Joseba Iturria
Periodista deportivo. Real Sociedad y ciclismo

Diez años de máster de periodismo en EGIN con Pepe Rei como maestro

Pepe Rei será recordado como periodista de investigación, por su compromiso con la sociedad y con los que sufren los excesos de poder, pero menos conocida es su pasión por el deporte que le llevó a convertir la sección de Kirolak de EGIN casi en el periódico deportivo vasco.

Pepe Rei comparece ante los medios tras el cierre del periódico EGIN que ayudó a transformar. (Jon URBE/FOKU)
Pepe Rei comparece ante los medios tras el cierre del periódico EGIN que ayudó a transformar. (Jon URBE/FOKU)

La muerte de Pepe Rei ha llevado a recordar su faceta más conocida, la de periodista de investigación que le llevó a ser el primero en denunciar lo que sucedía en el cuartel de Intxaurrondo, y no solo en lo que se refiere a las torturas, y a ser de los pocos que se ha atrevido a destapar las corruptelas del PNV.

Es lógico porque Pepe Rei fue el periodista de investigación por excelencia, que nada tiene que ver con lo de ahora, que consiste en publicar lo que se filtra utilizando a los periodistas para atacar a los enemigos políticos de cada uno.

Pepe Rei sí era periodista de investigación. Investigaba y tenía ese instinto que le permitió sacar infinidad de temas desde debajo de las piedras hasta convertir su sección en EGIN en una referencia para la sociedad vasca y en un incordio para todos los que se servían del poder para sus fechorías.

Cada vez que le veías entrar en su pequeño despacho de manera decidida con la satisfacción de que tenía una información contrastada para publicar, sabías que al día siguiente había un tema interesante para leer y que alguno no iba a dormir tranquilo.

Pero de la misma manera que Pepe Rei no nació en Euskal Herria y se puso en la primera fila de la sociedad vasca para denunciar a los que la reprimían y se lucraban a su cuenta, tampoco comenzó a trabajar como periodista de investigación.

Fue su pasión por el periodismo entendido como elemento para controlar al poder y su compromiso con la sociedad que más sufre lo que le llevó a acabar en Euskal Herria como periodista de investigación, porque Pepe fue antes que nada PERIODISTA, con mayúsculas, y eso marcó su trayectoria.

Yo tuve la suerte de vivir muy cerca de él su transformación y su pasión menos conocida por el deporte y el periodismo deportivo. En la temporada 1988-89, con 19-20 años Pepe me llamó porque era el Jefe de Deportes de EGIN y quería transformar la sección.

Entendió la importancia que el deporte tiene en la sociedad vasca y su potencialidad para que EGIN llegara a más gente y entre él y otro gran periodista como Juan Carlos Elorza revolucionaron la sección de Kirolak hasta el punto de que a lo largo del año casi producía más páginas que un periódico deportivo.

Confiaron en mí como redactor jefe de Kirolak en la transformación de EGIN en 1992 y juntos compartimos desde entonces dirección hasta 1998, el año en el que el poder contra el que luchó Pepe cerró el periódico.

Mis diez años en EGIN fueron un máster de periodismo. Tras dos yendo a clase a la Facultad de Periodismo de la UPV, pasé a ir solo a Leioa a aprobar los exámenes los tres últimos y a aprender en la Universidad de EGIN lo que era el periodismo al lado de dos maestros como Pepe y Juan Carlos, que parecía que tenían asumido que su carrera iba a ser corta y que debían explotarla al máximo.

Con ellos no se podía trotar, era un galope continuo. Pepe nos enseñó a dar la mejor información aunque tengas menos medios y que el periodista debe ser, ante todo, crítico y estar en contra del poderoso y al lado del débil.

Tras conocer su muerte me vino al recuerdo su figura, inasequible al desaliento, su vitalidad, su alegría y un carácter que le convertía en entrañable hasta cuando sacaba a relucir su genio y su enfado.

Así, junto con alguna lágrima, me empecé a reír del enfado que tenía cuando era jefe de Kirolak y encargó a un compañero una serie de reportajes sobre el Real Madrid, al que odiaba, para que sacara los trapos sucios de la Casa Blanca del fútbol.

Pero el que los escribió era tan artista que hizo con ellas una obra de arte que llevó al entonces presidente blanco, Ramón Mendoza, a agradecerle a Pepe Rei los reportajes y premiarle con la primicia del fichaje de Toshack. Te reías cuando te lo contaba enfadado.

También me vino al recuerdo una de tantas comidas en el comedor de EGIN, porque Pepe dejó la sección, pero su despacho estaba pegado a nosotros y nunca dejó de estar con los de Kirolak. Siempre comíamos juntos y hablábamos de deportes, su gran pasión.

Y recuerdo, en este caso entre lágrimas, cuando el técnico Iñaki Medigutxia lanzó una sentencia que tras su accidente se me quedó más grabada aún: «El coche es una máquina de morir y de matar». Pepe, como era él, sonrió ante semejante frase.

Años después lamentamos haberle animado a aprender a conducir cuando había conseguido vivir casi 50 años sin necesitarlo. Porque Pepe ha muerto ahora, pero un maldito accidente, nos quedará la duda de si fue provocado, mató al periodista y le condenó a vivir las últimas dos décadas de la vida en una situación que era la antítesis de la vitalidad que transmitía antes.

Por eso, para los que tuvimos la suerte de compartirlo todo con Pepe, nos quedamos con los diez años maravillosos que compartimos en EGIN, que no era nuestro trabajo, era nuestra vida.

Me llamabas “El Pálido” porque aquellos años no veía el sol. Era la única manera de seguirte el ritmo que me habías marcado desde que te conocí. Me levantaba, desayunaba, me iba al periódico y volvía a casa de madrugada.

Entre todos tus libros que tengo en la estantería de mi casa y que devoré dentro de ese máster de periodismo que viví contigo, abrí ayer el más especial para mí, ‘La Red Galindo’, y me emocioné con tu dedicatoria: «A Joseba, por toda la paciencia en aquellos tiempos en que tuviste que aguantarme. Un abrazo Pepe».

Pepe, no solo no tuve que aguantarte, fue una suerte haber compartido los diez años más intensos y más enriquecedores de mi vida contigo y con todos los demás compañeros de EGIN.

Escribía nuestro director, Jabier Salutregi, que has esperado a irte hasta saber que Galindo estaba muerto. Como nosotros hablábamos casi siempre de deportes y de tu Celta y de tu odio hacia el Deportivo, añadiré que te fuiste con el Celta en Primera y el Depor en el peor momento de su historia en el pozo de la Segunda B. Pudiste irte con tu sonrisa picarona.

Besakarda bat zure bizitzaren momenturik gogorrenean lagundu dizun Mireni eta senide eta lagun guztioi!!! Pepe, ez zaitugu inoiz ahaztuko!!!! Goian Bego!