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Los talibanes y el Gobierno afgano pactan evitar víctimas civiles pero no un alto el fuego

El Gobierno afgano y los talibanes se han comprometido a evitar víctimas civiles, a proteger las infraestructuras del país y cooperar para la distribución de ayuda humanitaria tras dos días de negociaciones en Doha, en las que no han pactado un alto el fuego.

Delegación talibán en Doha. (Karim JAFAAR/AFP)
Delegación talibán en Doha. (Karim JAFAAR/AFP)

Las delegaciones del Gobierno y los talibanes reunidas en Doha han llegado a un acuerdo tras dos días de negociaciones en el que se comprometen a evitar víctimas civiles, a proteger las infraestructuras del país y cooperar para la distribución de ayuda humanitaria. Sin embargo, no han pactado un alto el fuego como se venía especulando.

El breve documento conjunto resultado de las negociaciones explicita la voluntad de ambas partes para continuar con las consultas de alto nivel para lograr un acuerdo final.

«Trabajaremos para proporcionar la ayuda humanitaria en todo Afganistán», añade el texto.

En las conversaciones participa el jefe del Alto Comité para la Reconciliación Nacional y, en su momento, número dos de la política afgana, Abdulah Abdulah, mientras que la delegación talibán está representada por el «número dos» del grupo, el mulá Abdul Ghani Baradar.

El Gobierno había manifestado su esperanza de que esta reunión pudiera resolver la mayoría de «cuestiones fundamentales» que separan a ambos bandos, como la redacción de una nueva Constitución, la declaración de un alto el fuego, y la futura participación política de los talibán.

Control talibán de más de la mitad de los distritos del país

Ls talibán aseguran que están más capacitados para gobernar Afganistán que el actual Ejecutivo del presidente, Ashraf Ghani, respaldados por los avances territoriales de los últimos meses, en los que han tomado decenas de distritos en varias zonas del país.

Los talibán controlarían ahora mismo más de la mitad de los distritos de Afganistán tras la ofensiva que lanzaron en mayo, según un estudio independiente realizado por la agencia DPA.

Los insurgentes estarían al mando de 210 de los 400 distritos que conforman las 34 provincias del país, de acuerdo con el estudio, realizado a partir de una evaluación realizada por los corresponsales de la agencia.

Además, el Gobierno afgano solo ostentaría ahora mismo control total sobre 110 distritos, lo que implica que 80 distritos del país se encuentran en disputa.

Además, los insurgentes controlan varios pasos fronterizos con países vecinos.

«A pesar de las conquistas y avances militares, el Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) favorece enérgicamente un arreglo político en el país», ha afirmado el líder líder supremo de los talibanes, Hibatullah Akhundzada.

Pero ha puesto sus condiciones. «Si ellos (el Gobierno afgano) aceptan nuestra demanda de un sistema islámico puro, también aceptaremos todos sus derechos y demandas legales», añadió.

Retirada del embajador en Pakistán

En este escenario, la crisis ha tensado aún más la relación entre Afganistán y Pakistán, agravada por el secuestro de la hija del embajador afgano en Islamabad.

Afganistán ha anunciado este domingo que retirará al embajador y a su personal diplomático de Pakistán tras el secuestro del pasado viernes, «hasta que todas las amenazas de seguridad sean estudiadas» mientras las autoridades paquistaníes niegan que se produjese el rapto.

Salsala Alikhil, hija del embajador de Afganistán en Pakistán, Najibullah Alikhil, fue secuestrada durante unas horas cuando se dirigía a su casa por un grupo de hombres desconocidos, quienes la torturaron severamente, según el Gobierno afgano.

Las autoridades afganas pidieron el arresto de los responsables del secuestro de la joven y que sean llevados ante la justicia.

Por su parte, Pakistán ha calificado la medida afgana de «desafortunada», ha pedido que se reconsidere la decisión y ha asegurado que se está haciendo todo lo posible para investigar lo ocurrido.

En un primer momento, el Ministerio de Exteriores paquistaní afirmó que se había puesto en marcha una investigación para aclarar lo sucedido y que se había reforzado la seguridad del embajador afgano y su familia pero posteriormente el ministro de Interior paquistaní, Shaikh Rasheed Ahmed, negó en la televisión Geo que se produjese tal secuestro y aseguró que se trata de «una conspiración internacional» que atribuyó a la agencia de inteligencia india, RAW.

Sin embargo, el primer ministro paquistaní, Imran Khan, ha asegurado este domingo que en pocos días hallarán a los culpables del secuestro, que serán llevados ante la justicia.

El incidente se produce en medio de las tensiones entre ambos países, después de que Saleh acusara el viernes a Pakistán de ofrecer apoyo militar aéreo a los talibanes en el paso fronterizo recién tomado por los ellos.