Ramón Sola

Avilés («vía Nanclares») asume que hoy alejar «no tiene ningún sentido, ni legal ni fáctico»

Manuel Avilés fue director de la cárcel de Langraiz e impulsor de la «vía Nanclares». Tres décadas después, ha presentado un libro sobre aquello y ha subrayado que seguir alejando presos hoy «ya no tiene ningún sentido, ni legal, ni fáctico».

Avilés, en una entrevista a Tele5.
Avilés, en una entrevista a Tele5.

Cada vez más voces que defendieron la dispersión de presos vascos se apean de este planteamiento. Uno de ellos es Manuel Avilés, muy conocido al principio de los 90 por impulsar la llamada «vía Nanclares» como director de esta cárcel. En aquel momento Avilés defendió una dispersión selectiva de la que fueran excluidos únicamente los presos que expresaran arrepentimiento y trabajó activamente por ella. En el momento actual acepta que el alejamiento «ya no tiene ningún sentido, ni legal ni fáctico».

Manuel Avilés ha presentado este miércoles un libro titulado "De prisiones, putas y pistolas" (Editorial Alrevés), en el que repasa aquel experimento de escaso éxito. Dice que lo ha escrito cumpliendo una promesa hecha al entonces secretario de Instituciones Penitenciarias y que también llegó a ministro de Interior, Antoni Asunción, ya fallecido.

Con una prosa directa, visceral y descarnada, Avilés detalla cómo se montó el dispositivo de escuchas con las que se trataba de captar y revelar posiciones discrepantes, algo que veía plenamente justificado.

«No eran extraterrestres, no eran monstruos, eran tíos normales, simplemente tenían una idea, creo que equivocada, de que enfrentándose al Estado de la manera que lo hacían estaban obrando correctamente. Pero hablabas con ellos y eran tíos con sentimientos, con familia y, en el caso de los de Nanclares, no aceptaban los atentados indiscriminados», ha dicho Avilés en entrevista a Efe.

Admite que ejerció funciones de «toma de temperatura» de los presos vascos y que para ello se entrevistó con decenas de ellos y elaboró «un informe criminológico sobre la situación de cada persona, de su postura». Ahora está jubilado y se dedica a escribir artículos y libros.

Desde la perspectiva actual, sostiene que aquello «dio en el clavo» pese a sus escasos efectos cuantitativos y más aún cualitativos, dado que no logró romper el Colectivo. Fue tras el cambio de ciclo de 2009-11 cuando EPPK debatió y decidió mayoritariamente afrontar la vía legal para vaciar las cárceles.

Llegados a este punto, Avilés acepta que la dispersión que entonces defendió «ya no tiene ningun sentido» y que lo que está haciendo el Gobierno español no es aplicar «beneficios penitencarios» sino únicamente cumplir la ley, que establece que «un penado tiene que cumplir cerca del sitio en el que va a volver a vivir cuando salga en libertad».

Se declara igualmente favorable a que progresen de grado y a que los que tienen las tres cuartas partes de la condena cumplidas salgan en libertad condicional, ya que no existe opción de reincidencia al no existir ETA.

«Yo, que no hablaba en mi nombre, les decía a todos esos presos que salen en el libro y a otros: 'Vosotros defended lo que queráis, pero no peguéis tiros, entrad en las instituciones y defendedlo'», recuerda. Y añade que «lo que no puede ser es que en los años 90 estuviéramos machacándoles la cabeza con lo de 'dejad de matar y entrad en las instituciones' y ahora nos quejemos de que estén en las instituciones».