una «navaja suiza» que soluciona numerosos problemas a Mendilibar con su polivalencia.

Lo que está claro es que las próximas semanas y meses tendrán muy ocupado a Fran Gargarza, que además de tener que comunicar antes de abril si seguirá o no en el cargo, deberá recomponer una plantilla que, en el peor de los casos, se verá reducida a sólo trece integrantes.