
La reunión de ayer en Gerencia de Urbanismo fue a puerta cerrada, pero el cruce de acusaciones entre Enrique Maya y Maite Esporrín no fue para nada discreto. El alcalde insultó a la representante del PSN tachándole de «mentirosa», después de que esta se echara atrás en su acuerdo para intervenir Los Caídos al gusto de Navarra Suma y pasando por alto el concurso de ideas y la participación ciudadana.
Por supuesto, el PSN envió después una nota asegurando que lo que cuenta Maya es falso. «No existe acuerdo alguno con Navarra Suma sobre el futuro del edificio del monumento de Los Caídos», sostiene la nota. Según explica ahora, el PSN de Iruñea aboga porque el futuro del movimiento pase por una comisión de expertos.
El enfado de NA+ por el bandazo de Esporrín es mayúsculo. La coalición amenaza con no poner en práctica enmiendas pactadas con el PSN en los presupuestos si su proyecto para Los Caídos no sigue adelante. El comunicado de ayer acaba con un ultimátum: «Si continúan los incumplimientos sobre la vigencia del resto de puntos del acuerdo presupuestario».
Lo sucedido ayer trasciende a la política meramente municipal. El lunes, después de que el acuerdo saltara en el orden del día, varias asociaciones memorialistas tuvieron un encuentro y se conjuraron para detener la maniobra de Maya y Esporrín.
Chivite se impone a Esporrín
«Llamamos a todos nuestros contactos en el PSN. Había enormes diferencias de opiniones dentro del partido. Unos hablaron con Esporrín, otros, con gente que está por encima de ella», comenta un responsable de estas asociaciones.
Suena el nombre de Ramón Alzórriz, portavoz parlamentario y secretario de Organización, como el encargado de llamar a Esporrín para que se retractara. Sin embargo, esto resulta imposible de confirmar. Lo que sí es seguro es la implicación de María Chivite, presidenta del Gobierno y líder del partido, en la llamada al orden a la líder de la agrupación socialista de Iruñea. Así lo confirmaron a GARA fuentes parlamentarias y de dentro del propio gobierno.
El movimiento interno del PSOE resulta muy relevante. Chivite y Esporrín han tenido choques anteriores y, hasta ayer, Esporrín siempre había conseguido salirse con la suya. El último enfrentamiento serio entre ambas fue con motivo de la supresión por parte de Maya de los ocho equipos preventivos de barrio (SAPC), asociaciones que llevaban décadas trabajando con jóvenes de la ciudad.
Una línea roja
La rápida activación de las asociaciones memorialistas con respecto al proyecto de Los Caídos –que no solo apelaron internamente al partido, sino que habían organizado una serie de intervenciones públicas en distintos medios (radios, cartas a la prensa, etc.)– dio a la presidenta poder suficiente para parar los pies a Esporrín, que no solo tiene un poder indiscutido dentro de la Agrupación Socialista de Iruñea, sino que también cuenta con apoyos entre las estructuras de la UGT.
Según detalló a GARA la presidenta de AFFNA, Amaia Lerga, los colectivos memorialistas han trazado una línea roja en Los Caídos y no aceptarán nada que no pase por un debate ciudadano sobre cómo resignificar el movimiento. Otros colectivos memorialistas son firmes en exigir la demolición del edificio como única solución y no aceptarán un debate que no incluya esta alternativa.
Dar una solución a uno de los mayores edificios dedicados a la exaltación del fascismo en el Estado español es una tarea que arrancó definitivamente EH Bildu. Joseba Asiron logró sacar del edificio los cadáveres de los golpistas Emilio Mola y José Sanjurjo, que reposaban en la cripta central, devolviendo los restos a las familias. Posteriormente, trajo a expertos internacionales para sugerir ideas y se mostraron varias opciones para que los iruindarras tengan donde elegir.

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