Vivimos en un mundo dominado por lo visual. Lo que sucede a nuestro alrededor se asienta en el ocularcentrismo más pronunciado. Esto significa que todo los estímulos basan sus códigos en la vista frente al resto de posibilidades sensoriales y maneras de relacionarnos. Es por eso que nuestro entretenimiento está tan inclinado por la oferta que nos plantean las pantallas que nos rodean. Plataformas de streaming, teléfonos con acceso a toda la información del mundo, redes sociales que se nos acumulan a golpe de pulgar y que consumimos en fracciones de segundo. Incluso nuestra escritura ha adoptado abreviaturas, símbolos, caras sonrientes y gifs como vehículo de nuestros mensajes.
En este escenario el arte contemporáneo busca su lugar. En un momento en el que es tan fácil crear contenido las diferentes disciplinas intentan ubicar su práctica y resituarla en un nuevo contexto. Es el caso de la pintura. Desbordada por los ritmos inalcanzables del píxel y el algoritmo y cuestionada desde el surgimiento del arte conceptual y las segundas vanguardias, sobrevive aportando un valor propio que no parece amilanarse ante el devenir actual. Lo pictórico nos remite ahora paradójicamente a una cuestión casi táctil. A una relación entre el pigmento, el gesto y el resultado final. Una evocación de lo permanente y de una metodología mucho más pausada. Sin embargo, no da la espalda a todo este torbellino digital y es capaz de enfrentarse, adaptarse y hablar desde un lugar actual y responsable con su tiempo.
El pasado 20 de julio se inauguró un nuevo ciclo expositivo dedicado al programa Barriek impulsado por la Diputación Foral de Bizkaia. Por la Sala Rekalde de Bilbo y su característica sala acristalada llamada Gabinete Abstracto, pasarán las artistas premiadas de esta edición del 2021. Abre esta nueva etapa y hasta el 19 de septiembre la pintora Jenni Alvarado (Durango, 1981) con su proyecto ‘Objeto ritual’.
La muestra es eminentemente pictórica aunque cuenta también con piezas escultóricas y proyecciones audiovisuales. Se muestran los resultados de un trabajo realizado durante este último año que toma cuerpo expositivo en la galería de la Alameda Rekalde. Alvarado propone 16 cuadros en los que el retrato centraliza gran parte de su presencia. Con todo, el paisaje aparece en un lugar de importancia en la relación con la figura. Destacan los grandes formatos, en un montaje sin enmarcados y sin grandes distancias entre las piezas. En un vistazo general la pincelada viva y certera compone un ritmo visual potente de gran frescura que se asienta firmemente según nos acercamos a cada una de las pinturas.
La gasteiztarra Gala Knörr (Gasteiz, 1984) fue una de las artistas seleccionadas en la convocatoria de Proyectos Artísticos del Centro Cultural Montehermoso y presenta en la capital alavesa su proyecto ‘How to make friends and influence people’. El trabajo de Knörr se desenvuelve a la perfección en unos códigos generacionales atravesados por la cultura instantánea, los memes y los referentes pop. Desde una pintura que puede ser a la vez tan histriónica como hipnótica, es capaz de dotar de estatus a todos esos gigas que llenan las memorias de nuestros teléfonos y que desaparecen ante la llegada de lo nuevo. Una exposición en la que lo humorístico nos recibe sin remilgos pero que envuelve una reflexión profunda y necesaria sobre nuestra relación con la propia imagen. Boris Johnson, las famosas gorras de la campaña de Trump o imágenes de la serie Friends componen un lenguaje que acaba retorcido y exprimido hasta crear un nuevo sentido que solo la creación artística es capaz de provocar.