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Bogotá

La Justicia de Paz colombiana imputa a otros 15 militares por ejecutar a «falsos guerrilleros»

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) ha imputado a dos coroneles y otros trece militares por 127 ejecuciones y desapariciones forzadas en la región del Caribe colombiano. La semana pasada dictó otro auto por el que acusó a diez efectivos del Ejército y un civil.

Soldados montan guardia cerca del Aeropuerto Internacional Camilo Daza, en la ciudad de Cúcuta. (Schneyder MENDOZA/AFP)
Soldados montan guardia cerca del Aeropuerto Internacional Camilo Daza, en la ciudad de Cúcuta. (Schneyder MENDOZA/AFP)

«La JEP imputa crímenes de guerra y de lesa humanidad a otros 15 miembros del Ejército por falsos positivos en la costa caribe: dos coroneles, seis oficiales, cuatro suboficiales y tres soldados del batallón La Popa (que tiene sede en Valledupar, en el noreste)», ha explicado este jueves el magistrado Óscar Parra.

La Jurisdicción Especial para la Paz volvió a encontrar «patrones de macrocriminalidad» en la actuación del Ejército y alianzas con grupos paramilitares con el fin de atraer a jóvenes inocentes y matarlos para presentarlos como guerrilleros abatidos. De esta manera, inflaban las cifras de «muertes en combate» para obtener recompensas e incentivos de sus superiores.

«Estos hechos no hubieran ocurrido sin alianzas con miembros de grupos paramilitares y sin un conjunto de incentivos, amenazas y presiones que ejercieron los comandantes sobre sus subordinados para obtener muertos en combate», considera la JEP.

Los tenientes coroneles Publio Hernán Mejía y Juan Carlos Figueroa Suárez, así como el resto de implicados, fueron declarados máximos responsables e imputados por los delitos de «homicidio en persona protegida y desaparición forzada», «crímenes de lesa humanidad de asesinato y desaparición forzada de personas», y el «crimen de guerra de homicidio».

Grave impacto en pueblos indígenas

«La Sala determinó que existió un ataque generalizado y sistemático contra la población civil en relación con estos hechos», ha indicado el magistrado Parra, quien ha añadido que «los pueblos indígenas wiwa y kankuamo sufrieron particularmente un daño grave, diferenciado y desproporcionado por las acciones de esta unidad militar».

El dictamen añade que estos quince presuntos responsables «hicieron parte de una organización criminal que se conformó en la unidad militar y a través de la cual se desplegó una conducta extendida y a gran escala para presentar resultados operacionales ficticios en los que se presentaron como bajas en combate a personas asesinadas en estado de indefensión por miembros del Ejército o paramilitares» de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Del total de ejecuciones, 75 ocurrieron bajo el mando de Hernán Mejía, quien ya fue condenado por la Justicia ordinaria en 2013 por nexos con el paramilitarismo, justamente por casos relacionados con los ‘falsos positivos’, y 52 bajo el de Figueroa Suárez, que no ha comparecido a las citaciones de la JEP.

Además, 58 de estos crímenes fueron investigados en la Justicia ordinaria y 13 por la militar, y estaban vinculados alrededor de 280 integrantes del Ejército, pero solo hubo 14 condenas sobre cinco de estos hechos y solo siete fueron ejecutadas.

El segundo auto en este mes

La instancia transicional surgida del acuerdo de paz con las FARC decidió el pasado 6 de julio imputar a once militares y un civil por su «participación determinante en el asesinato de al menos 120 personas en estado de indefensión» en la región del Catatumbo.

Esos crímenes, además de otras 24 desapariciones forzadas, fueron perpetrados entre enero de 2007 y agosto de 2008.

El auto dictado este jueves –el segundo de al menos seis– se enmarca en el caso 03 de los ‘falsos positivos’, renombrado como ‘Asesinatos y desapariciones forzadas presentados como bajas en combate por agentes del Estado’, donde hay acreditadas a la fecha 1.043 víctimas, de las cuales 658 son mujeres, en lo que fue uno de los capítulos más oscuros del conflicto armado colombiano y que involucra a unos 1.500 militares.

El pasado febrero, la JEP elevó a 6.402 a las personas que «fueron muertas ilegítimamente para ser presentadas como bajas en combate en todo el territorio nacional entre 2002 y 2008», que corresponde con el Gobierno de Álvaro Uribe (2002-2010).

La JEP no impone penas privativas de la libertad si hay reconocimiento de la autoría de crímenes, pero en caso contrario los responsables pueden ser condenados hasta a 20 años de cárcel.