«La lava engulle las casas como si fueran de papel», ha explicado una vecina de uno de los núcleos desalojados por la erupción volcánica que el domingo pasado se inició en la zona de Cabeza de Vaca, en el municipio de El Paso (La Palma).

Beatriz tuvo que abandonar su casa horas antes de que comenzara la erupción y lo hizo con una persona de 91 años con problemas de movilidad, y con la incertidumbre de no saber si su vivienda se salvará.

El núcleo de La Laguna, donde tiene su casa, en principio está a salvo porque este martes la lava ha cogido el camino de Todoque, el barrio vecino. No obstante, lo siente igual porque tiene familia y amigos que han perdido todo por un fenómeno que «arrasa todo lo que encuentra por el camino», como afirma su amiga Pilar.

Beatriz comenta que muchos de quienes han perdido sus casas tenían esa sola vivienda, por lo que la situación es bastante dramática. «La zona afectada tiene mucha densidad de viviendas y es triste porque gente que ha peleado toda su vida por tener una propiedad, de buenas a primeras, lo pierde porque llega una cosa como esta».

«Para quienes no viven aquí esto es un evento llamativo e incluso bonito, pero la gente lo está pasando fatal», añade.

Dos grandes lenguas que avanzan a distinto ritmo

Por su parte, el director técnico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, ha explicado a los periodistas que la lava avanza de noreste a suroeste en dos grandes lenguas, una que avanza «más rápida y fluida» porque proviene de la nueva boca eruptiva y se superpone a la anterior, y otra que va más lenta, a tan solo 2 metros por hora, situada hacia el sur.

Morcuende no ha querido hacer cálculos sobre cuándo llegará la lava al mar ni ha precisado el número de viviendas afectadas, dado que la emergencia no ha finalizado –según el satélite Copernicus, son al menos 165–. Sí ha valorado que las evacuaciones se están realizando con éxito y que no ha habido incendios forestales que hubieran complicado aún más las labores de seguridad.

Lo que ya está confirmado es que la lava ha entrado en Todoque, un barrio ya desalojado, de unos 1.200 habitantes, en el municipio palmero de Los Llanos de Aridane, y que avanza a unos 120 metros por hora. El director del Pevolca ha explicado que el magma que sale de la nueva boca es más fluido y está encontrando «menos dificultades para moverse».

Además, ha informado de que la deformación acumulada de la superficie próxima a la zona de la erupción asciende a 25 centímetros, un «dato muy importante para demostrar la tensión» en la cámara interior del volcán y que «nos dice que va a seguir habiendo erupción». «Mientras haya deformación, estamos con un problema claro. Este es el dato fundamental», ha subrayado.

Y ha indicado que se estudiará la posibilidad de que personas de los núcleos evacuados y a los que la lava no llegó regresen a sus viviendas.

Lluvia de cenizas en el sur de la isla

«Vivimos en un nerviosismo continuo». Así se sienten muchos de los vecinos y vecinas del municipio del Paso que han tenido que dejar sus casas de forma preventiva ante el avance de las coladas del volcán, que este martes ha dejado en el sur de la isla la primera lluvia de cenizas.

El nerviosismo está justificado. Algunos saben que irremediablemente el caminar de la lava se tragará sus casas y, por eso, han intentado sacar cuantos enseres han podido, apoyados por los servicios de emergencia.

El alcalde del Paso, Sergio Rodríguez, ha indicado que las personas desalojadas viven una continua incertidumbre por saber en qué estado se encuentran sus propiedades. «Ya hay que ir pensando en las líneas de ayuda para los afectados», ha manifestado.

Mientras, en la plaza de Tajuya, que se ha convertido en el balcón desde donde ver la erupción y el plató de las televisiones, la lluvia de ceniza también se ha hecho presente debido al cambio de dirección del viento.