Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Tres meses de vacunación han dado un vuelco al perfil de los afectados por el covid-19

La campaña de vacunación contra el covid-19, aunque más lenta de lo deseable y más accidentada de lo previsto, ha cambiado el perfil de los afectados en esta nueva ola. Al contrario de lo que ocurría en enero, la gente de mayor edad se está viendo mucho menos golpeada que el resto de los colectivos.

Una trabajadora sanitaria administra una vacuna en Zarautz.     (Gorka RUBIO I FOKU)
Una trabajadora sanitaria administra una vacuna en Zarautz. (Gorka RUBIO I FOKU)

El pasado 16 de enero, el informe epidemiológico de Osakidetza constataba el aumento de la afección del covid que se había detectado tras las vacaciones de Navidad, y mostraba una incidencia de 399 casos por cien mil habitantes, con Bizkaia –418– como herrialde más afectado. Por edades, la franja entre 19 y 39 años encabezaba la lista, y justo por detrás estaba el grupo de mayores de 80 años, que con 457 casos superaba la media.

En esos primeros compases del año, la campaña de vacunación apenas llevaba dos semanas en marcha, y muy pocas personas habían recibido siquiera el primer pinchazo. El virus causaba estragos en las residencias, sobre todo en las de Bizkaia, y la mortalidad seguía siendo muy alta en el grupo más golpeado por la pandemia.

Tres meses después, una nueva ola mantiene otra vez las alarmas encendidas, la incidencia crece día a día, y según los datos del viernes –los fines de semana no hay boletín de Osakidetza–, ya está en 466 casos.
El grupo entre 19 y 39 años de edad vuelve a ser el más afectado, con 541 casos por cien mil habitantes. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en enero, los mayores de 80 años ahora no son segundos. Tampoco terceros, ni cuartos. En esta ocasión, son el colectivo con menor afección del covid-19, con una incidencia de 263 casos, menos de la mitad que los primeros.

La diferencia estre un ejemplo y el otro lo representan las vacunas. Primero erradicaron el virus de las residencias –esta semana se han notificado contagios en dos centros, y en uno de ellos, con seis casos, hay implicadas personas no vacunadas– y luego han ido llegando al resto de la personas de mayor edad.

A un ritmo más lento del deseable, a veces exasperante, pero como una mancha de aceite la inmunización se extiende a un grupo cada vez mayor de gente. Y su efecto se nota, tal como se aprecia en los informes.

También en los de Nafarroa. En aquellas fechas, el informe semanal del Instituto de Salud Pública y Laboral informaba de que entre el 11 y el 17 de enero se habían detectado 1.440 casos de covid en ese herrialde, un 29% más que en la semana anterior, y advertía del «fuerte ascenso» entre las personas mayores de 75 años, del 83% sobre la anterior medición, que se explicaba en parte por la coincidencia de varios brotes en las residencias.

La incidencia entonces era de 289 casos por cien mil habitantes en el grupo de mayor edad, el segundo con más afectados, por detrás del de 15-34, con 310.

Sin embargo, en el último boletín del ISPLN, que hace referencia a la semana entre el 5 y el 11 de abril, los 1.592 casos notificados supusieron un 28% más que la semana anterior, pero mientras los diagnósticos aumentaron un 66% en el grupo entre 15 y 34 años, no hubo cambios entre los de mayor edad.

Los datos de incidencia los vuelve a liderar el grupo entre 15 y 34 años, con 372 casos, pero entre los mayores de 75 años la tasa cae a 142. Es un 38% de la incidencia que tiene la franja más afectada, por el 93% que tenía en enero respecto a ese mismo colectivo. También en Nafarroa, los mayores son ahora los menos golpeados por el virus.

Las cifras son claras; las vacunas funcionan. Evitan contagios y salvan vidas. Ahora falta que esa mancha de aceite acabe por empapar a toda la sociedad.