La Policía española ha informado este miércoles a través de su cuenta de Twitter de la detención de este ciudadano británico, en el marco de una operación denominada Portland y desarrollada junto al FBI, que ha permitido conocer que entre las víctimas del arrestado están el presidente estadounidense Biden y uno de sus antecesores en el puesto.

El detenido, Joseph James O'Connor, está acusado de los delitos de ciberamenazas, ciberextorsión y ciberacoso, según ha dado a conocer la Policía española.

Según el diario local ‘SUR’, se trata de un joven de 22 años que dirigía a los millones de seguidores de los perfiles afectados hacia una estafa en la que se ofrecían pagos con bitcoin.

El arresto tuvo lugar el martes por agentes de la Policía española tras una orden internacional dictada desde Estados Unidos.

La investigación empezó en julio del pasado año, indica la página web del periódico malagueño, cuando las cuentas de numerosos personajes públicos como los referidos políticos o los empresarios Bill Gates y Jeff Bezos fueron víctimas del ataque informático, así como empresas como Apple o Uber.

Se publicaron mensajes muy parecidos en las cuentas atacadas en los que se ofrecía doblar el dinero que los usuarios ingresaran con bitcoin en un monedero virtual de criptomonedas, señala el rotativo, que precisa que en las pesquisas han participado, entre otros, el Servicio Secreto de Estados Unidos y autoridades británicas.

También se acusa al detenido de un acoso cibernético a una víctima juvenil y podría estar detrás de un ataque digital a otras redes sociales.

Prisión provisional

El titular del Juzgado Central de Instrucción 5 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ha decretado la prisión provisional para O'Connor, mientras se decide sobre su extradición a EEUU después de que se haya opuesto a ser entregado voluntariamente, han informado fuentes jurídicas.

El juez ha tenido en cuenta el riesgo de fuga por la falta de arraigo en el Estado español del reclamado y la gravedad de los hechos que se le imputan, que según las autoridades estadounidenses serían constitutivos de un delito de extorsión, ciberamenazas, ciberextorsión y ciberacoso.