Poco podía imaginar el padre Ángel Berriatua que cuando exclamó en 'El día de la bestia' «tengo que vender mi alma al diablo», su implacable cruzada contra el anticristo se expandería hasta las mismísimas puertas del Capitolio del estado de Arkansas; ante las cuales, los luciferinos seguidores del Templo Satánico colocaron una estatua de bronce del mismísimo Baphomet.

Este episodio inusual e inconcebible en nuestros lares -nadie se imagina, por ejemplo, la cornamenta de Baphomet junto a la capilla erigida en honor a San Ignacio de Loyola que alberga la Diputación Foral de Gipuzkoa-, tuvo lugar en agosto de 2018 y formaba parte de una protesta contra un monumento dedicado a 'Los diez mandamientos' que se alza en el mismo lugar.

Según los manifestantes, la presencia de los Diez Mandamientos era contraria a la primera enmienda de la constitución de EEUU, que garantiza la libertad de religión para todos.

Ya en 2015, cuatro mujeres, a través de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, pidieron que se retirara ese monumento basándose en el mismo argumento. A la organización Templo Satánico, que impulsó la manifestación, solo le fue permitió mantener la estatua de 2,5 metros de alta por un tiempo.

Sin embargo, los satanistas respondieron que debería permitirse el establecimiento permanente de la imagen, cosa que permitirían los derechos religiosos que hay en el país. Según declaró la militante satánica Ivy Forrester «si vas a tener un monumento religioso en pie, entonces debería estar abierto para los demás, y si no estás de acuerdo con eso, simplemente no tengamos ninguno».

En 2018, los pasillos del Capitolio de Illinois amanecieron cubiertos de muérdago, una menorá y una estatua satánica. En plena fecha navideña, el Templo Satánico de Chicago logró un permiso para colocar dicha estatua en el vestíbulo del Capitolio estatal, la cual no fue retirada hasta finales de diciembre.

Según la página oficial del Templo Satánico, sus miembros son ateos y a menudo están interesados en el activismo comunitario y en su declaración de intenciones afirman que «no promovemos la creencia en un satanás personal. Abrazar el nombre de satanás es abrazar la búsqueda racional alejada de lo sobrenatural y las supersticiones basadas en tradiciones arcaicas».

Para tener una idea aproximada de dichos episodios que revelan el gran auge adquirido por el Templo Satánico, la prestigiosa documentalista Penny Lane ha filmado 'Hail Satan?', un largometraje documental que podrá ser visionado en exclusiva a nivel estatal a través de la plataforma Filmin el próximo viernes 19 de febrero.

A través de este trabajo, Lane ofrece una mirada actual y mordaz a este grupo religioso no teísta cuyo compromiso con la justicia social y política ya ha congregado a decenas de miles de adeptos en todo el mundo.

Ser ateo es muy aburrido

Nacida en Massachusets en 1978, Penny Lane es una de las cineastas y productoras más relevantes del documental estadounidense independiente actual, conocida por su peculiar sarcasmo y afilado sentido del humor en los premiados documentales 'Nuts!' o 'Our Nixon'. Ahora incide en un proyecto cuya base, según la directora, radica en que «el ateísmo es aburrido. Solo afirma lo que no eres. No aporta una mitología ni un conjunto de valores; carece del sentido de comunidad».

En su exposición, Lane añade que «el Templo Satánico que nació en 2013 como una broma, promueve los Derechos Humanos, la separación entre la Iglesia y el Estado y el aborto legal, así como la lucha en contra de la discriminación hacia los colectivos minoritarios. Pese a ser un movimiento filosófico y no creer en un Dios, adoptan el símbolo de Baphomet –deidad satánica– para representar la irreverencia y la rebelión frente a la tiranía del Estado. Consideran necesaria una reinvención del concepto de religión y poner fin a la ciega obediencia de los creyentes».

'Hail Satan?' es testigo de las manifestaciones que tienen lugar frente a ciertos espacios religiosos en un llamamiento a respetar la libertad de culto. También recoge declaraciones de algunos adeptos, entre ellos su cofundador, Lucien Graves, el cual afirma que «entiendo que haya gente a quien le cause rechazo que alguien se identifique como satánico, dado que existe la idea de que Satán es el autor de todo el mal y la crueldad en el mundo. Sin embargo, espero que sean lo suficientemente comprensivos como para intentar ver lo que realmente hacemos, juzgarnos por nuestras acciones y revisar sus ideales acerca del satanismo».