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Fallece tras una larga enfermedad el expresidente de Argelia Abdelaziz Buteflika

El expresidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, ha fallecido a los 84 años tras una larga enfermedad que le dejó inhabilitado. Líder del Movimiento de los No Alineados y presidente del país durante casi 20 años.

Partidarios de Buteflika arropando su candidatura a la presidencia en 2019 (Foto: RYAD KRAMDI | AFP)
Partidarios de Buteflika arropando su candidatura a la presidencia en 2019 (Foto: RYAD KRAMDI | AFP)

El expresidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, ha fallecido a los 84 años, según ha anunciado este viernes la Presidencia argelina.

Buteflika padecía las consecuencias de un derrame cerebral que sufrió en el año 2013, y que le dejó inhabilitado, sin capacidad de habla y movimiento autónomo. A partir de entonces sus apariciones públicas fueron muy limitadas. A pesar de ello se mantuvo en la Presidencia del país hasta 2019, cumpliendo casi 20 años en el cargo, al que accedió en 1999.

El expresidente presentó su renuncia después de que el Ejército demandase su inhabilitación por motivos de salud. La renuncia se produjo mientras miles de argelinos pedían que abandonara la presidencia. La decisión de presentarse a un quinto mandato provocó una amplia respuesta popular que terminó con su carrera política.

Buteflika, de líder revolucionario de la independencia a la destitución

El expresidente nació en 1937, sin que esté claro esté claro el lugar: la ciudad de Tlemcen, en el oeste de Argelia, o Uchda, en Marruecos. Con menos de 20 años se unió al Frente de Liberación Nacional que luchaba por la independencia del país contra el poder colonial francés.

Buteflika estuvo durante la guerra de independencia contra Francia en el círculo de Huari Bumediene que sería el segundo presidente del país tras la independencia alcanzada en 1962. A los 25 años fue nombrado ministro para Juventud y Turismo y de Exteriores un año más tarde.

El ministro de Exteriores de los No Alineados

Fue en este último cargo, en el que permaneció hasta 1979, en el que se convirtió en una de las figuras más conocidas del Movimiento de Países No Alineados, que reunió a la mayoría de países que alcanzaron la independencia tras la colonización. Abogó por la inclusión de China en Naciones Unidas y fue una voz importante contra el Apartheid en Sudáfrica.

Asimismo, se posicionó del lado del líder palestino Yaser Arafat en el conflicto palestino-israelí –llegando a invitarle a comparecer ante Naciones Unidas en 1974 cuando era presidente de la Asamblea General–, lo que supuso un paso histórico para el reconocimiento internacional de la causa palestina.

Un año después de la muerte de Bumediene fue cesado, momento en el que se abrió una investigación contra él por presunta corrupción, lo que le llevó a abandonar Argelia a principios de los ochenta, si bien volvió al país en 1987.

En 1991 estalló en Argelia la guerra civil después de que el Gobierno –con apoyo del Ejército– cancelara las elecciones parlamentarias tras la victoria en primera vuelta del islamista Frente Islámico de Salvación (FIS).

La figura de Buteflika, apoyado por las Fuerzas Armadas, resurgió a finales de los noventa y fue elegido presidente en abril de 1999 –una votación que tuvo lugar después de que el resto de candidatos retiraran sus candidaturas por temor a un fraude orquestado por el Ejército– con el compromiso de poner fin al conflicto.

Presidente de Argelia

Ya en el poder, aprobó una amnistía a los milicianos no responsables de asesinatos o violación que entregaran las armas, una ley que fue aprobada en referéndum en septiembre de ese año y que ayudó a reducir el nivel de violencia en el país y allanó el camino para el fin de la guerra en 2002.

El fin del conflicto, que supuso un impacto devastador para el país, llegó tras la eliminación casi total del Grupo Islámico Armado (GIA). Una escisión del GIA, el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), se mantuvo activo y juró posteriormente lealtad a la organización terrorista Al Qaeda y logró extender su influencia a zonas del sur sahariano del país, convirtiéndose en la principal amenaza de seguridad para el Gobierno de Buteflika tras la guerra civil.

Durante sus sucesivos mandatos, Buteflika logró estabilizar el país gracias al repunte económico que permitieron los ingresos por el petróleo y el gas, si bien la falta de  diversificación económica hizo a Argel dependiente de estos sectores.

Durante su largo mandato el país se vio sumido en un letargo político y económico por el inmovilismo del círculo de poder, integrado por numerosas figuras de la lucha por la independencia y empresarios cercanos, conocidos popularmente como «Le Pouvoir».

Esta situación fue generando un creciente malestar por la falta de perspectivas, se manifestó durante la «Primavera Arabe» y aumentó durante el último mandato de Buteflika, a pesar de una serie de reformas, más bien cosméticas, destinadas a aplacar el descontento.

Finalmente, Buteflika cayó en desgracia tras su intento de presentarse a un quinto mandato a pesar de llevar cinco años casi inhabilitado pro la enfermedad que padecía.

Su fallecimiento deja a Africa sin una de sus principales figuras del proceso de descolonización y del Movimiento de Países No Alineados que dio voz internacional a Africa, Asia y América Latina.