Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad
Elkarrizketa

«El deporte es una herramienta y nuestro deber es utilizarla bien»

Coordinador deportivo del Pauldarrak femenino durante más de tres lustros y experto en Derechos de Infancia, Iñaki Alonso es el Responsable de Protección a la Infancia del Athletic, una tarea donde compagina dos facetas muy importantes de su vida.

Iñaki Alonso, responsable de Protección a la Infancia del Athletic. (Aritz LOIOLA I FOKU)
Iñaki Alonso, responsable de Protección a la Infancia del Athletic. (Aritz LOIOLA I FOKU)

Con una dilatada trayectoria en el ámbito de los derechos de la infancia, al que ha dedicado toda su vida trabajando en organismos como UNICEF y Save the Children, y con experiencias en Latinoamérica, África y Asia, Iñaki Alonso (Lutxana-Barakaldo, 1974) desembarcó en abril de 2019 en el Athletic para liderar una política de protección de la infancia dentro del club de Ibaigane, cuya referencialidad cree que podría servir para atraer a otros agentes y estamentos a una tarea que considera vital. Se sabe a cargo de un programa que es pionero, pero tiene claro que el camino que están abriendo lo van a seguir muchos más.

¿Cómo entró a formar parte de este proyecto del Athletic, y cuál es el objetivo del mismo?
Yo entré en abril de 2019 como responsable de Protección a la Infancia del Athletic, una tarea que tiene que ver fundamentalmente con la construcción de una política de protección de la infancia dentro de la entidad. Y desde ese momento lo que hemos venido haciendo ha sido, en primer lugar, dotar de personalidad a esa política. Al programa lo denominamos Aterpe, por su significado, que tiene que ver con elementos que te protegen, con esa sensación de refugio, de lugar y espacio protector. El programa, lo que pretende es garantizar un espacio de protección, de buen trato para los niños y las niñas que están en las categorías inferiores, y para cualquiera que participe en una actividad del Athletic.

¿Han contado con alguna referencia a nivel internacional?
Sí, lógicamente tenemos referencias de personas y de contextos que están muy adelantados al nuestro. En ese sentido, probablemente el que más trabajo ha venido realizando ha sido Inglaterra. Allí, en los años 80 y 90 tuvieron situaciones graves de abuso sexual en diferentes deportes, fundamentalmente en el fútbol, y dieron un paso adelante en esa materia. Trabajaron lo que ellos llaman safeguarding, que representa un sentido integral de protección a la infancia. Y a día de hoy, todos los equipos de la Premier League, la propia Premier League, la Federación Inglesa de Fútbol y otras entidades sociales de Inglaterra trabajan obligatoriamente esta materia, y obligan a los clubes y a las entidades a que lo hagan. También en Canadá, en Estados Unidos y en algunos países de Europa van un paso por delante en esta materia.

En países más del sur de Europa y en Latinoamérica puede que esta sea una materia que resulta innovadora, pionera, porque quizás no se ha tenido una perspectiva de derechos de infancia en el deporte, o puede que no se haya puesto ojo más allá del desempeño deportivo de los niños y las niñas. Y claro, tienen otros ámbitos de desarrollo que también deben ser tenidos en cuenta.

Se destaca muchas veces el papel fundamental que juega el deporte en el desarrollo de los niños y niñas, tanto físico como emocional, pero puede ser también un espacio de vulnerabilidad. ¿Cómo se garantiza la protección en esos espacios?
El deporte es esencial para los niños y para las niñas. No porque sea más importante que otros ámbitos, es esencial porque puede suponer un espacio de desarrollo integral para un crío o una cría. También hay que tener en cuenta que el juego, el deporte, es un espacio donde se desarrollan de una manera libre. Es decir, normalmente los niños y las niñas no eligen cuando son pequeños en qué colegio estudiar, qué estudiar, qué decisiones familiares pueden tomar, pero normalmente sí que eligen a qué jugar y con quién se juntan para jugar. Por tanto, ese ámbito es importante para ellos y ellas, y siendo eso así, el mínimo compromiso que debemos tener los adultos, la sociedad, las instituciones, los clubes, es garantizar que ese espacio sea de bienestar. Y garantizar que sea un espacio de desarrollo integral, donde al menos las personas adultas que les rodeamos seamos conscientes de que además de aportarles una experiencia deportiva, o lúdica, también debemos tener una responsabilidad educadora. Y si no somos conscientes de ello tenemos un problema.

¿Dónde deben hacerse cambios para avanzar en esta materia?
Aquí hay dos elementos. La importancia al buen trato y la protección a la infancia tiene que venir por dos caminos. Un camino debe ser el social, que como familias, a la hora de dejar a nuestros hijos e hijas practicando un deporte o una actividad extraescolar, además de apoyarle y dejarle tomar su decisión con libertad, nos preocupemos un poco por dónde le dejamos, con quién, y si esas personas o esa entidad tiene una preocupación por este tema. Habitualmente nuestra principal preocupación ha sido ver si mejora sus destrezas deportivas, si se puede convertir en un deportista de élite… creo que es importante un cambio de mentalidad, esa exigencia respecto a los espacios lúdicos y deportivos donde dejamos a los niños y las niñas debe ser cada vez mayor.

