
Nekane Altzelai y Tasio Arrizabalaga han reclamado este viernes en nombre del Foro Social Permanente el impulso a la verdad para las víctimas de desapariciones forzadas. En Euskal Herria siete de ellas aún no han aparecido y en consecuencia no se han esclarecido sus casos. Este próximo lunes se celebra el Día Internacional de las Desapariciones Forzadas, con el auspicio de la ONU.
«La desaparición forzada es una grave vulneración de derechos humanos recogida en la Carta de las Naciones Unidas, además de una estrategia para infundir el terror entre la ciudadanía», apuntan como preámbulo. Y es que «la sensación de inseguridad que esa práctica genera no se limita a los parientes próximos de la persona hecha desaparecer, sino que afecta a su comunidad y al conjunto de la sociedad».
En el caso vasco apunta el Foro «siete casos documentados de personas que han sido hechas desaparecer y que aún continúan desaparecidas, a manos de muy diversos agentes que se han valido de la violencia».
Incluye aquí a los jóvenes coruñeses residentes en Irun José Humberto Fouz, Jorge Juan García Carneiro y Fernando Quiroga Veiga, desaparecidos entre Biarritz y Donibane Lohitzune en 1973; Eduardo Moreno Bergaretxe, ‘Pertur’, desaparecido en Behobia en julio de 1976; Tomás Hernández, desaparecido en Hendaia en 1979; José Miguel Etxeberria ‘Naparra’, desaparecido en junio de 1980; y Jean Louis ‘Popo’ Larre, desaparecido en 1983.
«Decimos ‘casos documentados’ porque somos conscientes de que podrían existir otros sobre los que diversos agentes continúan trabajando», advierte el Foro.
Añade aquí el recordatorio de otras desapariciones que se resolvieron posteriormente: dos policías hechos desaparecer en Hendaia y cuyos cadáveres fueron hallados un año después en Angelu; Bernardo Bidaola ‘Txirrita’, cuyo cuerpo apareció en 1976 un mes después en un lugar en que ya se había buscado insistentemente; Joxean Lasa y Joxi Zabala, hechos desaparecer en Baiona en 1983 y cuyos restos no se identificaron en Alicante hasta 1995; Mikel Zabaltza, al que se vio por última vez en el cuartel de Intxaurrondo y que apareció en el Bidasoa semanas después; y Jon Anza, que desapareció en Baiona y apareció en una morgue de Toulouse tiempo después.
«En definitiva, según las informaciones contrastadas en Euskal Herria se ha utilizado al menos en catorce ocasiones la desaparición forzosa y siete de ellas continúan en situación de desaparecidas», concluye el Foro.
«Relevancia absoluta»
Remarca que todas las víctimas tienen derecho a la verdad, la justicia y la reparación. Y apunta aquí que el primero de los tres parámetros «cobra una relevancia absoluta. El dolor y el sufrimiento que generan el desconocimiento del paradero y de las circunstancias de la desaparición son tremendos y muy difíciles de sanar. Así nos lo han comunicado en diversas ocasiones muchas víctimas de desapariciones forzadas que han participado en diversas iniciativas a nivel público y privado organizadas por el Foro Social Permanente».
«Es imprescindible» llegar a esa verdad, recalca el Foro. «Y ello es responsabilidad de la sociedad vasca en su conjunto, de su ciudadanía, de sus agentes institucionales y políticos y de sus organizaciones sociales», apunta.
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