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La pandemia ha penalizado a las mujeres científicas, especialmente a las madres

Un artículo en la revista ‘Science’ aborda cómo ha afectado la epidemia a la producción científica. Diversos estudios apuntan que fueron las mujeres y, en especial, las madres las que redujeron en mayor medida sus investigaciones.

Una investigadora francesa maneja muestras tomadas a enfermos. (Pascal GUYOT/AFP)
Una investigadora francesa maneja muestras tomadas a enfermos. (Pascal GUYOT/AFP)

Una encuesta a nivel global en la que participaron 20.000 doctores, mostró que la proporción de autoras en «preprints», manuscritos enviados y artículos publicados disminuyó durante los primeros meses de la pandemia. En concreto, las científicas con hijos tuvieron que renunciar a un 33% de horas de trabajo más que los padres. El tiempo lo dedicaron a asumir más tareas domésticas y de cuidado de los niños que sus compañeros. 

La revista ‘Science’ enumera varios ejemplos de desigualdad, uno muy significativo en Canadá. Los Institutos Canadienses de Investigación en Salud (CIHR) lanzaron un programa de subvenciones para investigación para el que fijaron un tiempo especialmente corto para presentar propuestas, de ocho días. Al repasar los proyectos, vieron que el número de mujeres que habían participado era anormalmente bajo: un 29% frente al 37% habitual.

La decisión de los CIHR tras ver esta participación femenina tan baja fue volver a lanzar un programa similar dos meses después, pero con un plazo de presentación más extenso. Después de revisar los trabajos descubrieron que la tasa de mujeres que habían tomado parte era ligeramente superior al habitual, un 39%. 

La explicación al caso canadiense la da en ‘Science’ una de las participantes. «Miré el plazo de 8 días y pensé: 'No hay forma'», narra a la revista la investigadora Holly Witteman, que tiene dos hijos y una enfermedad crónica. «No puedo simplemente acumular trabajo extra si me quedo despierta hasta tarde para escribir otra subvención», expone la científica. El plazo ampliado durante la segunda ronda le dio tiempo suficiente para elaborar una propuesta, que finalmente fue financiada.

Uno de los elementos clave que resalta el artículo de Science es que, durante la primera onda, los niños no pudieron acudir a la escuela debido a los confinamientos. Y las madres fueron, preferentemente, las que dejaron de lado su carrera profesional para cuidar de los menores encerrados en casa.