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La RASD reclama un asiento en la ONU como Estado miembro

La RASD ha reclamado un asiento en la ONU ante el próximo debate sobre la situación en el Sáhara Occidental en este organismo, al que reprocha su pasividad tras los ataques de Marruecos. Además, ha denunciado «el apoyo ciego» del Estado francés a Rabat y «la traición» del Estado español.

El ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Salem Ould Salek, en la rueda de prensa en Argel. (@spsrasdinfo)
El ministro saharaui de Exteriores, Mohamed Salem Ould Salek, en la rueda de prensa en Argel. (@spsrasdinfo)

La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) quiere solicitar un asiento en la ONU, donde el Consejo de Seguridad debe volver a debatir este mes la cuestión del Sáhara Occidental.

«La RASD, miembro fundador de la Unión Africana (UA), reclama el lugar que le corresponde dentro del concierto de las naciones», ha declarado durante una rueda de prensa en Argel el jefe de la diplomacia saharaui, Mohamed Salem Ould Salek.

Hasta la fecha, la RASD no tiene estatus en la ONU. «El pueblo y el Estado saharaui no deben ser penalizados por esta actitud intransigente que desafía la legalidad internacional», ha añadido, en alusión a la negativa de Marruecos al referéndum de autodeterminación previsto por Naciones Unidas desde la firma de alto el fuego en 1991.

Apoyo a Rabat del Estado francés y traición del Estado español

El diplomático saharaui ha vuelto a exigir al Estado francés que «cese su apoyo ciego» a Marruecos al oponerse a dar poderes a la Minurso para vigilar la situación de los derechos humanos en la zona y de bloquear la ejecución de las decisiones del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el saqueo de los recursos naturales de Sáhara Occidental.

De no haber sido por la obstrucción francesa «las decisiones del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas habrían sido implementadas por la Unión Europea para frenar el saqueo y robo de los recursos naturales saharauis», ha señalado.

También ha acusado al Estado español «que se niega a asumir sus responsabilidades históricas» como antigua potencia colonial, calificando la postura española como una traición al pueblo saharaui. Así, ha lamentado que el Estado español sea «presa fácil del continúo chantaje marroquí y la constante amenaza del terrorismo, la inmigración ilegal y las drogas».

El Estado español debería «utilizar todo su peso y sus relaciones a nivel regional e internacional para defender la República Saharaui, su integridad territorial y la seguridad de su pueblo», ha insistido.

En cuanto al papel de Naciones Unidas, Ould Salek ha criticado la ausencia de una condena y la falta de actuación ante la «fragante violación» del alto el fuego por parte de Marruecos, al que responsabilizó del estallido de la guerra por lo que ha reivindicado la necesidad de que la RASD se adhiera como estado miembro del organismo.

Poca esperanza en el Consejo de Seguridad

Como todos los años, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunirá el 21 de abril para discutir el conflicto, pero Salek ha señalado que no espera «ninguna decisión importante» de la reunión del Consejo. El Gobierno saharaui tiene la vista puesta en la asamblea del 30 de octubre, fecha en la que debe renovarse el mandato de la Misión de la ONU para el Referéndum del Sahara Occidental (Minurso).

Este año, la reunión se producirá cuando el nuevo secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, ha solicitado al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que acelere el nombramiento de un nuevo enviado especial al Sáhara Occidental.

El último titular, Horst Kohler, dimitió en mayo de 2019. Además, por primera vez en tres décadas, el alto el fuego se ha roto con enfrentamientos armados en noviembre en el extremo sur del Sáhara Occidental provocados por la incursión de fuerzas marroquíes en el paso de Guerguerat, donde tenía lugar una protesta saharaui.

Desde entonces el Polisario se ha situado «en un estado de guerra de autodefensa» y ha lanzado ataques sobre el muro levantado por Rabat. En diciembre se celebró una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para discutir esta ruptura sin precedentes en el alto el fuego.

A la tensa situación se añadió el reconocimiento por parte de la Administración del presidente de Estados Unidos Donald Trump (2017-2021) de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental.

Marruecos rechaza negociar

Por su parte el  canciller marroquí, Nasser Bourita, ha rechazado este el lunes cualquier negociación directa con el Frente Polisario sobre la cuestión del Sáhara Occidental.

«Argelia (....) es un actor real en el conflicto (...) debe asumir su responsabilidad para encontrar una solución», ha indicado el jefe de la diplomacia marroquí durante la apertura del consulado general de Senegal a Dakhla, Sáhara Occidental.

Las declaraciones de Bourita responden a su homólogo argelino, Sabri Boukadoum, quien pidió el sábado «negociaciones directas y serias» sobre el Sáhara Occidental entre el Frente Polisario y Marruecos.

«Los dos verdaderos interesados deberían sentarse en la mesa de negociaciones», ha señalado Bourita, que ha recordado que Marruecos quiere «la autonomía bajo control» del territorio, del que Rabat extrae importantes recursos.

El ministro saharaui de Exteriores, por su parte, indicó que «la RASD está preparada para la paz con su vecino del norte, el Reino de Marruecos, sobre la base de respetar las fronteras internacionales que existen entre ellos. Esto no sucederá a menos que termine la ocupación y la retirada de sus fuerzas invasoras».

Desde finales de 2019, veintiún países, principalmente africanos, han abierto representaciones diplomáticas en El Aaiún y Dakhla. Marruecos espera que el consulado prometido por  Donald Trump, se materialice a finales de 2020 en los últimos días de su mandato. El Polisario considera la apertura de estas representaciones diplomáticas como una violación del derecho internacional y un ataque al estatus legal del Sáhara Occidental como territorio no autónomo»-