Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

Gritos de «Independentzia» en Noain 500 años después de la batalla

Unas 600 personas se han dado cita al mediodía a los pies del gran soldado que esculpió Joxe Ulibarrena para conmemorar la batalla de Noain, el último gran intento de que Nafarroa recuperara la independencia tras la conquista que había sufrido 9 años antes. 

Conmemoración de los 500 años de la Batalla de Noain. (Iñigo URIZ/FOKU)
Conmemoración de los 500 años de la Batalla de Noain. (Iñigo URIZ/FOKU)

A Ulibarrena, que murió hace poco más de un año, le hubiera gustado ver cómo estaba su escultura esta mañana. Había banderas independentistas navarras por todas partes, hasta en lo más alto de su figura. También había acordeonistas, txalapartaris, gaiteros y dantzaris. Sin olvidar tampoco las mascarillas y los abrazos alegres entre gente que no se ha visto en mucho tiempo a causa de la epidemia. 

La marcha, tan cortita que hizo que los actos principales se adelantaran, ha partido del pueblo de Getze, donde la gente ha acabado aparcando en piezas de trigo recién cosechado. Encabezaban la comitiva unas letras gigantes que decían "500 urte".

Alrededor de la figura principal, entre las piezas que simbolizan al reino en ruinas, se han congregado los asistentes para escuchar el discurso del historiador Joseba Asiron que, como él mismo se definió un día, fue «el primer alcalde de Iruñea independentista en 500 años, porque antes de la conquista lo eran todos».

«Ahora mismo, hace cinco siglos, el 4 de julio de 1521, estos campos que veis aquí delante se encontraban sembrados con los cuerpos de los miles de caídos en la llamada Batalla de Noain, que tuvo lugar cuatro días antes. Aquí y allá deambulaban, aún asustados, unos cuantos caballos sin jinete y por el suelo veían las armas abandonadas, los cañones inutilizados y los carros inciendiados», ha afirmado Asiron. 

Asiron ha recordado que el ejército de Asparrots antes de la batalla había conseguido liberar a Nafarroa de los conquistadores, que aquello fue un coser y cantar porque, antes de su llegada, los distintos pueblos ya se las habían apañado para echar a los ocupantes. «En Iruñea, fueron Juan y Miguel de Jaso, los hermanos mayores de San Francisco Javier, quienes abrieron las puertas del general Asparrots». 

La respuesta castellana tras un fracasado sitio a Logroño fue enviar un ejército tres veces mayor contra Iruñea, cuyas murallas no estaban preparadas para contener la potencia de los nuevos cañones. De ahí que Asparrots saliera a plantar batalla en Noain, en campo abierto. Dicen que la liz estuvo reñida pese a la inferioridad numérica y que quizás la clave de la derrota fue que Asparrots dio licencia a las milicias para que se marcharan a segar los campos. Pero ese debate ya compete a los historiadores. 

Lo que sí sucedió ayer es que los silencios del discurso de Asiron se han llenado con gritos de «Independentzia» y que, a su término, se ha bailado un aurresku a los perdedores de la batalla. Tras ello, los gaiteros han entonado el himno de las Cortes de Nafarroa, que sigue siendo hoy el himno de la Comunidad. 

Luego han seguido los coros de «independentzia» y ha sonado la txalaparta. El regreso a Getze a tomar algo lo han arrancado unos joaldunak con sus cencerros.

Negacionistas

Como era inevitable, también ha habido referencias al acto de Vox que forzó a alterar los planes de la conmemoración. «Todavia hay quien acude a Getze con la idea de agraviar lo que este monumento significa», ha dicho Asiron. La presencia de varios patrol de la Guardia Civil en la localidad también puede responder al negacionismo súbito que ha surgido en la extrema derecha sobre lo que supone la batalla. 

A esto del negacionismo y lo que llaman «manipulación nacionalista» de lo ocurrido también se han sumado estas semanas los principales espadas de la historigrafía españolista. Así, Jaime Ignacio del Burgo y Javier Fortún han enviado sendos escritos alertando de que había presencia de huestes del resto de herrialdes entre los castellanos, como si esto alterara en algo lo sucedido.

Del Burgo y Fortún (ambos miembros de la Real Academa de la Historia, esa que se negó hasta 2018 a incluir la palabra «dictador» en su entrada sobre Francisco Franco) apoyaron sus escritos en el trabajo de Peio Monteano sobre la batalla. Ayer mismo, Monteano escribió una réplica refutando sus tesis y diciendo que, como poco, faltan al respeto a los navarros legitimistas que allí –y luego en Amaiur– trataron de recuperar la recién perdida independencia.