Y por otro lado, viene el camino de la legislación. Las cosas cambian a veces porque la sociedad lo pide, y otras veces porque la legislación lo exige. Y en este caso, la nueva Ley de Protección a la Infancia y la Adolescencia, Ley Orgánica estatal, lo que va a hacer en un apartado dedicado al deporte es obligar a las instituciones deportivas, a los clubes y federaciones, a tener un responsable de protección a la infancia dentro de los clubes, a disponer de un plan de protección a la infancia y a dotar de una formación mínima a los profesionales, voluntarios, entrenadores, monitores que rodean a los niños y las niñas. Así que por ahí es el camino. Soy el primer responsable de protección a la infancia de un club de elite a nivel estatal, no voy a ser el último seguro. Y eso es satisfactorio, porque significaría que estamos dando pasos adelante.

Más allá de este programa, y como ha trabajado en el ámbito de protección de la infancia, le quería preguntar sobre la situación pandémica que vivimos y los efectos que puede tener sobre los niños y niñas. ¿Cree que se van a ver afectados, que se puede ver comprometida su salud emocional?
Yo parto de la consideración, como he dicho, de que el deporte es esencial y que los niños y niñas tienen derecho a practicar deporte. Pero, al mismo tiempo, soy plenamente consciente de cuál es la situación sanitaria y de la pandemia, y de cuál es la responsabilidad que debemos tener como ciudadanos y ciudadanas. En este caso concreto, creo que lo más relevante es que las personas que toman las decisiones, en cualquier ámbito, en el político, el administrativo, el educativo, siempre tengan en cuenta la perspectiva de derechos de infancia. Que en las medidas que pueden afectar a los niños y las niñas se valore el impacto que puede provocar. Y que seamos escrupulosos en el cumplimiento de las medidas no es óbice para que se pueda valorar de qué manera, respetando ese marco, los niños y las niñas puedan acceder a una actividad que es esencial, y mucho más esencial en una situación de incertidumbre muy grande, como la que vivimos en este momento, una situación emocionalmente complicada, donde la práctica deportiva no deja de ser otro elemento que ayuda a contrarrestar todos esos efectos.

¿Se han puesto en contacto con el Athletic otros clubes interesados en hacer algo parecido?
Sí. El proyecto tiene dos objetivos; uno interno, que es el de disponer de un espacio seguro tanto para los niños y las niñas que están en nuestras categorías inferiores como cualquier otro que haga una actividad con el Athletic, y luego está el elemento externo, que es la visualización de esta temática como algo relevante. Y en ese sentido, el Athletic puede suponer un altavoz interesante. Tanto a nivel estatal como a nivel internacional tenemos relaciones de trabajo a diferentes niveles. Vamos a participar en un proyecto europeo para la promoción de una guía para entrenadores y entrenadoras de equipos de base en relación a la infancia. También tenemos relaciones con otros clubes de la Liga, participamos en webinars de diferentes entidades deportivas, y ahora también estamos trabajando con entidades deportivas de Latinoamérica, que se han interesado.

¿Cree que en nuestra sociedad se ha subestimado el papel que juega el deporte en el desarrollo de los niños y niñas?
El deporte es una herramienta. Es una herramienta que puede ser utilizada de manera adecuada o inadecuada, y en función de cómo se utilice genera un impacto en el niño o la niña. Lo que es inaceptable es que el deporte suponga una práctica nociva o que haya supuesto un impacto negativo para niños y para niñas. Esa es la reflexión de base. A partir de ahí, como concibo que el deporte debe ser utilizado adecuadamente, creo que puede ser una vía o un mecanismo muy importante para muchos niños y niñas en diferentes contextos. He trabajado mucho en el ámbito de la ayuda humanitaria, con personas refugiadas, con víctimas de violencia severa, y el deporte es una vía que ayuda al desarrollo de los niños y niñas de una manera brutal. En una sociedad como la nuestra, el deporte no deja de ser una vía para socializar, para que los niños y las niñas se expresen libremente, para que aprendan valores, y a vincularse con personas que pueden ser muy importantes en sus vidas.

Pero lo mismo que te digo esto, también es importante que quienes tienen ese rol educador, de entrenador y entrenadora, de directivo y directiva, sean conscientes de que tienen un poder, el poder de utilizar una herramienta adecuadamente. Y además tienen el deber de hacerlo.

Personas como Pepe Godoy, que han sido valientes exponiendo la realidad de lo que han sufrido, nos obligan a reflexionar sobre lo que ha fallado y por qué lo ha hecho

La protección de los niños y niñas debe garantizarse en todos los ámbitos, y también frente a abusos de cualquier clase. El caso destapado por Pepe Godoy en Basauri hizo caer muchas vendas sobre una realidad que había permanecido oculta. ¿Cree que desde entonces ha cambiado algo sobre la percepción que había en la sociedad en este asunto?
Yo conozco a Pepe, y en mi anterior ocupación, en Save the Children, estuvimos cerca de su caso. Estuve en la manifestación en Basauri, vi cómo se movilizó un pueblo por un tema que hace años no hubiera movilizado a tanta gente. Estamos hablando del que quizá sea el caso más flagrante de violencia, que es la violencia sexual en el deporte. Personas como Pepe, que aportan su testimonio, que han sido valientes exponiéndose públicamente, exponiendo la realidad de su maltrato y su experiencia, para que no se repita, nos obliga a hacerles mucho caso para saber qué es lo que ha fallado, reflexionar sobre por qué falló y pensar que en el mundo del deporte eso no puede suceder.

La canción de la campaña «Yo no me callo más» –con motivo del Día Internacional para la Prevención del Abuso Sexual y el Maltrato en la Infancia– es muy relevante para comprender lo que las personas que han sufrido esta violencia han llevado encima durante mucho tiempo.