Iñaki  Soto
GARAko Zuzendaria / Director de GARA

Un capotico que puede tener efectos perversos

Policías controlan el aforo en la plaza del Ayuntamiento. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)
Policías controlan el aforo en la plaza del Ayuntamiento. (Jagoba MANTEROLA/FOKU)

Olor a chistorra, sonido de gaita, gente de blanco deambulando con tarteras de aquí para allá, ensalada de policías en los aledaños de la plaza del Ayuntamiento, algo de lluvia… un seis de julio con todos sus elementos. Pero no, hoy no es víspera de sanfermín, es pleno no-sanfermines. La pandemia no se ha borrado, y ha traído en autobuses una recua de chavales y chavalas contagiados en Salou, a los que se les hace un cribado según bajan la escalerilla. Sus abuelos y abuelas están vacunados, sus padres casi seguro que tienen al menos una banderilla puesta.

San Fermín se olía algo y decidió utilizar su arma habitual para bajar el aforo de sus fiestas. Su capotico tomó forma de lluvia. Ha llovido, poco pero pero constante, desde par de mañana. Dicen que ya no hay xirimiri, pero esto se le parecía. Eso ha logrado, a corto, que no haya grandes aglomeraciones en la parte vieja. A medio plazo, puede provocar que la chavalería se eche a los interiores, que las fiestas privadas adquieran rango de rave y que la cosa se dispare. Ya ha pasado hace pocas semanas en otras fiestas. El santo sabe de fiestas, pero a diferencia de la media de la sociedad vasca, no es experto en virología.

La gente ya sabe lo que hay, está que echa arena con las patas de atrás. Puede que la cosa se ponga ingobernable y el virus le haga la pared a Salou. O puede que no, porque el aviso ha funcionado y un montón de gente actuará en consecuencia. Es pronto para saberlo, pero a tiempo para pararlo. Depende un poco de todos y todas, y ya que el alcalde no ha hecho su trabajo, no ha planteado alternativas y ha asumido las medidas a regañadientes, mañana irá a misa y probablemente le pedirá al santo que no llueva, solo queda confiar en la gente.

Acaban de echar el chupinazo y en Mercaderes la gente está coreando «San Fermín, San Fermín». Queda un año, y esta semana se va a hacer larga, pero en un sentido muy inusual. Como todo en esta pandemia.